"Cuando veas que se prueban las pilchas que vas a dejar" (adonde irán a parar los votos de Massa)

http://www.eldestapeweb.com/adjuntos/177/imagenes/000/048/0000048045.jpg

¿A dónde van los votos que tenía a fines del año pasado?; ¿por qué sus principales dirigentes migraron hacia otras fuerzas?; ¿se baja o no se baja? Esos son algunos de los interrogantes que empezaron a circular en las últimas semanas en el escenario político, luego del derrumbe electoral del líder del Frente Renovador, Sergio Massa.


En la pelea por ‘el cambio’ Macri tiene muchas más credenciales para representar la alteridad, mientras que la continuidad ya está expresada por el kirchnerismo.

Esa continuidad esta ponderada por una mejora en los niveles de consumo, que revela un hunor distinto del que reinaba en 2013, cuando la derrota en provincia de Buenos Aires.
A mediados del siglo pasado, Perón y otros líderes emancipadores “dignificaban” al ciudadano con el trabajo. Los sindicatos eran el crisol donde surgía el apoyo a los partidos populares y, en el caso del peronismo, fue su fuente principal de apoyo. Pero en el “líquido” siglo XXI es el consumo y no ya el trabajo lo que “dignifica”.
Es consumiendo como el individuo construye su identidad, y consume para “ser”. Escribió Bauman: “Los más desposeídos, los más carenciados, son quizá quienes han perdido la lucha simbólica por ser reconocidos, por ser aceptados como parte de una entidad social reconocible; en una palabra, como parte de la humanidad”. Nadie puede preservar su condición de sujeto sin consumir.
Y hoy se consume, y mucho.


El proceso de evaporación que padecen De Narváez y Sergio Massa no responde a una sola causa, aunque algunas son más ostensibles que otras. Ambos vencieron en las elecciones legislativas de 2009 y 2013 y no comprendieron la diferencia sustancial con comicios en los que se disputan cargos ejecutivos.



La salida a los gritos del presidente del bloque de diputados massista, Darío Giustozzi, abrió paso a la fuga de dirigentes del Frente Renovador. Ese fenómeno tuvo otros antecedentes pero se acentuó con el portazo de Giustozzi. Antes ya se habían alejado otros que estuvieron cerca como los senadores Carlos Reutemann y Carlos Verna o el ex diputado Eduardo Amadeo. Hubo un intento por revitalizar la campaña con el acto que llenó el estadio de Vélez Sarsfield, pero no dio resultado. Tampoco sirvió el anuncio del frente UNA, con el gobernador cordobés, José Manuel de la Sota. Hasta ahora, el Frente Renovador perdió una cantidad importante de intendentes en su principal distrito, la provincia de Buenos Aires: Gustavo Posse (San Isidro), Jesús Cariglino (Malvinas Argentinas), Sandro Guzmán (Escobar), Humberto Zúccaro (Pilar), Raúl Othacehé (Merlo) y se espera que lo sigan otros como José Eseverri (Olavarría) y Gabriel Katopodis (San Martín).



Hacia fines del año pasado se hizo perceptible que la mejor combinación opositora sería un acuerdo entre Macrì como candidato a presidente y Massa para la gobernación de Buenos Aires. De repetirse los últimos resultados de cada uno (el FR, 44 por ciento en Buenos Aires, el PRO, 64 por ciento en la CABA, equivalentes al 17 por ciento del padrón nacional para Massa y el 3,7 para Macrì) la suma aritmética de ambos resultados podía asegurarles un piso no desdeñable del 20,7 por ciento para las presidenciales de 2015. Pero todos ansiaban el premio mayor, de modo que ese acuerdo no fue posible ni antes ni ahora.


Massa y Macrì padecían el mismo déficit: sólo eran fuertes en sus respectivos distritos y carecían de estructura nacional. Buscaron suplirlo con avances sobre los baluartes municipales y provinciales del justicialismo suponiendo que sin la opción reeleccionaria su conducción se debilitaría y podrían desmembrarlo.


Nadie quiere ir como candidato a intendente en la boleta de Massa, porque eso sería resignar la intendendencia, lo mismo para los candidatos a diputados y senadores. Sería como intentar convencer al intendente de Chascomús Juan Gobbi acepte ir en la boleta de Sanz, contra un desconocido que vaya en la boleta de Macri.
http://www.elmensajerodiario.com.ar/fotografias/39940_ar_clarin.750.jpg

Los siete intendentes que ya le dieron la espalda a Massa gobiernan municipios cuyo número de electores iguala el de los dieciocho que aún no lo han hecho y lo superarían con holgura si se confirmaran los próximos pases en agenda.


Las recientes PASO chaqueñas muestran que ni eso garantizaría el resultado apetecido. Ninguna fuerza nacional significativa faltó a la coalición antikirchnerista. Pero el ex jefe de gabinete Jorge Capitanich y su candidato a la gobernación Domigo Peppo batieron por 6 a 4 a la postulante Aída Ayala, respaldada por los candidatos presidenciales Macrì, Massa, Sanz, Carrió y Margarita Stolbizer.


En Junio se define mucho, primero alianzas, luego listas, y ahí también deberá definirse la suerte del Massismo, y de sus pedazos en caso que caiga. De los once intendentes que dejaron a Massa, nueve enfilaron hacia el FPV y dos al PRO, un indicio de donde y en que proporción caerían los pedazos de lo que alguna vez fue el Frente Renovador.