Por temor a protestas, el Gobierno limita al máximo los contactos espontáneos de Macri con gente


La Casa Rosada blinda las apariciones en espacios públicos, lo que muestra al Presidente en soledad.

Macri presenta su ofrenda floral a los caídos en Malvinas, en una desolada Plaza San Martín.




El equipo más cercano a Mauricio Macri tomó la decisión que es preferible mostrar al Presidente en soledad que arriesgarse a sufrir en directo una protestas o un escrache. Esto quedó en absoluta evidencia cuando en el homenaje a las víctimas de la Dictadura que compartió con su par norteamericano Barack Obama en el Parque de la Memoria de la Costanera, directamente se cerró el acceso al predio hasta a familiares de los desaparecidos.

Ayer a la mañana volvió a repetirse la escena: Macri entregó una ofrenda en conmemoración de los caídos en la guerra de Malvinas, en una desolada Plaza San Martín. Las imágenes son contundentes, se ve al Presidente en absoluta soledad, rodeado por apenas un puñado de funcionarios y invitados especiales cuidadosamente escogidos y que no superan la decena.

El Gobierno optó por limitar al máximo la interacción espontánea de Macri con la gente, priorizando la edición de planos cercanos, que luego se difunden por las redes sociales.

El homenaje estuvo rodeado además de nerviosas idas y vueltas en el Gobierno -como sucedió con el del 24 de Marzo- y durante la semana incluso se especuló con que por primera vez en años el presidente podría no estar presente en ningún homenaje a los caídos en la guerra contra Inglaterra.

Finalmente se optó porque Macri concurriera a una custodiada Plaza San Martín a brindar un muy sobrio homenaje de entrega de flores, sin discurso ni presencia abierta de gente. La ceremonia luego fue editada en un cuidado video difundido por Facebook, la herramienta de comunicación preferida del equipo de Marcos Peña, que permite un control absoluto sobre el mensaje que se emite.

El costo obvio de esta estrategia es que refuerza la idea de un Presidente alejado de la gente, justo cuando su Gobierno profundiza una serie de medidas de ajuste que pegan fuerte entre la población más vulnerable en términos económicos.


Pero la decisión parece tomada y acaso responda a un reconocimiento del PRO de sus propias limitaciones. Una de ellas es su escasa capacidad de movilización, algo que le sobraba al kirchnerismo.


Macri empezó a percibir el riesgo de un disgusto inesperado -que los medios podían viralizar al infinito- cuando a pocos días de asumir el poder, inauguró el tramo del tren eléctrico entre Quilmes y Constitución y las propias imágenes de Presidencia mostraron vecinos con carteles de repudio que rezaban "Macri=Hambre", exponiendo además al Presidente a un comentario poco afortunado.


Macri no quiso que volviera a repetirse y nunca más apareció gente desconocida en sus actos públicos, que por las dudas fueron pocos.


Durante el Gobierno de Macri, cada vez que un presidente extranjero visitó la Casa Rosada, la Plaza de Mayo fue cortada por la mitad para evitar contratiempos. Le vino bien el día que recibió al presidente de Francia, François Hollande. La marcha convocada por ATE quedó contenida en las inmediaciones del Cabildo.



Pero el celo del Gobierno se está extremando: Ahora, si el Presidente camina por un espacio público, directamente se busca que no haya nadie transitando en una amplia zona de "contención".



Ocurrió durante la visita de Barack Obama. La Costanera quedó cortada varias cuadras antes del Parque de la Memoria y nadie pudo asomarse. De hecho, los pocos que intentaron sortear las vallas para entregarle al Presidente un petitorio, como el amigo del Papa Francisco, Eduardo Murúa, fueron detenidos por la Policía Federal.



La noche anterior, ambos presidentes habían compartido una cena en el Centro Cultural Kirchner. En este caso, el Gobierno limitó la circulación de manera extrema, llegando a estar bloqueada la avenida Alem desde la avenida Corrientes hasta Retiro.



Ni los policías encargados de custodiar las calles entendían las razonas de tamaño operativo, cuando le impedían el paso a colectiveros y taxistas.