El Kirchnerismo del día después

A la medianoche de ayer, Daniel Scioli-Carlos Zannini fue la única fórmula presidencial registrada por el Frente para la Victoria; Cristina no competirá en ninguna categoría; su hijo Máximo Kirchner será candidato a diputado nacional por Santa Cruz, Axel Kicillof por la CABA (seguido por Nilda Garré y Andrés Larroque) y Eduardo de Pedro encabezará la lista en la provincia de Buenos Aires, lo cual adelanta que en caso de victoria presidirá la Cámara de Diputados, mientras Zannini será presidente del Senado. Si todos los candidatos de La Cámpora en puestos prominentes resultaran electos, la bancada de la organización rondaría el diez por ciento de la Cámara de Diputados, un subloque decisivo dentro del FpV. Para ponderar qué significarían esos 25 a 30 diputados, vale la pena recordar que la segunda minoría actual tiene 35 (UCR) y la tercera 18 (Unión Pro). Será una acumulación institucional congruente con su capacidad de organización y movilización.


Hasta 2017

La extensa conversación en la que Cristina y Scioli transaron todos los detalles es la primera que supera los cinco minutos desde que se conocen. Que se haya extendido por dos horas fue el dato central que Scioli comunicó exultante a su círculo íntimo. Todos dejaron trascender que no se habló de la conformación del próximo gabinete, sino de la relación entre ambos, que será de inevitable cooperación. Si Scioli se impone, el kirchnerismo contempla por lo menos seis meses de silencio mientras inicia su gobierno.

En La Plata se da por seguro que Alberto Pérez comandará el gabinete nacional como lo ha hecho con el bonaerense; que el contador familiar Rafael Perelmiter seguirá siendo el principal consejero económico aunque no ocupará el ministerio; que el ministro de Salud provincial, Alejandro Collia, ocupará la misma cartera en la Nación y que sólo dependerá de la voluntad de Lino Barañao su continuidad como ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. Scioli contempla dividir Planificación y Servicios, para desgajar Energía, ministerio que ocuparía el saliente gobernador de Neuquén, Jorge Sapag.

También habría espacio en el gabinete para Maurice Closs cuando concluya su mandato como gobernador de Misiones pero no para el mendocino Francisco Pérez, cuyo enfrentamiento con Cristina puso fin al record de permanencia del muñidor electorero de la presidencia Juan Carlos Mazzón (1989-1999 y 2002-2015). La Secretaría de Derechos Humanos será ocupada por un miembro de la familia Carlotto. Para el ministerio de Agricultura ha pensado en el ex intendente de Rafaela Omar Perotti, que hizo una excelente elección en Santa Fe. También podría ser candidato a senador y renunciar luego para sumarse al gabinete nacional. Scioli dice que hará todo lo que sea preciso para conservar una óptima relación con CFK, aunque entre sus allegados hay versiones encontradas: desde quienes fundamentan esa conducta en el presunto descubrimiento por su parte de que necesita que un proyecto como el que conduce Cristina lo contenga y de sus votos en el Congreso para la sanción de las leyes, hasta aquellos que afirman que esa subordinación sólo durará hasta el 10 de diciembre.
Lo más probable es que la armonía se mantenga al menos hasta las elecciones legislativas de 2017, cuando Scioli tendría la posibilidad de intervenir en la confección de las listas.
En cualquier caso, la apuesta de Cristina muestra una visión histórica, en la que las ventajas inmediatas y el trapicheo electoral se insertan en una construcción de largo plazo.