El capital de la Argentina



Marcelo Zlotogwiazda

En todos los balances del año 2014, así como en los pronósticos sobre el año que comienza y en casi toda evaluación económica, la performance del Producto Bruto Interno aparece como la variable estrella. Pero las limitaciones de ese indicador para medir el éxito económico o el bienestar social, dieron lugar a la aparición de otros. Naciones Unidas elabora anualmente el Índice de Desarrollo Humano; la OECD publica un Índice de Mejor Vida; el gobierno francés de Nicolás Sarkozy encomendó a una comisión encabezada por Joseph Stiglitz, Amartya Sen y Jean Paul Fittoussi el estudio de fórmulas alternativas de medición; también están el Índice de la Felicidad y el Indicador de Progreso Genuino, entre otros.
La última novedad al respecto es el Índice de Riqueza Inclusivo (IRI) creado en forma conjunta por la Universidad de Naciones Unidas y el Instituto Unesco-Mahatma Gandhi para la Educación, la Paz y el Desarrollo Sustentable. El IRI se presenta como ‘el primer indicador comprehensivo para medir el progreso de los países en construir y sostener riqueza inclusiva’. La riqueza inclusiva se define como el agregado del capital humano, del capital producido (máquinas, infraestructura, etc.) y del capital natural (tierra cultivable, recursos forestales, combustibles fósiles, minerales), es decir la suma de los factores que hacen posible el desarrollo social.
Tras un informe preliminar difundido en 2012, hace dos semanas se publicó el primer trabajo completo, titulado ‘Informe 2014 sobre Riqueza Inclusiva - Midiendo el Progreso hacia la Sustentabilidad’. Es un voluminoso estudio de 330 páginas repleto de información y análisis sobre 140 países para el período 1990-2010.
El total de riqueza de la Argentina en 2010 era de 3,1 billones de dólares, equivalente a unas cinco veces el PBI y a cien veces las reservas del Banco Central.
En la comparación con otros países, se observa, por ejemplo, que Colombia tiene un IRI muy similar; que el de Australia es tres veces y media mayor; y que el de Brasil es algo más del quíntuple. El país con más IRI es Estados Unidos, que llega a cerca de u$s 145 billones entre capital humano, producido y natural.
Diferente es la relación entre países si se toma en cuenta el IRI per cápita.
La Argentina cuenta u$s 77.449; Brasil con 84.330; Australia supera los u$s 500.000, dejando atrás a Alemania, Japón y Estados Unidos.
Es interesante notar que Australia también tiene un Índice de Desarrollo Humano más alto que Alemania, Japón y Estados Unidos. Sin embargo, la Argentina tiene un IDH muy superior al de Brasil pero, como se vio, está por debajo en el IRI per cápita.
Considerando qué pasó en los veinte años que abarca el trabajo, la Argentina no queda mal parada. Entre 1990 y 2010 el IRI per cápita creció el 7%, que es más de lo que creció en Brasil (2%) y en el total mundial (nada), y equipara a lo que sucedió en Australia. Claro que en esa película, la actuación de algunos países fue muchísimo más destacada: el IRI per cápita de Estados Unidos aumentó el 13%, el de Japón el 20%, el de Alemania el 34 y China sobresale con un impactante 47% (Pese a eso, su IRI per cápita es un tercio que el de la Argentina). Del estudio surge que para la gran mayoría de los países el IRI creció menos que PBI y que el IDH. La Argentina no es la excepción. Entre 1990 y 2010 su PBI per cápita subió diez veces más, y el IDH algo más del doble.
El informe también muestra claramente que cuanto más avanzados son los países mayor es la porción del capital humano. Para la Argentina, la composición del capital inclusivo está en el promedio de los países de ingresos medio-alto: un 56% es capital humano, 24% capital producido, y sólo 20% recursos naturales.
Dado lo mucho que se escribió sobre las historias paralelas de Australia y la Argentina, sobre la base de supuestas, pero falsas, similitudes en su dotación de factores, es interesante comparar el capital natural de ambos. La Argentina tiene recursos naturales valuados en u$s 636.000 millones, mientras que los de Australia son el cuádruple. La diferencia se agiganta al cotejar las cifras per cápita: Australia tiene casi ocho veces más capital natural por habitante que la Argentina.
Una de las conclusiones del trabajo es que "el capital humano es el mayor contribuyente al crecimiento del IRI en 100 de los 140 países (...) En promedio, contribuyó con el 54% del incremento general, mientras que el capital producido aportó el 33% y el capital natural el 13%". La Argentina se amolda casi perfectamente a ese promedio mundial.
La valoración de capital humano es función del nivel educativo y de salud de la población. De lo cual se infiere una proposición de Perogrullo y provocativa: la inversión más eficaz y socialmente redituable no es en recursos naturales ni en máquinas e infraestructura, sino en escuelas, hospitales, maestros, médicos y enfermeros.