El pulpo Scioli

Por Mariano Iñiguez*
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Resulta difícil criticar a Scioli. Tiene un talento especial para no definirse en casi nada. Para ser esa especie de pulpo, inteligente y sosegado, que se desplaza por las mareas con fina destreza.

Daniel Osvaldo Scioli, motonauta, ingresó a la carrera por la presidencia hace más de 15 años cuando fue electo diputado por la Ciudad de Buenos Aires. Fue secretario de turismo y deportes en los años complejos del inicio del nuevo milenio, luego vicepresidente de la Nación y gobernador de la provincia más importante del país. Es altamente probable que consiga la presidencia en menos de un año.
El principal desafío que enfrenta para llegar a la Rosada, sin embargo, lo encuentra dentro del propio peronismo. Porque, para ser francos, hoy casi todos se dicen peronistas. Y muchos de ellos critican a Scioli por la ausencia de discurso. Ese mutismo es el blanco que eligen los principales referentes de la militancia para dirigir sus dardos.

En eso se acerca peligrosamente a otros candidatos opositores*. Daniel se parecerse demasiado a Mauricio Macri y a Sergio Massa en cuanto a ciertas cuestiones que tienen que ver con el ejercicio del poder, que incluyen el beneficio en el reparto de la renta, la defensa o el paulatino repliegue de las banderas que izaron Néstor y Cristina Kirchner en cuanto a soberanía política e independencia económica, el sostenimiento de los derechos sociales como AUH, jubilaciones, y así podemos seguir.

Una de las muestras de la capacidad de surfear sin mojarse que caracteriza al gobernador en ejercicio de la provincia más rica, y a la vez más inequitativa de la Argentina, ocurrió esta semana. Scioli debió pronunciarse cuando Cristina Fernandez de Kirchner cruzó a Macri sobre los “curros” de los Derechos Humanos. Massa, que compite con Mauricio por el mismo espacio de restauración conservadora, se había sumado al coro neofasista con lo de “etapa superada”. Y entonces Scioli la levantó de volea: “el compromiso con la verdad y la justicia no se clausura”.

Siempre por twitter, el gobernador que se empecina en romper con la maldición peronista de la provincia de Buenos Aires, continuó: “quien no defiende los #DerechosHumanos debilita los cimientos de nuestra seguridad ciudadana”. Y agregó que “en esto también debemos estar unidos los peronistas”.

Para ser justos, Cristina se la dejó en bandeja. Y Scioli, que algo aprendió en sus años de menemismo, duhaldismo y kirchnerismo, supo como responder. Lo hizo, claro, saltéandose todas las partes en las que no debería ser tomado como modelo: gobierna la provincia donde más se elevan las denuncias por muertes dudosas y malos tratos en penitenciarías, comisarías y misteriosos coches policiales.

Veremos de aquí en más una campaña llenas de pronunciamientos y malos entendidos. Scioli tendrá que alternar silencios y contundencias, a medida que el resto de los y las candidatas vayan marcando la agenda. Para ser gráficos, sabe como practicar un peronismo sin peronismo. Y tal vez sea el que mejor lo hace.




*(excluyo del “otros” a Carrió y Stolbizer porque asumo que tienen un discurso más encendido)

(*) Feos, Sucios y Malas – Radio Gráfica