Fin del reinado del PP en Valencia |
Manuel Colomer · · · · · |
Las elecciones del pasado domingo han supuesto unos grandes cambios en el País Valencià. Aquí van algunos.
En primer lugar, el hartazgo de austeridad y corrupción ha terminado por
pasar factura al PP que ha tenido un retroceso general perdiendo la
mitad de sus apoyos para las Corts Valencianes y la presidencia de la
Generalitat, y también las alcaldías de las tres principales capitales
del País Valencià. La debacle ha sido tan enorme (550.000 votos, del
50,7% en 2011 al 26,3% actual) que no podría ser compensado por el apoyo
de C’s. La candidatura de Albert Rivera ha conseguido 306.000 votos,
esto es 12,3%, una parte de los cuales proceda probablemente de UPyD, lo
que siendo una fuerza importante es insuficiente para retener la
Generalitat en manos de las derechas.
El PSPV también ha perdido votos, 180.000 reduciendo su respaldo
electoral del 28,7% de los votos al 20,4%, manteniéndose como segunda
fuerza más votada.
Le sigue Compromís que ha sido quien
se ha revelado como fuerza clave, con un espectacular crecimiento
anunciado por las encuestas, que ha pasado de un 7% a un 18% de los
votos y de 6 a 19 escaños. Y ha tenido además un crecimiento también
espectacular en numerosos municipios. Podemos ha quedado bastante por
bajo de las expectativas, alcanzando el 11,2% de los votos, quinta
fuerza electoral y 13 diputados, cuatro o cinco menos de los esperados. Y
finalmente EUPV, el gran fracaso, que no ha superado la barrera del 5% y
ha quedado dramáticamente fuera de les Corts.
El conjunto dibuja un cambio sustancial en el espacio político
valenciano, un cambio que tendrá proyección en la próxima convocatoria
electoral.
En segundo lugar, en las tres capitales las candidaturas progresistas
consiguen superar al PP y a C’s , pero en todos los casos por el margen
mínimo de un voto. Rita Barberá pierde el Ayuntamiento de Valencia que
gobernaba desde hace 24 años; sus actuales 10 concejales, la mitad de
los que tenía, aún con los 6 de C’s, son insuficientes frente a los 9 de
Compromís, 5 del PSPV-PSOE y los 3 de València en Comú. Aquí tampoco
EUPV consigue entrar en la institución. Compromís en cambio consigue ser
la principal fuerza de izquierdas, y se constata un gran desgaste del
PSPV (14% del voto, menos que en Corts) y VeC la candidatura afín a
Podemos marcadamente por debajo de sus expectativas.
En Alicante el ayuntamiento queda con 8 concejales PP, 6 PSPV, 6 Guanyar
Alacant, 6 C’s, y 3 Compromís, por lo que también será un tripartito
progresista quien gobernará. Guanyar Alacant es una candidatura de
unidad popular que ha tenido el apoyo local de Podemos y de EUPV, y que a
pesar de problemas ha conseguido enfrentar exitosamente y con ilusión
las elecciones. En Castellón el bloque PSPV 6, más Castelló en Moviment 4
y los 4 de Compromís superan a C’s 5 y PP 8.
Otras ciudades importantes como Xátiva o Alcoi también tendrán gobiernos
municipales de coaliciones de izquierda. Xàtiva arrebatándola al PP… y
Alcoi seguriá en manos de un tripartito en esta ocasión con una mejora
del PSPV i de Guanyem Alcoi, plataforma ciudadana impulsada
principalmente por EUPV, a pesar del descenso de Compromís.
En tercer y último lugar, conviene detenerse en la relativa resistencia
del PSOE, aunque ha aguantado en las Cortes, ha perdido votos y
concejales en todas las ciudades señaladas, pero presenta un desgaste
muy desigual dependiendo probablemente de factores locales. Realmente no
es el ganador de las elecciones, no tiene asegurada la presidencia de
la Generalitat, ni las alcaldías de las poblaciones más significativas,
sólo es seguro que formará parte de todos los gobiernos de cambio que se
conformen a lo largo del País Valencia. Lo que a contrario también es
una medida que nos muestra la intensidad del giro político y de su
dependencia de los socialistas.
Por otra parte hay que considerar que en el mapa de la izquierda estatal
Compromís es una anomalía, una especifidad valenciana que altera la
dicotomía Podemos-Izquierda Unida. La debilidad que ha presentado
Podemos se explica en parte por la existencia de Compromís, pero también
por los conflictos internos de la nueva formación y el desencanto que
lamentablemente ya genera entre parte de su afiliación, y por lo que
parecen evidentes errores en su campaña.
Compromís ha recogido una parte importante de antiguos votantes PSOE, y
también una parte de la corriente de nuevos votantes que aparece con el
15M entre sectores jóvenes. Las elecciones autonómicas y municipales
eran las elecciones ideales para esta formación. Su imagen de izquierda
valenciana moderna, a pesar de la corriente del Bloc, y la capacidad
mediática de su portavoz, Mónica Oltra, la situaba como principal opción
para liderar cualquier posible coalición postelectoral, lo que ha
debido añadir aún un plus de apoyo electoral. Probablemente el éxito
incontestable del 25M, les llevará intentar una alianza con Podemos para
presidir la Generalitat, a cambio de apoyo en las elecciones generales.
En este momento de avance popular EUPV es la gran fracasada y con ella
debiera serlo la línea de reafirmación identitaria impulsada por Cayo
Lara. Sus siglas han quedado fuera de las Cortes, de los ayuntamientos
de Valencia y Castelló, y ha reducido también su presencia en muchos
municipios, lo que significa un desastre político y económico, y abre un
interrogante sobre su futuro.
Sin embargo es cierto también que en otros lugares, sea por el trabajo
especialmente bien hecho como en Polinya, Bunyol o Xàtiva, o por haber
colaborado lealmente a la constitución de candidaturas de unidad
popular, ha visto crecer su representación, este es el caso de Alacant,
de Alcoi, o Catarroja, a pesar de que un conjunto de factores (los
conflictos internos, la implicación en las tarjetas black y el
esperpéntico tema de IUCM…) explican el mal resultado electoral. EUPV ha
mantenido una orientación contraria y errática en torno a las
plataformas unitarias. De hecho EUPV no tiene una política para la
Unidad Popular y ha mantenido conscientemente una posición
contradictoria y distante en muchos casos, y en su seno hay un debate no
resuelto entre aquellos que apuestan por la convergencia y quienes
prefieren a secas la defensa de las siglas y candidaturas propias.
Realmente EUPV parece enfrentada a su desaparición a no ser que dé un
giro de 180º. Porque los resultados electorales indican que las
candidaturas de convergencia o unidad popular han resultado eficaces,
han agrupado a gran parte de la izquierda activa, han dinamizado la
campaña y han representado la alternativa principal al bipartidismo, y
ello a pesar de las faltas de apoyo por los partidos (EUPV, Podemos y
Compromís) o incluso de operaciones de acoso y confusión.
En todo caso a la vez de que comienza la disputa de la Moncloa, se abre
ya una nueva fase muy diferente a la que conocíamos. La cohabitación con
el PSPV en numerosos gobiernos, su capacidad para impulsar realmente
otras políticas y responder a las necesidades más urgentes, la
continuidad de los movimientos reivindicativos que se han organizado
estos años, en un marco de persistencia de la crisis económica y de la
austeridad impulsada desde la Unión Europea… son nuevas incógnitas que
van a poner a prueba de nuevo y redibujar el mapa de la izquierda
valenciana.
Manuel Colomer es miembro de Esquerra Unida del País Valencià
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