Globos para el debate

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El año pasado, durante una conferencia que dio en la universidad neoyorquina de Columbia, el economista de PRO Federico Sturzenegger explicó en un inglés menos ripioso que el de Domingo Cavallo cómo fue preparado por Jaime Durán Barba para el debate de 2013 con el radical Martín Lousteau y el kirchnerista Carlos Heller, candidatos a una banca de diputado nacional por la Capital. Esta noche se verá si Macrì seguirá ese mismo libreto, de cuatro puntos:

1. No proponer nada. La gente no está preocupada por esas cosas, que no son relevantes.

2. No explicar nada. Si se explica qué es la inflación, habría que decir que la emisión monetaria genera inflación, que entonces debería reducirse la emisión, y que si se reduce la inflación habría que hacer un ajuste fiscal y que si se hace un ajuste fiscal la gente va a perder su trabajo. Eso es lo que no hay que decir. Desde el gobierno se puede hacer lo que se considera necesario, pero no hay que decirlo en medio de un debate. Mejor decir que están mintiendo con los números de la inflación o decir cualquier cosa; hablar de los hijos de uno. No importa.

3. No atacar a nadie. A la gente no le gusta ver a alguien agresivo.

4. No defenderse de ningún ataque.

Frente a esta táctica, que ni siquiera desdeña el cambio de discurso en el que incurrió Macrì cuando dejó de cuestionar las medidas más populares de los gobiernos kirchneristas, Scioli recurre a una exposición más racional y propositiva. Defiende las decisiones principales de los gobiernos de Néstor Kirchner y CFK y anuncia las calamidades que provocarían las decisiones anunciadas por los colaboradores económicos de Macrì. Esta noche podría mostrar el reverso exacto de los cuatro puntos de Durán Barba. Si esto es bueno o malo para su búsqueda de votos es algo que recién se sabrá la noche del próximo domingo, pero es beneficioso para la calidad de la discusión política y coherente con el proyecto del que forma parte.