El shock inflacionario de Macri



Megadevaluación, tarifazo, eliminación de las retenciones y liberalización de las exportaciones de productos agropecuarios, y desplazamiento del programa Precios Cuidados provocarían un muy fuerte aumento de los precios. Derrumbe del poder adquisitivo del salario y de las jubilaciones


Por Alfredo Zaiat


Las principales medidas adelantadas por el equipo económico que implementaría en forma inmediata un gobierno de Mauricio Macri tienen como resultado un muy fuerte aumento de la inflación. Las siguientes propuestas no son especulaciones o análisis aproximados a partir del origen ideológico neoliberal de esos economistas. Fueron expresadas en forma explícita por los propios protagonistas.
1 El alza del tipo de cambio de 9,60 a 14 o 16 pesos, según el valor que determine el mercado financiero. Todos los economistas de Macri han afirmado que unificarían el precio del dólar, y uno de ellos, Alfonso Prat-Gay, precisó que subiría el oficial y aventuró que bajaría el ilegal. Variación que implicaría una megadevaluación del 45 al 60 por ciento. Semejante suba se trasladará ciento por ciento o más a precios como lo enseñan casos anteriores, incluso la devaluación brusca del 23 por ciento de enero de 2014. El último informe de la consultora de Carlos Melconian menciona esa reacción en base a la particularidad de la economía argentina.
2 Terminar con los subsidios a las tarifas de luz, gas y transporte para las clases medias y altas, sin precisar cómo los mantendrán para los sectores sociales de más bajos ingresos ni a partir de qué parámetros se los considerará en esa categoría. El economista preferido de Macri, Rogelio Frigerio, ratificó en varias entrevistas el objetivo de concluir con la etapa de servicios públicos subsidiados y lo mismo fue expuesto en forma tajante por la candidata a vicepresidenta, Gabriela Michetti, en un reportaje televisivo. Esta iniciativa sumaría como mínimo 4 y hasta 11 puntos porcentuales a la tasa de inflación, de acuerdo a diferentes estudios realizados por economistas de la ortodoxia.
3 La liberalización del comercio exterior de los productos agropecuarios y la eliminación de las retenciones a las exportaciones de trigo, maíz y girasol y la disminución de 5 puntos porcentuales a la de la soja. Es el plan publicado por la Fundación Pensar, la usina de ideas PRO, documento que resume tres años de trabajo coordinado por José Anchorena. Los aumentos de la harina, el pan y la carne de estos días han sido un pequeño adelanto de las consecuencias de esa política.
4 Clausurar la experiencia de Precios Cuidados porque “no sirve para nada”, como afirmó Hernán Lacunza, economista de Macri y futuro ministro de Hacienda de la gobernadora electa de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal. En una entrevista en FM Millenium afirmó además que Precios Cuidados “son una pérdida de tiempo y energía, de esfuerzos”. La idea de los economistas de Macri no es eliminarlo sino licuar su relevancia por el shock inflacionario. Los grupos económicos con posición dominante en mercados sensibles de bienes de la canasta básica de los hogares determinarán entonces los precios sin injerencia del Estado. La apertura a las importaciones y los mecanismos de defensa de la competencia y de los derechos del consumidor constituyen la única estrategia de los economistas de Macri para abordar la formación de precios.
En los últimos años, el grupo de economistas ortodoxos, varios de ellos integran hoy las filas del macrismo y muchos otros manifiestan una abierta simpatía po el candidato de la alianza opositora, ha advertido que el principal problema de la economía es la inflación. “Es un cáncer”, repite Macri; “es generadora de pobreza”, dicen sus economistas; “Argentina es el segundo país en el mundo con más inflación”, señaló Frigerio. En base a esas cuatro iniciativas del programa económico del macrismo, el objetivo parece ser el de aspirar a ocupar el primero lugar. Todas derivarían en un shock inflacionario muy fuerte, que los dos dígitos navegando en la segunda decena en estos años llevarían a ser evocados con menos severidad. La justificación que ya han empezado a desplegar en los medios es que ese futuro incremento extraordinario de precios corresponderá al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y que ellos sólo habrán sincerado las variables de la economía. Habrá que ser muy militante de la causa macrista para defender ese argumento. El shock inflacionario sería provocado por esas medidas económicas, y el responsable es el que las impulsa en forma deliberada.
Como si no hubiesen aprendido nada de la traumática historia de los últimos cuarenta años o por la soberbia triunfalista luego de las elecciones del 25 de octubre, los economistas de Macri hicieron algo inédito: anunciaron una megadevaluación que se efectivizaría el 11 de diciembre. Como era de esperar, los aumentos de precios ya se están verificando; no han esperado la fecha del maxiajuste cambiario. Antes de conocer el resultado del ballottage y sin saber si será el candidato más votado, la inflación macrista empezó a exteriorizarse: aumentó la harina, el pan y la carne. Es un adelanto de los efectos de un alza brusca de la paridad cambiaria. No fue necesario esperar a que se concretara esa medida regresiva social para probar la inconsistencia técnica de Alfonso Prat-Gay, quien había asegurado que la megadevaluación no sería inflacionaria porque los precios de la economía ya estaban en línea con el valor del dólar blue o del contado con liquidación. Si se equivoca en algo tan básico y conocido del funcionamiento de la economía argentina, qué se puede esperar de su intervención en cuestiones un poco más complejas.
Una similar debilidad conceptual le hicieron corear a Macri, amplificada después por animadores de shows periodísticos y una aceitada cadenas de mails: los gobiernos kirchneristas fueron los que más devaluaron la moneda, argumento para defender la megadevaluación anticipada por los economistas del macrismo. Es necesario presentar una serie de números para no tropezar con esa piedra de confusión deliberada:
- El alza del tipo de cambio desde el 26 de mayo de 2003 (2,85 pesos) hasta el último cierre (9,63 pesos) fue de 238 por ciento en poco más de doce años.
- Esa variación es en promedio simple 19,8 por ciento cada año.
- Un ritmo mensual de 1,65 por ciento.
- Un ajuste diario de 0,06 por ciento.
- La megadevaluación de Macri podría alcanzar de 45 al 60 por ciento en un día. La comparación es: 0,06 versus 45 o 60 por ciento.
Una y otra estrategia cambiaria tiene diferente impacto en el ingreso de trabajadores y jubilados. Mientras la política de administración del tipo de cambio por parte del Banco Central, si bien ha sido una fuente de tensión inflacionaria poco considerada para comprender el alza de los precios en estos años, tiene como objetivo impulsar el crecimiento, el empleo y el poder adquisitivo. El saldo ha sido elocuente: el salario mínimo vital y móvil aumentó 514 por ciento en dólares y el haber jubilatorio mínimo, 485 por ciento en dólares. Los ingresos más que duplicaron el alza del tipo de cambio en los últimos doce años. El resultado de la megadevaluación de Macri sería el opuesto: el poder adquisitivo de salarios y jubilaciones bajaría a la mitad en forma inmediata por el shock del alza de precios, que elevaría la tasa de inflación anualizada a por lo menos del 45 al 55 por ciento, según la estimación más prudente de economistas heterodoxos y de ortodoxos serios.
Ese golpe inflacionario provocado por la variación brusca del tipo de cambio sería reforzado con otro proveniente del frente tarifario. La eliminación de los subsidios sólo en el capítulo de energía impactaría en 11 puntos de inflación, según un estudio realizado por FIEL, una de las más destacadas usinas del liberalismo local. Esta no sería la suba final porque debido a la pérdida del autoabastecimiento energético se importa combustible y, además, existen contratos de provisión que están dolarizados, entonces la megadevaluación encarecería esa provisión, y por lo tanto las tarifas de los servicios de luz y gas subirían aún más porque se eliminarían los subsidios. A esa cuenta le falta sumar el rubro transporte. Según un ejercicio realizado por el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), la eliminación de los subsidios duplicaría el costo del gas, la luz y el transporte público en el gasto de los hogares de menores ingresos, y adicionaría 4 puntos a la inflación. Ayer Página/12 publicó el cálculo que realizó la consultora de Carlos Melconian, uno de los principales economistas de Macri y que está preparando su equipo para desembarcar en el Ministerio de Economía confiando en la promesa que recibió de su candidato: propone multiplicar hasta por cinco las tarifas de luz, triplicar las de gas y duplicar las de transporte, y eso sumaría 7,3 puntos porcentuales a la inflación.
El shock inflacionario por la megadevaluación y la eliminación de subsidios a las tarifas de servicios públicos se acentuaría por la política en el comercio exterior comprometida con el sector agropecuario. El programa de la Fundación Pensar y explicado a dirigentes del campo por los referentes del macrismo postula la apertura de las exportaciones y eliminación de los ROE; una nueva estrategia de relaciones económicas internacionales; la competencia y transparencia en el mercado interno (por ejemplo, eliminación de precios sugeridos y precios máximos); la reducción y eliminación de derechos de exportación (la de soja disminuirá 5 por ciento por año). El impacto de esas medidas por ejemplo en el mercado de la carne (vacuna, porcina y aviar) sería un muy fuerte aumento de precios. La apertura de las exportaciones de carne vacuna acompañada de una megadevaluación significaría incrementos del 100 al 150 por ciento en el precio al consumidor, estimó el especialista en carne de la Federación Agraria, Mariano Bondone. La eliminación de las retenciones al maíz, insumo básico para la producción de cerdos y aves, también se reflejaría en alza de precios.
La estrategia de liberalizar y eliminar los controles en el sector agropecuario implica aumento de la tasa de inflación porque sin restricciones a las exportaciones, sin retenciones y con una megadevaluación será más rentable vender al exterior que abastecer al mercado interno. Sólo habrá carne para el consumo interno a precios muy elevados en línea con los que podrían conseguir productores y exportadores vendiendo al exterior sin retenciones y un tipo de cambio altísimo. Bondone calculó que el precio del kilo de carne en el mercado interno subiría del equivalente de 6-7 dólares a 16-17 dólares, según publicó Sebastián Premici anteayer en este diario.
En este paquete de medidas inflacionarias encaja la definición de Hernán Lacunza acerca de que el programa Precios Cuidados “no sirve para nada”. Una canasta de bienes esenciales de la canasta familiar con precios de referencia para defender el presupuesto de los hogares evitando una espiral ascendente de precios y el abuso de la posición dominante de los grandes productores no es necesaria para los economistas de Macri. Precios Cuidados lo mantendrían hasta hacerlo languidecer por el shock inflacionario, pero más importante es que liberarían a grandes proveedores de alimentos, bebidas y productos de limpieza la fijación de los precios de los bienes fuera de ese programa, alzas que hoy deben negociar con la Secretaria de Comercio.
Las medidas económicas que aplicaría en forma inmediata un gobierno de Mauricio Macri provocarían un shock inflacionario lo suficientemente intenso para pulverizar el salario y las jubilaciones. Sus economistas dicen que el golpe de precios será sólo uno, que cargarán esa responsabilidad en el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y que luego la tasa de inflación se estabilizará. Para ello arriesgan a que la confianza empresaria por la existencia de una política neoliberal y pro mercado evitaría la espiralización de los precios, aunque en realidad apuestan a que el incremento del desempleo, la caída del salario real, la apertura importadora y la recesión generados por sus medidas actúen como el disciplinador de los precios.