Trump y Clinton sumaron victorias muy importantes


Trump ganó en cinco estados y Ted Cruz se queda con Texas, el premio mayor para los republicanos. Del lado demócrata, Hillary se impuso en seis estados y su rival Sanders ganó en Vermont y Oklahoma.

Los norteamericanos participaron ayer del Supermartes, jornada de primarias donde demócratas y republicanos votaron en 12 estados y en la que consolidaron su liderazgo Hillary Clinton y Donald Trump. Al cierre de esta edición, la ex secretaria de Estado ganaba en Alabama, Arkansas, Georgia, Tennessee, Virginia y Texas. Mientras que su rival demócrata Bernie Sanders contaba con victorias en su estado Vermont y Oklahoma. Del lado republicano, el magnate Trump se imponía en Georgia, Massachusetts, Alabama, Tennessee y Virginia. El republicano Ted Cruz ganó en su estado Texas, el premio gordo en la contienda de su partido (con 155 delegados) y también en Oklahoma. El resultado seguía abierto para los republicanos en Vermont, Arkansas, Minnesota y Alaska y para los demócratas en Colorado, Minnesota y Massachusetts.


El estado de Virginia dio la largada a una maratón electoral que terminará en las primeras horas de hoy, cuando cierre el último puesto de votación en Alaska. Se trata de una votación decisiva en la carrera por las nominaciones partidarias, por el enorme número de delegados a las convenciones que están en disputa en la docena de estados.

La precandidata demócrata se alzó victoriosa en Virginia, donde se disputaban 110 delegados; Georgia, donde estaban en juego 116 delegados, Tennesse, con 76 delegados, Arkansas (37 delegados), en Texas (252 delegados) y Alabama (60 delegados). El senador Sanders ganó en Vermont (26 delegados) y en Oklahoma (42 delegados).

El republicano Trump ganó en Georgia, donde se repartían 76 delegados, Alabama (50 delegados), Tennessee (58 delegados), Virginia (49), Massachusetts (42 delegados). En Texas (155 delegados) se impuso Ted Cruz con el 39 por ciento, quien también ganó en Oklahoma (43 delegados).

En un discurso ante sus seguidores en Miami, Clinton dijo que “ha quedado claro esta noche que lo que está en juego en esta elección nunca ha sido tan elevado, aunque la retórica que escuchamos de nuestros adversarios nunca ha sido tan baja”. De acuerdo con la ex primera dama, “tratar de dividir a los estadounidenses entre ‘nosotros y ellos’ es equivocado”.

Clinton repitió frases de sus más recientes discursos, como la necesidad de “romper barreras” y “crecer juntos”.

La precandidata demócrata inició la campaña como favorita absoluta, hasta que la “revolución política” de Sanders, el socialista democrático que arremete contra la banca y las grandes corporaciones, sedujeron a muchos votantes, especialmente a los jóvenes. Pero una fuerte campaña de críticas a Sanders, lanzada en las últimas dos semanas, y la aplastante victoria de la ex primera dama en Carolina del Sur parecieron devolver a Clinton el liderazgo y la autoconfianza previo de una jornada fundamental como la del Supermartes.

Entre los demócratas, serán atribuidos 19 por ciento de los delegados a la convención del partido, en el indirecto sistema electoral estadounidense, pero la apuesta es mayor para los republicanos, que determinarán 24 por ciento de sus delegados, casi la mitad de los necesarios para ganar la disputa interna.

Ante sus simpatizantes en Florida, Trump se mostró contento de haber ganado en las primarias de su partido y puso la mira en Clinton, seguro de quedarse con la nominación presidencial. “Una vez que termine con esto, voy a ir detrás de una sola persona: Hillary Clinton”. Trump recibió un apoyo de peso del ex aspirante presidencial y gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, pero algunos conservadores ya adelantaron públicamente que no votarán por el magnate si gana la nominación del partido, que vive una crisis de identidad sin precedentes. Según un sondeo publicado ayer por la cadena de televisión CNN, los demócratas Clinton o Bernie Sanders ganarían un eventual duelo frente a Trump, con un margen ligeramente más cómodo para Sanders (55 contra 43 por ciento) que para la ex secretaria de Estado (52 frente a 44 por ciento).

“Esto es realmente un movimiento”, dijo Trump el lunes en un mitin en el sureño Estado de Georgia, al repetir su promesa de construir un muro en la frontera que separa a Estados Unidos de México para frenar la migración clandestina. “Mis seguidores no son gente enojada. Yo no soy una persona enojada, pero hay rabia en el partido con el gobierno del presidente Barack Obama”, afirmó ayer en una entrevista con la cadena televisiva Fox News, repitiendo un tema de su campaña.

Sus dos principales rivales son los senadores de origen hispano Ted Cruz y Marco Rubio, de estilos e ideologías opuestas, que intentan desesperadamente unir al partido contra el hombre de negocios que consideran no es lo suficientemente conservador. Incapaces de achicar la distancia que los separan del multimillonario, Cruz y Rubio pasaron a usar las mismas armas de Trump, y la campaña se transformó en un festival bizarro de insultos, golpes bajos y discursos que incluyen menciones a calzoncillos sucios, a la transpiración y alusiones a la confiabilidad de hombres con manos pequeñas. En la jornada de ayer, el que logró una victoria valiosísima fue Cruz, mientras que Rubio parecía tener chances de ganar en Minnesota, según las proyecciones en ese estado, al cierre de esta edición. Los otros precandidatos republicanos, John Kasich y Ben Carson, no lograban repuntar en ninguna de las contiendas de ayer.

Trump respondió a las críticas y acusó a Cruz de no hacer nada por su estado de Texas y a Rubio de hacer un trabajo horrible en Florida, su estado natal. Uno de los más respetados dirigentes republicanos, el senador John McCain (que compitió con Obama en 2008), reconoció que era perturbador el nivel al que había caído la campaña de su partido. McCain hizo votos para que el nivel del debate mejorase y mostró su esperanza al afirmar que “podamos tener una campaña presidencial que no se concentre en el tamaño de las orejas de un adversario o si transpira mucho”.