La primera persona del singular en el #votojoven

Por Rubén Weinsteiner











Hablá de tu audiencia , no de vos.
En el segmento 18-34 años, la autoreferencia en la narrativa y el discurso político es mal negocio, "no garpa".


Un estudio presentado por nuestro grupo MAOF, señala que las cuentas de Twitter de políticos y empresarios que hablan en forma recurrente y sostenida en primera persona, no consiguen aumentar su número de seguidores significativamente y sus temas no se convierten en temas a viralizar. Los tweets planteados en primera persona logran una cantidad claramente menor de retweets, que los que tienen un porcentaje menor de autoreferencia.

En una encuesta sobre lectura de posts , se preguntó porqué se elegían determinados posts para leer, las respuestas apuntaron a que se buscan puntos de vista específicos, más que historias personales.
No quieren oírte hablar de vos mismo, sino que quieren oírte hablar como vos mismo, sobre ellos mismos.

En el #votojoven, los otros son la impostura, los que dicen una cosa pero son otra. Contra eso, se plantea un modelo normativo de autenticidad, sencillez y transparencia. No ser “careta”, no ser “gato”, no ser “trucho”, ser o en realidad parecer verdadero y transparente.

La autoreferencia, el yo, yo, yo es absolutamente 1.0 y "gato", plantea modelos asimétricos de comunicación, donde hay uno que es importante y muchos que no lo son. La comunicación 3.0 se da entre muchos que son importantes. Y en ese escenario es mucho más trascendente lo que los otros dicen de uno, que lo que uno mismo dice de uno mismo.
Las construcciones discursivas impostadas, sobre-abarcativas, desprovistas de emocionalidad real, y centradas en el emisor , producen ruidos y alejan a la marca política de los microsegmentos jóvenes.

El discurso en primera persona apunta a responder a las necesidades, demandas y dimensiones de insatisfacción que marcan las encuestas de macrosegmentos definidos por variables duras, pero no con los deseos y la emocionalidad de microsegmentos espeíficos. Por eso se centra el discurso en el 'yo, yo y yo' llenando de autoreferencias el discurso, lo que se vuelve expulsivo en el #votojoven.

Las marcas políticas y corporativas se vuelven más potentes a la hora de ocupar el imaginario de los microsegmentos jóvenes, colonizar subjetividades, y sujetar a los sujetos de elección, si hablan sobre sus oyentes, no sobre ellos mismos.

Hay que hablar de nuestra audiencia, no de nosotros mismos, porque más importante que lo que decimos es a quién se lo decimos. Llegar, impactar emocionalmente para construir percepciones y posicionamientos en la cabeza de la gente, el lugar donde se ganan todas las batallas.