¿Entrará la economía mundial en una nueva recesión el próximo año?



Michael Roberts



El Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos tiene la intención de elevar su tasa básica de interés en su reunión de política monetaria el 15 de diciembre. Esta será la primera subida del Fed desde 2006. Es una prueba de hasta que punto ha durado y ha sido profundo el impacto de la crisis financiera mundial de 2007-2008, la subsiguiente Gran Recesión de 2008-9 y la consiguiente y aparentemente interminable larga depresión con un crecimiento económico por debajo de la tendencia histórica desde entonces.

Durante seis años, la Fed ha mantenido su tasa de interés cercana a cero para 'salvar a los bancos' de la crisis, evitar una depresión por deuda como en la década de 1930 y reactivar la economía a base de crédito barato.

Ben Bernanke, el entonces presidente de la Fed, sigue argumentando que esa política monetaria "no convencional" fácil funcionó. Bernanke ha publicado recientemente un libro defendiendo su estrategia y concede entrevistas con el mismo mensaje.

En este blog, he analizado el mayor o menor éxito de la flexibilización cuantitativa allí donde se ha aplicado en los EE.UU., Japón y ahora en la zona euro. Ha sido un estrepitoso fracaso a la hora de reactivar las principales economías. Pero ha sido un gran éxito por lo que se refiere a crear un nuevo boom en los mercados de acciones y bonos y en la financiación de nuevas burbujas de crédito en las economías emergentes.



Al parecer, la mayoría de los responsables de la política monetaria de la Fed creen que, por fin, la economía estadounidense está creciendo lo suficientemente rápido como para 'apretar' los mercados de trabajo e incluso aumentar la posibilidad de un aumento de la inflación, tal vez con el tiempo más allá del objetivo del 2% que la Fed se ha fijado. Pero esa conclusión es discutible por lo menos.

Es cierto que la tasa de desempleo se ha reducido a la mitad a un 5%, desde su máximo del 10% en el momento más duro de la Gran Recesión, pero todavía está por encima de los mínimos previos a la crisis. Y la inflación se mantiene muy por debajo del objetivo de la Fed. La inflación general, que incluye los precios de la energía y los alimentos, es casi cero, e incluso excluyendo estos bienes, la llamada inflación “básica”, es aún inferior a la meta de la Fed, situándose en el 1,9%, aunque está creciendo. Y si nos fijamos en los precios que los estadounidenses promedio pagan por los bienes y servicios que utilizan, con base en el índice de gasto de consumo personal (PCE), entonces la inflación es muy baja.



Por otra parte, el crecimiento del PIB real sigue siendo bastante patético, en torno al 2,2% anual de media, muy por debajo del promedio de 3,3% un año antes de la crisis financiera global. La "brecha en la tendencia" no muestra signos de desaparecer. De hecho, lo que ocurre es que los organismos económicos oficiales están reduciendo sus estimaciones de crecimiento potencial del PIB hacia el nivel real de crecimiento, de modo que la 'brecha de producción' desaparece.



En otras palabras, se está admitiendo que la economía de Estados Unidos se encuentra ahora en una vía permanente de menor crecimiento a largo plazo, basada en un bajo crecimiento de la población (a pesar del millón de inmigrantes netos al año) y de un crecimiento muy bajo de la productividad (dado que el crecimiento de la inversión empresarial se desacelera).



El daño provocado a la economía de Estados Unidos por la Gran Recesión ha dejado una cicatriz permanente; lo que se llama "histéresis". En un nuevo estudio, el profesor Laurence Bola de la Universidad Johns Hopkins (http://www.nber.org/papers/w20185), a partir de una muestra de 23 países de altos ingresos, llega a la conclusión de que las pérdidas de producción potencial, como resultado de la Gran Recesión, oscilaron entre cero en Suiza a más del 30% en Grecia, Hungría e Irlanda. En conjunto, concluye, se piensa que la producción potencial este año será un 8,4% inferior a lo que se había previsto antes de la crisis. Este daño causado por la Gran Recesión es equivalente, señala, a si la economía de Alemania hubiese desaparecido. Así se mide la pérdida permanente de recursos y valor causadas por las depresiones capitalistas.

De hecho, el trabajo de los economistas keynesianos Larry Summers, Olivier Blanchard (economista jefe ex FMI) y Eugenio Cerrutti encontró que una alta proporción de recesiones, alrededor de dos tercios, son seguidas por una menor producción en relación con la tendencia anterior a la recesión, incluso después de que la economía se haya recuperado. En cerca de la mitad de los casos, la recesión es seguida no sólo por una menor producción, sino por un crecimiento de la producción inferior con respecto a la tendencia de la producción antes de la recesión. Es decir, así pasa el tiempo después de las recesiones, aumenta la brecha entre la producción y la producción proyectada sobre la base de las tendencias previas a la recesión. Estoa economistas sugieren efectos de histéresis importantes e incluso efectos de "superhysteresis" (el término utilizado por Laurence Ball para el impacto de una recesión en la tasa de crecimiento y no sólo en el nivel de producción).

Esto se puede analizar desde varios ángulos de la teoría económica: desde el punto de vista wickselliano neoclásico de que la "tasa natural" de interés (o beneficios) es permanentemente inferior; desde el keynesiano de que la economía estadounidense está en"estancamiento secular" y / o una "trampa de liquidez" permanente; o desde el marxista de que los EE.UU. (y las principales economías) están bloqueadas en una depresión debido a la baja rentabilidad causada por la acumulación excesiva de capital tangible y deuda financiera en el pasado.

Las dos primeras teorías de alguna manera sugieren que la Fed no debería subir las tasas de interés en caso de que provoquen que el coste de los préstamos se sitúe por encima de la "tasa natural" o reviente la burbuja de crédito y empuje a la economía a una trampa de liquidez más profunda. El punto de vista marxista es que, como los tipos de interés cero y la flexibilización cuantitativa no son eficaces para relanzar una economía con rentabilidad baja del capital invertido y muy endeudada, de poco puede ayudar subir las tasas.

La respuesta keynesiana (al menos entre los keynesianos como Krugman, Summers, DeLong y Wren-Lewis) es: seguir adelante con la política de dinero fácil, pero añadir una ronda de gasto público, financiado con endeudamiento público. Creen que la causa principal de la Gran Recesión fue "la falta de demanda" y la principal causa de la débil recuperación posterior o de la depresión fue la aplicación de las políticas de "austeridad" (es decir, los recortes en el gasto del gobierno para tratar de equilibrar la contabilidad nacional como si una economía funcionara como las finanzas de un hogar). El aumento de la deuda no importa porque la deuda de una persona es el activo de otra.

Hay una serie de preguntas que plantearse En primer lugar, ¿los gobiernos de las principales economías aplicaron la austeridad? Bueno, algunos sí y otros no demasiado tenazmente a pesar de la retórica neoclásica de muchos ministros de Hacienda. En segundo lugar, ¿la mayor o menor austeridad se corresponde con un crecimiento más lento o más rápido? Los keynesianos afirman que si.Proclaman el poder del multiplicador keynesiano, a saber, que una unidad de gasto público adicional sobre los impuestos producirá un múltiplo de una unidad de PIB real, sobre todo en tiempos de recesión. Por lo general citan una relación de 1,5 veces.

La evidencia es débil y es una cuestión muy debatida, aunque esta misma semana, Paul Krugman ha hecho otro intento de probar que la austeridad ha sido la causa de la debilidad global del crecimiento. He hecho una correlación entre la expansión del déficit fiscal de varios gobiernos en comparación con el aumento en el PIB real y he encontrado poca correlación, sobre todo si se excluye a Grecia.



Y en su último estudio del impacto de la austeridad en el crecimiento, Alberto Alesina y Francesco Giavassiencontraron que "los ajustes fiscales basados en recortes del gasto son mucho menos costosos, en términos de pérdidas de producción, que los basados en un aumento de los impuestos. Los ajustes ... basados en el recorte del gasto generan muy pequeñas recesiones, con un impacto en el crecimiento de la producción no significativamente diferente a cero”. Y "nuestros hallazgos parecen corresponder a los ajustes fiscales, tanto antes como después de la crisis financiera. No podemos rechazar la hipótesis de que los efectos de los ajustes fiscales, especialmente en Europa en 2009-13, han sido indistinguibles de los anteriores". En otras palabras, la reducción del gasto del gobierno (austeridad) tuvo poco efecto sobre la tasa de crecimiento del PIB real, así como la aplicada por las políticas de austeridad después de la crisis por los gobiernos europeos.

G. Carchedi y yo mismo hemos estudiado el mecanismo de las políticas fiscales y de gasto público en relación con el crecimiento económico desde el punto de vista marxista. Partimos de la premisa de que el crecimiento económico en las economías capitalistas depende de una expansión de la inversión de las empresas y que, en última instancia, depende de la rentabilidad de esas inversiones. Así que nos fijamos en los efectos multiplicadores del gasto público, los impuestos y el endeudamiento en el crecimiento a través del prisma de la rentabilidad. Lo que llamamos elmultiplicador marxista.

Nuestro análisis del multiplicador marxista reveló que es muy poco probable que un gasto público adicional, ya sea financiado con impuestos o a base de endeudamiento, aumente la rentabilidad en el sector empresarial y, por tanto, aliente un aumento de la inversión capitalista y del crecimiento económico.

He puesto a prueba nuestra tesis de que lo importante es la rentabilidad del capital, no el gasto público. Encontré que había una correlación positiva significativa entre los cambios en la rentabilidad del capital y el crecimiento económico, a diferencia de la falta de correlación entre un mayor gasto público y el crecimiento, como los keynesianos afirman, al menos en una depresión.



Eso me dice de nuevo que si queremos saber lo que va a suceder en las principales economías capitalistas debemos mirar a los indicadores clave de la inversión empresarial y la rentabilidad del capital, no a la inflación, el empleo o el nivel de "austeridad" como la mayor parte de los economistas “ortodoxos” hacen.

¿Cuáles son las perspectivas del capitalismo global con estos criterios marxistas y cuál es la probabilidad de una nueva recesión cuando la Reserva Federal se prepara para elevar las tasas de interés? He analizado estas preguntas hasta la saciedad en este blog en el pasado. Pero consideremos la evidencia más reciente.

En la reciente reunión del G-20 en Turquía, además de discutir el lío en Oriente Medio y la crisis migratoria en Europa, los ministros reafirmaron su compromiso o expectativa de que las principales economías crecerán un 2% más en 2018. Lo que significa ‘un 2% más del PIB del G-20’ es difícil de juzgar. Pero de todos modos, es realmente una broma de mal gusto.

Lejos de acelerarse, el crecimiento mundial se está desacelerando aun más. En sus previsiones semestrales, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha reducido su pronóstico de crecimiento económico mundial al 2,9% en 2015 y el 3,3% en 2016, frente al 3,0% y 3,6%, respectivamente.

En la presentación de las Perspectivas en París, el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, dijo: "La desaceleración del comercio mundial y la continua debilidad de la inversión son muy preocupantes. Un comercio y una inversión fuertes y un mayor crecimiento global deberían ir de la mano". Catherine Mann, la economista jefe de la OCDE afirmó: “El comercio mundial, que ya estaba creciendo de forma relativamente lenta en los últimos años, parece haberse estancado e incluso disminuido desde finales de 2014. Esto es profundamente preocupante. Un comercio robusto y un crecimiento mundial tienen que ir de la mano ..... Las tasas de crecimiento del comercio mundial observadas hasta ahora en 2015 han estado asociadas en el pasado con una recesión global".

También contamos con las cifras preliminares del PIB real de la economía capitalista más importante en el mundo, los EE.UU.. En el tercer trimestre de 2015 (de junio a septiembre) su expansión económica se desaceleró bruscamente. La economía creció a un ritmo anualizado de 1,5% en los tres meses anteriores a septiembre, por debajo del 3,9 por ciento en el segundo trimestre. La economía estadounidense se ha expandido en términos reales en los últimos 12 meses sólo un 2%, frente al 2,7% en el T2 y la inversión empresarial ha desacelerado su tasa interanual hasta ser la más baja desde hace dos años; una tasa anual del 2,1% en comparación con el 4,1% en el T2. Y la inversión en nuevas plantas en realidad se redujo un 4%. Mientras que la inversión en software y similares aumentó al ritmo más lento desde 2013.

Mientras tanto la economía de Japón se contrajo en el tercer trimestre. El PIB real se redujo un 0,8 por ciento anual, tras una caída revisada de 0,7% en el segundo trimestre. Una vez más, la mayor preocupación fue la debilidad de la inversión empresarial. Esta fue la quinta "recesión técnica", desde que el primer ministro japonés Abe lanzó su programas de flexibilización cuantitativa 'Abenomics'. Y el crecimiento económico de la zona euro se desaceleró hasta un 0,3% en el T3, desde el 0,4% en el T2.

Tenemos además las llamadas economías emergentes. He informado de sus problemas en varios notas anteriores. La política de dinero fácil y la flexibilización cuantitativa no sólo dio lugar a un auge del mercado de acciones y bonos en las principales economías avanzadas, sino que también dio lugar a un auge similar en las economías emergentes de América Latina y Asia, mientras que las compañías "emergentes" de Europa se endeudaban hasta los tuétanos en los bancos occidentales llenos de dinero efectivo a precios baratos, principalmente en dólares, para generar todo un boom inmobiliario y de la construcción. Las empresas de los mercados emergentes ahora tienen deudas cercanas al 100% del PIB de media, igualando las de las empresas en las economías capitalistas avanzadas. Pero el auge de los precios de los productos básicos en los que se basó gran parte de su crecimiento se ha derrumbado. La demanda mundial de petróleo y de metales básicos se ha desplomado y esto se ha extendido a la demanda de las exportaciones asiáticas. Los precios de las exportaciones se han desplomado, las monedas se han hundido y, sin embargo, las deudas siguen ahí, principalmente en dólares. Pero ahora la Fed se dispone a aumentar progresivamente el coste de los créditos de dólares.

¿Significa todo esto que nos dirigimos hacia una nueva recesión global? Ya he planteado el riesgo de que una subida de tipos de interés de la Fed podría ser el detonante de una nueva recesión, tal como lo fue en 1937 cuando puso fin a la recuperación de 1932 durante la Gran Depresión de la década de 1930. Sólo los preparativos y el estallido de la Guerra Mundial puso fin a esa mala racha.

Los estrategas del capital no son estúpidos. Han tratado de estimar la probabilidad de una nueva recesión. Goldman Sachs señaló que la expansión económica actual - a partir de julio de 2009 – dura ya 76 meses. Utilizando los datos desde 1950, calculan que las probabilidades reales de que una expansión de seis años sea capaz de evitar la recesión otros cuatro años, y durar en conjunto 10 años, son de alrededor de un 60%. Así que las probabilidades de una recesión en los próximos años es sólo del 10-15%. Los principales indicadores económicos de las recesiones, que utilizan una gama de variables económicas, sugieren que hay poca probabilidad de una recesión en los EE.UU..



Pero este tipo de indicador es bastante inútil y es retrógrado, por lo que recesiones caen encima antes de lo que los datos sugieren. Y la teoría económica dominante no previó la Gran Recesión de todos modos. De hecho, sabemos que todos los principales organismos económicos internacionales, los economistas más reconocidos y los gurús de la inversión predecían un crecimiento más rápido en 2007-2008 en el mismo momento en que la crisis financiera mundial estallaba.

Por otra parte, en mi opinión, los ciclos capitalistas modernos, de crisis en crisis, no han sido de seis años más o menos, sino generalmente de 8-10 años: 1974-5, 1980-2, 1990-2, 2001, 2008-9. Si se mantiene este ritmo, entonces la próxima caída no debería comenzar antes del próximo año, como muy pronto. Y si los aumentos de las tasas de interés de la Fed tienen algún impacto, que no se notarán en el coste de la deuda y la inversión durante al menos seis meses.

Lo mejor es utilizar los indicadores marxistas a los que me he referido: rentabilidad, beneficios e inversión empresarial. Ha habido un cierto debate en los círculos económicos marxistas sobre si la rentabilidad no es bajo o ha caído y si hay o no una excesiva escasez de ganancias en las principales economías. He discutido estos argumentos de que el mundo capitalista está "inundado de dinero en efectivo" en notas anteriores.Todo lo que puedo añadir es que el dinero en efectivo y las ganancias no son lo mismo y que los beneficios y la rentabilidad tampoco lo son. No he medido rentabilidad para 2015 en EE.UU. y los datos finales para 2014 acaban de hacerse públicos, pero en 2014 es evidente un descenso, con una tasa aún por debajo del pico de 2007 y el pico más alto de 1997.

He mostrado en notas anteriores que el crecimiento global de las ganancias empresariales se han casi paralizado y en los EE.UU., de alguna manera, se ha convertido en negativo.



Los últimos resultados de las ganancias de las 500 mejores empresas en los EE.UU. confirman que los ingresos y las ganancias cayeron en el último trimestre.



Y como he mostrado antes, cuando las ganancias caen, lo más probable es que la inversión empresarial siga el mismo camino un poco más tarde.

Estaremos al tanto.



Michael Roberts

es un reconocido economista marxista británico, que ha trabajador 30 años en la City londinense como analista económico y publica el blog The Next Recession. Fuente:

https://thenextrecession.wordpress.com/2015/11/21/will-the-world-economy-enter-a-new-recession-next-year/