La última propuesta del gobierno griego, presentada y discutida en las reuniones del lunes en Bruselas, desató duras reacciones no sólo dentro de Syriza, el partido de izquierda radical del premier Alexis Tsipras, sino también entre algunos miembros del gobierno.
La primera "salva de advertencia" llegó del ministro de Defensa y líder de Griegos Independientes (el pequeño partido de derecha que compone la coalición de gobierno), Panos Kammenos, quien declaró que no aceptará nunca la abolición de las alícuotas del IVA descontadas en las islas.
Según Kammenos, mantener la alícuota IVA descontada en esos territorios fue uno de los compromisos asumidos con los electores de su partido, al que no tiene intención de renunciar.
Por su parte, el vicepresidente del Parlamento griego y diputado de Syriza, Alexis Mitropoulos, afirmó que estas medidas "extremas y antisociales" podrían ser sometidas a la aprobación del Parlamento.
Otro diputado de Syriza, Yannis Michelogiannakis, sostuvo que un acuerdo con los acreedores sobre la base de la última propuesta del gobierno sería "catastrófico" para Grecia y que un acuerdo así no haría más que agravar la miseria social a la que su partido había prometido poner fin.
Michelogiannakis lanzó por ello un llamado a Tsipras para que rechace un acuerdo de ese tipo, en particular si no va acompañado de una reestructuración de la deuda y un plan de inversiones para sostener el crecimiento de la economía griega.
