El PRI perdió seis gobernaciones y la derecha mexicana busca unir a la oposición

El partido de Peña Nieto perdió seis gobernaciones y se complicó para la presidencial. El PAN quedó bien parado.

Manlio Fabio Beltrones, presidente del PRI



El Partido Revolucionario Institucional (PRI), del presidente Enrique Peña Nieto, tuvo una de sus peores elecciones en la jornada del domingo y parece allanarle el camino al centroderechista Partido Acción Nacional (PAN) para volver al poder en México.


El oficialismo mexicano perdió las gobernaciones de seis estados que ponía en juego (en una jornada donde se disputaban 12 gobernaciones y se elegían constituyentes en la Ciudad de México), algunos de las cuales nunca habían sido gobernados por otros partidos, como Veracruz o Durango.



La estrategia del PRI estuvo en manos de Manlio Fabio Beltrones, presidente del partido y rival interno de Peña Nieto que le gana la candidatura en la anterior elección presidencial. Manlio apostaba todo a los comicios de ayer y había puesto como meta retener las nueve gobernaciones que ponía en juego el oficialismo. Si lograba esa meta, su candidatura para las próximas elecciones presidenciales sería un hecho, consideraba.



Pero Manlio estuvo lejos de cumplir su meta de '9 de 9'. Incluso, lejos estuvieron sus rivales internos que con pesimismo imaginaban que el PRI solo podría ganar en siete estados. Al final del día, el PRI retuvo tres gobernaciones (Zacatecas, Tlaxcala e Hidalgo) y ganó dos nuevas (Sinaloa y Oaxaca).



El resultado es un golpe letal a las aspiraciones presidenciales de Manlio, que además abrió la puerta a su salida del partido. Quien quedó potenciado en la interna del PRI es Miguel Ángel Osorio Chong, el secretario de Gobierno y número dos de la administración nacional.



Sin embargo, las perspectivas del PRI de mantenerse en el poder quedaron muy complicadas sea cual sea el candidato. El impacto de los escándalos de corrupción que salpican a Peña Nieto, la inseguridad y el modesto crecimiento de la economía, son un lastre para cualquier oficialista.



El PAN se posiciona



En cambio, el PAN retuvo Puebla y le arrebató al PRI Chihuahua, Aguascalientes, Tamaulipas, Durango, Quintana Roo y Veracruz (el tercer estado más poblado del país). Una victoria contundente que deja al partido (que gobernó entre 2000 y 2012 con Vicente Fox y Felipe Calderón) bien posicionado para volver al poder en 2018.



Ricardo Anaya, el presidente del PAN

Puertas adentro del PAN el gran ganador fue Ricardo Anaya, el presidente del partido y uno de los aspirantes a conseguir la candidatura para las presidenciales de 2018.

Anaya fue el artífice de una polémica alianza con el centroizquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) en algunos estados donde el PAN no estaba en condiciones de ganarle al PRI. Por esa estrategia fue muy criticado y acusado de quitarle al partido su histórico perfil de centroderecha.


Sin embargo, gracias a esa alianza ganó en Durango, Quintana Roo y Veracruz, tres estados donde jamás gobernó otro partido que no sea el PRI. Con estos resultados, el PAN consigue un record de triunfos que no tuvo ni siquiera cuando fue gobierno con Fox y Calderón.

Con este triunfo, Anaya logró convertirse en un candidato fuerte para la carrera presidencial y un competidor importante con la hasta ahora principal aspirante dentro del PAN, Margarita Zavala, la esposa de Calderón. La mujer es la mejor posicionada en las encuestas pero la complica su falta de experiencia, algo que Anaya podría explotar junto con su capacidad de conducción del partido.


El PAN es un partido muy al estilo el PRO argentino pero con un corte ideológico más clásico, de centroderecha y liberal. Esa posición más marcada es la que generó controversias por la alianza con el PRD, el anterior partido del líder izquierdista Andrés Manuel López Obrador.

López Obrador


El lugar de la izquierda

La jornada de este domingo tuvo sabor agridulce para López Obrador. Después de las elecciones presidenciales de 2012, el dirigente rompió con el PRD y creó su propio partido, Morena, con el que en esta elección buscaba lograr un salto y quedar bien posicionado para 2018.



El objetivo de Morena era conseguir sus primeras gobernaciones para superar el que es su principal déficit: a pesar de su relevancia nacional, no gobierna ningún estado. Sus principales objetivos eran Zacatecas y Veracruz, pero cayó ante el PRI y el PAN-PRD, respectivamente. En el caso de Veracruz, la diferencia era exigua y el recuento era muy lento, por lo que Morena todavía tenía esperanzas de revertir el resultado.


Sin embargo, el partido de López Obrador ya había logrado duplicar su cantidad de votos a nivel respecto a los comicios del año pasado. Aunque tuvo peores resultados en Aguascalientes, Chihuahua, Sinaloa y Tamaulipas, logró mejoras significativas en Veracruz y Quintana Roo.


El resultado más notorio para López Obrador se dio en la Ciudad de México (donde fue jefe de Gobierno), donde se elegían constituyentes. Allí, Morena le ganó por 5 puntos al PRD, del alcalde Miguel Ángel Mancera, otro de los grandes derrotados de la jornada.

Miguel Ángel Mancera

Mancera se había jugado todo a la elección de constituyentes (que deberán aprobar el proyecto de Constitución de la Ciudad de México en 2017) para tratar de reflotar su golpeada gestión, pero perdió contra Morena y además logró que apenas el 28% del padrón participe en la elección. Es la tercera elección consecutiva que pierde en su distrito.