El enfoque de Obama frente a la opinión pública

Por Manuel Mora y Araujo


Qué hacen los políticos cuando enfrentan ciclos negativos en la opinión pública? Muchos eligen repartir culpas entre enemigos, reales o imaginarios –a menudo con el efecto contraproducente de alimentar el mal ciclo–. Algunos se abroquelan en su propia trinchera y van perdiendo contacto con la realidad. Otros enfrentan la situación estratégicamente, buscando respuestas que pueden ayudarlos a revertir la corriente negativa. En nuestro país conocemos instancias de los tres tipos de respuestas.

Un buen caso de buena respuesta estratégica es lo que sucede actualmente en Estados Unidos con el presidente Obama.

La presidencia Obama ha entrado en su ciclo final. El presidente no es un “pato rengo”, pero su imagen, que nunca fue demasiado robusta, venía baja. De pronto, inesperadamente, el presidente adoptó una decisión de mucho impacto restableciendo las relaciones con Cuba y replanteando la política hacia la isla. Las aguas políticas se agitaron, la opinión pública respondió y la aprobación del presidente repuntó sensiblemente. Más allá del debate de fondo sobre la política hacia el régimen castrista, el hecho es que la tasa de aprobación del presidente Obama repuntó.

El caso es de interés porque la estrategia adoptada por Obama –cambiar la agenda e introducir un tema sin saber con certeza si el electorado responderá bien o mal– es riesgosa. En este caso, el gobierno de Obama asumió el riesgo y apostó a dar un golpe duro a la oposición republicana. Lo consiguió: una mayoría de la población aprueba su decisión sobre Cuba y los republicanos no pueden evitar una fuerte división en sus propias filas.

Las tendencias electorales en Estados Unidos están muy parejas entre demócratas y republicanos, mientras una proporción elevada del electorado se abstiene o se mantiene indecisa. Lo previsible es que la próxima elección presidencial, dentro de poco menos de dos años, se defina por un margen muy estrecho.

En Estados Unidos a los gobiernos les está resultando difícil producir cambios abruptos en la opinión pública. Clinton fue el último en lograrlo, y para ello debió trabajar arduamente. Con tendencias electorales muy parejas y una opinión pública renuente a dejarse seducir por sus dirigentes, no es realista aspirar a lograr cambios más que marginales, pequeños; con ellos, por pocos puntos en más o en menos, se definen las elecciones.

Una encuesta difundida hace pocos días por Reuters (realizada en Estados Unidos por Ipsos) ayuda a entender la estrategia del gobierno de Obama frente a la opinión pública. La encuesta pide a la gente que valore a cada partido en términos de su capacidad de contribuir a mejorar una serie de temas específicos de la política de su país. En muchos temas, demócratas y republicanos califican igual, ningún partido lleva ventaja; esos temas no contribuyen a inclinar la elección hacia uno u otro lado. En cambio, hay temas en los que la ventaja demócrata es manifiesta: matrimonio gay, derechos de las mujeres (incluido aborto), medioambiente, educación. Esos temas son un talón de Aquiles de los republicanos, porque la cultura mueve a la sociedad en dirección contraria a la que muchos de ellos pregonan. Y hay temas con clara ventaja republicana: política internacional, Israel, Irán y Siria, y la economía. El tema Cuba, aunque no está en la lista, forma parte del grupo de temas internacionales.

Parece claro que Obama elige como banderas no los temas donde ya lleva ventaja, sino algunos en los que está en desventaja. Donde lleva ventaja la realidad le juega a favor; no se justifica invertir en esos temas. Pero donde lleva desventaja, una mejora aunque pequeña en su posición en la opinión pública puede terminar haciendo la diferencia entre ganar o perder una elección –aunque sea por poco–. Una economía fortalecida, la nueva política hacia Cuba y dejar que la vida fluya por sí sola carcomiendo los prejuicios ancestrales son las caras de una estrategia plausible para remontar una situación difícil en la opinión pública.

No es antojadizo aplicar esta lección a la situación argentina actual.

*Sociólogo.