En Uruguay comienza la venta en las farmacias de la "marihuana de Estado"

Debut histórico, pero también con dudas y polémicas

Festejos en Montevideo tras la aprobación en diciembre del 2013 de la histórica reforma sobre la marihuana

A pesar de la ola de frío polar, a las 8 de la mañana ya eran visibles largas colas en frente a cuatro farmacias de Montevideo, que marcaban la llegada de una fecha histórica: por primera vez en el mundo, en Uruguay los consumidores de marihuana pueden comprar "yerba" producida y distribuida por el Estado.

Los adquirientes de cannabis psicoactivo de uso no médico -pues tal es su definición oficial- se despertaron temprano. A las diez de la mañana, en la única farmacia acreditada para la venta en Pocitos, el barrio más poblado de la capital uruguaya, ya habían efectuado decenas de ventas.
Cada consumidor, inscrito precedentemente en un registro oficial, puede comprar uno o dos paquetes de 5 gramos por semana, con un precio de aproximadamente 6,5 dólares cada uno.
Hay dos versiones disponibles de marihuana, Alfa 1 y Beta1, provenientes de plantas de cannabis indica o cannabis sativa.
Las plantas son cultivadas por dos empresas que se han visto adjudicar sendas licencias en una licitación del Instituto para la Reglamentación y el Control del Cannabis (IRCCA), en una serie de invernaderos construidos sobre terrenos militares, con fuertes medidas de seguridad, en las afueras de Montevideo.
La "yerba de Estado" representa la tercera y última fase de la reforma lanzada por el gobierno uruguayo en el 2013, luego de la reglamentación del cultivo doméstico (hasta ahora, poco menos de 7 mil inscriptos) y de los círculos o clubes de consumidores (hasta ahora, 63).

No han faltado sin embargo los problemas y las críticas.
Ante todo, el número de consumidores registrados (poco menos de 5 mil) es claramente inferior a las expectativas del gobierno, así como el número de farmacias donde se vende marihuana. De hecho, en 8 de los 19 departamentos del Uruguay no existe ningún punto de venta y en Montevideo, donde se concentra el 60% de la demanda, hay sólo cuatro.
A esto se agrega la preocupación de los consumidores, luego de que se supo que la marihuana de Estado tiene un 2% de contenido de THC -el principal componente psicoactivo de la planta- muy inferior al de la "yerba" que se consigue en el mercado ilegal (entre 7 y 10%).

Aún así, y a pesar de algunos problemas técnicos con los captadores de huellas digitales -garantes tecnológicos del anonimato de los consumidores, que no tienen que identificarse en el momento de la compra- que volvieron engorrosas las operaciones en la jornada inaugural del nuevo sistema, en las colas de las farmacias se respiraba un clima optimista.
"Claro que no me gusta estar fichado por las autoridades porque fumo, y eso del 2% de THC, la verdad, es algo ridículo", admitió Antonio, de 40 y tantos años, que se define consumidor oficial. Pero enseguida agregó: "Tampoco hay que olvidarse que hasta hace muy poco esto parecía una utopía inalcanzable: me estoy por fumar un porro armado con marihuana que acabo de comprar legalmente en una farmacia".