La familia de Martiniano detrás de la ruptura entre el la UCR y el PRO en Quilmes

Crisis en Quilmes

El acuerdo político entre la UCR y el PRO entró en crisis en las últimas horas. A la ruptura del bloque, se le sumó la renuncia del secretario de Gobierno. La familia del intendente detrás de las presiones con el radicalismo.

Finalmente, el acuerdo político entre las dos principales fuerzas de la alianza Cambiemos, el radicalismo y el macrismo, entró en crisis en Quilmes. La tensa historia tuvo sus dos más recientes capítulos ayer, el primero luego de que los concejales del histórico partido rompieran con el oficialismo, y el segundo con renuncia del secretario de Gobierno local, Fernando Pérez. Si bien el funcionario disfrazó su decisión con un "pedido de licencia", este medio pudo saber que después de los 30 días que solicitó "no piensa volver" y dedicará todos sus esfuerzos a su segunda función pública, la de diputado provincial.

El desenlace surgió luego de que despidieran al subsecretario de Servicios Públicos local, Víctor Maruchi, hombre que responde políticamente a Pérez. Si bien desde el propio radicalismo se encargaron de aclarar que no es una ruptura del frente electoral ni una pelea con Martiniano, todo pareciera indicar que la tensión se inició desde el propio entorno familiar del jefe comunal.

Uno de los principales actores del Gobierno, el secretario general Tomás Esteban Molina, hermano de Martiniano, y la presidenta del bloque de Cambiemos en el Concejo Deliberante, Raquel Coldani, actual pareja del padre del intendente, son los referentes que el radicalismo tiene como adversarios internos.

En este contexto, se especula con que el hermano del alcalde macrista es quien en verdad “maneja” los acuerdos de gestión, instancia en la que el radicalismo salió desfavorecido, situación que se replica en la provincia y en numerosos distritos bonaerenses. Asimismo, la falta de experiencia de la presidenta de la bancada oficialista en temas legislativos arrastró a toda la alianza a pagar el costo político por el veto a la ordenanza de centros culturales. Es que en la sesión en la que se trató esta decisión del Ejecutivo, la concejala faltó, en una clara maniobra para no perjudicarse.

Ahora, con la ruptura del bloque y el alejamiento de Pérez, sólo habrá que esperar para ver cómo decide continuar esta historia Martiniano. En el corto plazo deberá sortear las problemáticas de gestión sin el mismo respaldo del partido centenario, y a futuro, de continuar la pelea, deberá hacerse de una estructura política que le permita sobrellevar la campaña electoral del año que viene.