Temer mientras negocia su salida dijo que tendrán que derribarlo para que abandone su cargo

Nueve pedidos de juicio político enfrentan esta semana al presidente.



El presidente de Brasil, Michel Temer, afirmó que renunciar sería admitir la culpa de los cargos de corrupción que le imputan, y desafió a que lo derriben del cargo.

"Mantengo la serenidad: no voy a renunciar. Si quieren, que me derriben, porque si yo presento la renuncia es una declaración de culpa”, dijo Temer en una entrevista con el diario Folha de Sao Paulo ofrecida anoche en el Palacio de la Alvorada.

Esta fue la primera entrevista que el mandatario ofrece desde que el Supremo Tribunal Federal abrió una investigación sobre corrupción, obstrucción de la justicia y asociación ilícita en su contra, tras haber sido grabado en forma secreta por el empresario corruptor confeso Joesley Batista, dueño del gigante de los alimentos JBS, el mayor frigorífico del mundo.

Temer dijo que recibió en su residencia oficial al empresario que “estuvo 15 días entrenando para llevar la conversación a favor de su delación”.

La grabación presenta a Temer avalando un pago sistemático de sobornos de JBS para supuestamente comprar el silencio del ex presidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha y mandando a negociar con su ex asesor personal y diputado Rodrigo Rocha Loures, filmado días después recibiendo sobornos por 500.000 reales en una pizzería de San Pablo.

La acción fue filmada por la policía federal, las valijas de dinero tenían chips para rastrearlos y los billetes estaban marcados.

Sin citarlo, envió una crítica hacia la fiscalía general de la República (PGR), dirigida por Rodrigo Janot, por el acuerdo de delación premiada firmado por Joesley y Wesley Batista, quienes el 10 de mayo se mudaron prácticamente a Estados Unidos en libertad, luego de haber confesado haber corrompido a más de 1.800 políticos. Temer dijo que cree que tendrá fuerza política en las próximas semanas para aprobar la reforma laboral y la jubilatoria, en el marco del plan de ajuste fiscal, y que la fidelidad del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), su principal socio político, va hasta el 31 de diciembre de 2018.