La demografía le juega en contra a los republicanos

En 2012, aproximadamente nueve de cada diez personas que votaron por Mitt Romney, el candidato republicano, eran blancos no hispanos. De hecho, a Barack Obama le votaron muy pocos blancos, en comparación con su adversario. En algunos estados norteamericanos obtuvo incluso resultados mínimos entre esta población: en Mississippi consiguió sólo el 10 % de voto blanco, en Alabama un 15 %, en Carolina del norte un 31 %, en Virginia un 37 %. Romney obtuvo el 59 por ciento del voto blanco. Nadie que hubiera conseguido el 59 por ciento de los votos de los blancos había perdido en toda la historia electoral estadounidense, pero Romney perdió las elecciones. Algo estaba cambiando.

Hace 4 años, los blancos seguían siendo la mayor parte del electorado (72 %), pero ni eso fue suficiente. El 13 % fueron afroamericanos, el 10 % latinos (eran el 9 % en 2008 y el 8 % en 2004) y el 3 % asiáticos. A favor de Obama votaron el 93 % de los afroamericanos, el 71 % de los latinos y solo el 39 % de los blancos. Si contamos sólo los votos emitidos por los blancos, Obama habría perdido las elecciones 68-438. Por el contrario, si contamos sólo los votos emitidos por los no blancos, Romney no habría ganado ni un solo voto electoral. También aumentó mucho el número de jóvenes que se decantaron por los demócratas (19 % del electorado). El 60 % de ellos votaron por Obama. El “banco electoral” republicano, sin embargo, estaba en los mayores de 65 años. El 56 % de ellos votó por Romney.

¿Pero qué está pasando? Matemáticas, demografía, llamenlo como quieran.




Durante las últimas dos décadas, la parte asiática del electorado se ha triplicado y la parte hispana se ha quintuplicado. En 2012 los hispanos fueron una parte sustancial de los votantes en los estados claves de Colorado (14 por ciento), Florida (17 por ciento), y Nevada (19 por ciento).

Bajan los votantes blancos y aumentan los no blancos. Y, además estos “no blancos” tienen muchos más hijos e hijas (por cuestión de edad).

Cada 30 segundos, un ciudadano Latino cumple 18 años y se convierte en potencial votante. Son 66.000 cada mes.

El crecimiento entre los blancos está estancado. En 1990, el 32 por ciento de la población menor de 20 años era de una minoría, en julio de 2012, el 47 por ciento de los 82,5 millones de personas menores de 20 años en los Estados Unidos eran de minorías. Con estas cifras, se calcula que el voto de la minoría hispana llegará al 20 % en 2024.

Lo más interesante es, como indica Chris Cillizza, que además este cambio afecta a unos estados más que a otros, y que muchos de estos estados eran tradicionalmente republicanos. La concentración de población joven de minorías en el suroeste y sur significa que estados como Texas y Arizona, así como Georgia y Carolina del Sur -los cuales han sido reductos conservadores a nivel presidencial durante décadas- podrían estar en peligro real para el partido republicano a medio y largo plazo. Yo añadiría que incluso a corto, si no cambian las cosas.



Como indica Cilliza en otro artículo (que recomiendo), en las últimas seis elecciones presidenciales, incluyendo 2012, el candidato demócrata tiene un promedio de 327 votos electorales, mientras que el candidato republicano ha promediado apenas 210. Un candidato necesita 270, una mayoría simple del total de 538 votos electorales, para ser elegido. De 1968 a 1988, el promedio de los candidatos presidenciales republicanos la friolera de 417 votos electorales por elección mientras que los demócratas lograron sólo 113. Si ahora pierde en sus estados comodines del sur y sudeste, los republicanos la tienen más difícil.

Mientras tanto, los demócratas han ampliado su mapa en los últimos años gracias a las grandes mayorías que ganan entre los votantes negros e hispanos. En Maryland, por ejemplo, Obama ganó sólo el 43 por ciento de los votantes blancos. Los afroamericanos, que representaron el 28 por ciento de los votantes y le dieron el 97 por ciento de sus votos, hicieron que Obama ganara con un contundente 62 % ese estado. En cambio, los republicanos no han ganado ningún nuevo estado. Por su parte, estados que eran siempre republicanos, como Carolina del Norte, Virginia y Florida ahora son swing states.

El problema es enorme para los republicanos. Cada nuevo voto es un voto a los demócratas, y eso les hace perder estados, cada vez más. Y a menos estados donde gane, menos posibilidades hay de que ningún republicano llegue jamás a la Casa Blanca de nuevo. Esta tabla es muy clara al respecto:



¿Pero los republicanos no se dieron cuenta?

Sí.

Incluso tienen bastante claro a quien deben acercarse, a los afroamericanos más que a los latinos. Si consiguen disminuir el grandísimo porcentaje de voto negro a los demócratas tendrán mucho ganado. Sin embargo no consiguen hacerlo.



El gran número de radicales ultraconservadores que se presentan en las primarias hace que todo el mensaje republicano, también del resto de candidatos más moderados, se vaya más y más hacia el conservadurismo, y menos hacia los derechos y libertades. Se olvidan de los latinos (y los menosprecian Trump-) y no consiguen encontrar ningún mensaje para los afroamericanos.



Este escenario se da en elecciones presidenciales con mucha participación, y siempre y cuando los demócratas vayan a votar. Por ejemplo, en las de medio término de 2014 no fueron masivamente y ganaron los republicanos. Dependiendo de quien gane las primarias republicanas estarán más activos que de costumbre, lo que sería una mala noticia para los del GOP.



Por ejemplo, si gana Trump el peligro los va a mover (Hillary ya envía correos electrónicos a los activistas avisando del peligro) sino que puede desactivar a votantes republicanos. De hecho, un estudio del Pew Research Center demuestra que quienes votan en las primarias son mucho más conservadores que el votante medio republicano que sí vota en las presidenciales.