La mitad de los latinoamericanos come mal

Nuevo informe de la FAO advirtió sobrepeso de la población


La mala alimentación amenaza a las nuevas generaciones de latinoamericanos y caribeños que, salvo Haití, han pasado de disminuir el hambre y la desnutrición a padecer sobrepeso y obesidad.

Estos últimos males siguen siendo mayores entre los sectores más vulnerables, niños y mujeres, señaló el informe conjunto del Fondo de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (Fao) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Aunque aún 33,4 millones de personas se levantan con sus estómagos vacíos (5,5% de la población regional), 360 millones sufren de sobrepeso y 140 millones de obesidad. Un total de 3,9 millones son niños, 2,5 millones de los cuales viven en Sudamérica, y 1,1 millones en Centroamérica. "América Latina y el Caribe deben enfrentar todas las formas del hambre y la malnutrición para poder cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible, vinculando seguridad alimentaria, sostenibilidad, agricultura, nutrición y salud", resumió Eve Crowley, representante regional de la FAO.

El Panorama de la Seguridad Alimentaria señaló que el cambio en los patrones de comidas de los últimos 25 años ha sido la causa de este sobrepeso y obesidad.
El crecimiento económico, el aumento de la urbanización y los ingresos medios de las personas y la integración de la región en los mercados internacionales han reducido el consumo de preparaciones tradicionales. Así ha aumentado el consumo de productos ultra procesados, problema que afecta con mayor fuerza a las zonas y países que son importadores netos de alimentos.
Frente a esta situación, la FAO y la OPS llamaron a promover sistemas alimentarios saludables y sostenibles que liguen agricultura, alimentación con nutrición y salud. Urgieron a que los Estados fomenten la producción sostenible de alimentos frescos, seguros y nutritivos, asegurando su oferta, diversidad y acceso a los mismos. Pidieron políticas complementarias de educación nutricional y advertencias para los consumidores sobre la composición nutricional de alimentos altos en azúcar, grasas y sal.

Todo esto, sin aflojar en los esfuerzos por seguir disminuyendo la desnutrición crónica infantil (baja talla para la edad) que ha caído del 24,5% en 1990 a 11,3% en 2015, una reducción de 7,8 millones de niños. Pero aún quedan 6,1 millones de niños con desnutrición crónica: 3,3 millones en Sudamérica, 2,6 millones en Centroamérica y 200 mil del Caribe. En tanto, 700 mil niños y niñas sufren desnutrición aguda, el 1,3% de los menores de 5 años.

Los niños con mayor desnutrición viven en zonas rurales. "Ahí es donde los gobiernos deben enfocar sus esfuerzos", dijo Crowley.
Las prevalencias más altas de desnutrición crónica infantil en la región se pueden observar en Guatemala y Ecuador, mientras que Chile y Santa Lucía tienen las tasas más bajas.
El informe destacó las políticas de Barbados, Dominica y México de poner impuestos a las bebidas azucaradas, y de Bolivia, Chile, Perú y Ecuador de promulgar leyes de alimentación saludable que regulan la publicidad y/o etiquetado de alimentos.
Estas medidas deben complementarse con políticas que aumenten la oferta y acceso a alimentos frescos y agua segura, fortalecimiento de la agricultura familiar, implementación de circuitos cortos de producción y comercialización de alimentos, sistemas de compras públicas y programas de educación alimentaria.

Crowley observó que la trayectoria actual del crecimiento agrícola regional es insostenible, entre otros factores, por el impacto en los ecosistemas y recursos naturales de la región. "La sostenibilidad de la oferta alimentaria y su diversidad futura se encuentran bajo amenaza, a menos que cambiemos la forma en que hacemos las cosas", dijo.
Añadió que 127 millones de toneladas de alimentos se pierden o desperdician anualmente en América Latina y el Caribe.