Ubaldini, Moyano, Baradel




Raúl Alfonsín eligió como enemigo a Saúl Ubaldini. Al cervecero líder de la CGT Brasil apuntaban los dardos. Lo llamó "mantequita lloroso", burlándose de la forma sentida de hablar de Saúl Edolver, como si estuviera por llorar. Ubaldini le respondió con el histórico:"llorar es un sentimiento, pero mentir es un pecado".

Ubaldini se convirtió en el líder de los que rechazaban a Alfonsín por izquierda, por derecha y fundamentalmente desde el peronismo.



Sus 13 paros generales fueron acompañados de monumentales movilizaciones donde se coreaban cánticos y consignas contra Alfonsín.

Fue un error por parte de Alfonsín, el mismo error que cometió Jaruzelsky con Lech Walesa.



Años más tarde De la Rúa ponía al MTA y a su líder Hugo Moyano en el lugar del enemigo, y Moyano se convirtió en el rival de De la Rúa. Cuando se impuso el corralito y la crisis descorazonó al último de los partidarios del gobierno, Moyano fue la marca política continente de ese desencanto.



Sus marchas se volvieron multitudinarios y su liderazgo en una central paralela barrió con el liderazgo de los "gordos" de la CGT.

Fue un error haber elegido a Moyano como enemigo.

Macri mencionó a Baradel:  "Baradel no necesita que nadie lo cuide", y se puso a él mismo en un ring con Roberto Baradel. La sacó a Vidal, grave error. Vidal era la contrafigura eficaz, que hasta acá les había funcionado.

Macri erigió a Baradel en el referente de todo aquel que rechaza, desprecia u odia al macrismo.

Los sindicalistas tienen una ventaja clara funcional frente a los políticos. Es muy difícil ganarles.

Desde una gestión golpeada por denuncias de corrupción cuando se prometió transparencia y una economía que no sólo que no arranca sino que cae con las fabricas que cierram despiden o suspenden, las pymes que cierran, despiden o se achican, los locales vacíos, los ciudadanos que se achican en sus gastos cada día más, es difícil clivar con alguien que pide que los trabajadores vivan mejor.

Claro que el gobierno tiene a Clarín, Nación, el grupo América y un nutrido colectivo de periodistas cautivos y o militantes. Pero tienen un límite se empieza a notar. La realidad no obedece.


Los sindicatos tienen 2 ventajas sobre la política


1) Algunos, los más "gordos", podrán arreglar, pero tienen un límite, las bases. Si la cosa se pone complicada, quiebran todas las roscas y todos los acuerdos y aseguran su supervivencia y le cumplen a las bases.




2) Tienen poder de fuego. Un diputado opositor más que votar en contra no puede hacer nada. Los sindicatos te pueden parar el país, tienen poder para complicar el funcionamiento de las cosas.


Macri lo erigió a Baradel en su enemigo olvidando que un 30% del electorado lo rechaza aunque haga todo bien, un 30 % lo apoya en forma incondicional, pero el 40 del medio fluctúa, y a muchos de ese 40 la crisis los aleja, y muchos de ellos buscan nuevos liderazgos que los contengan.