Encuestas: ficción rentada para corporizar estrategias

 http://globedia.com/imagenes/noticias/2014/9/3/brasil-dilma-apunta-yugular-marina-ganar-reeleccion_3_2137045.jpg

No se trata de que Marina Silva cayó en la intención de voto, sino que jamás estuvo ni primera ni segunda. Las encuestas y notas a pedido eran ciencia ficción rentada.
Tampoco se trata de que Aecio le estuviera ganando a Dilma y cayó. Jamás estuvo arriba, solo en la ficción construida por medios y encuestadoras que solo corporizan estrategias de negocios.

El prematuro despiste del FAUNEN, cuya homogeneidad es menor que la que tuvo la Alianza, reduce el panorama a un partido porteño y uno bonaerense que buscan trascender esos límites para pararse frente a la única fuerza nacional y con potencia electoral. Cada uno tiene sus propios dilemas. Ni el porteño Mauricio Macrì ni el bonaerense Sergio Massa tienen estructuras consistentes fuera de sus distritos, ni está escrito que el caudal que lograron en esas jurisdicciones se mantenga, si ellos son candidatos a la presidencia. Tampoco hay tantos actores y deportistas desocupados a quienes recurrir.

La UCR es el único partido que por despliegue territorial, puede construir una candidatura presidencial por fuera del peronismo. Desde ya que no con Sanz como candidato. Sanz viene de perder en su pueblo, donde nació, vivió y fue intendente, San Rafael, en una provincia, Mendoza, donde Cobos arrasó por más de 20 puntos en todos los distritos menos en San Rafael.
Sanz pierde en San Rafael, hace 6 elecciones.

Para ganar a nivel nacional, hay que pujar por los 38 de cada 100 votos nacionales que se construyen en la provincia de Buenos Aires, los 10 de cada 100 en Córdoba, 9 de cada 100 en Santa Fé, 8,7 en Caba, 4 en Mendoza, 2,3 en Corrientes y así.

Binner y Macri solo pueden construir una candidatura presidencial en las notas a pedido de algunos periodistas rentados, o en el deseo de alguna doña Rosa o doña Mirtha. Macri se bajó de su candidatura presidencial en 2003, en 2007, en 2011 y volverá a hacerlo en 2015 a menos que el radicalismo le alquile su despliegue territorial.

El Frente para la Victoria tiene estructura y votos pero carece de un candidato que haga una síntesis eficaz de sus líneas internas. Tiene un núcleo duro de votantes a escala nacional que va del 30 al 35% de los consultados, y ninguno de sus solitarios adversarios se proyecta por encima del 26% de las preferencias. Cuando las urnas hablen, en sólo doce meses, el candidato que logre el 40% de los votos y saque una ventaja del 10% sobre el segundo será el próximo presidente de los argentinos durante cuatro años.

Desde hace varios meses, un grupo de consultoras de opinión pública, a partir de estudios publicados en los principales medios de comunicación, vienen planteando una competencia presidencial tan anticipada como irreal. Estas encuestas sostienen que las elecciones de 2015 se dirimirán entre tres nombres: Sergio Massa, Daniel Scioli y Mauricio Macri. Tres dirigentes de innegable trayectoria política. Y que tienen algo en común, más allá de una aparente afinidad ideológica: carecen de una fuerza política nacional que respalde sus aspiraciones.

El encuadre partidario de los tres protagonistas de las encuestas no es el mismo. Scioli forma parte del Frente para la Victoria y tiene claras condiciones para ser su candidato. Es el que más mide. Pero, como sabemos, no es la primera opción del núcleo duro del kirchnerismo. Y si Cristina dice que no, Scioli puede seguir aspirando la presidencia, pero del Deportivo Villa La ñata.  Massa y Macri, en cambio, son líderes de partidos de distrito, el Frente Renovador y el PRO respectivamente, con escasa implantación fuera de los territorios en que supieron ser ganadores. Aún no sabemos si serán realmente capaces de perforar sus fronteras y proyectarse al orden nacional. Ciertas encuestas sugieren que sí, pero no explican en qué momento y bajo qué circunstancias los alcaldes de Buenos Aires y Tigre se convirtieron en los líderes preferidos de tucumanos o rionegrinos.

Sin gobernadores ni intendentes, sin despliegue territorial,  es imposible construir una candidatura nacional. Stalín decía que a los gobernantes no los ponen los que votan,  sino los que cuentan los votos.  A los votos hay que fabricarlos pero luego controlarlos y contarlos.

El giro copernicano de Mauricio Macri en su discurso responde a que si vapuleando la AUH, oponiéndose a la estatización de YPF, a la estatización de las AFJP, al Fútbol para todos y burlándose del satélite Arsat 1, apenas supera el 15%, siempre según las encuestas que maneja su equipo de campaña, ¿cómo hace para, al menos, conseguir otro 15% que lo ponga en condiciones de disputar una segunda vuelta con el FPV?
Este escenario explica el porqué -según Rodríguez Larreta- Macri ya decidio que no confía en su boleta presidnecial y por eso desdoblará las elecciones porteñas.

Rodney Barker, politólogo del London School of Economics, sostiene que la gran mayoría de todas las cosas que hace la comunidad política (que incluye a una minoría intensa de políticos, militantes, periodistas, discutidores de política en la mesa familiar y lectores de El Estadista y otras publicaciones similares) está dirigida a sí misma. Que los políticos están permanentemente demostrando autoridad y poder, pero sólo para impresionar a sus pares, y que recién salen a cazar votos del gran público en los días previos a las elecciones. Las encuestas que quieren construir la grilla mucho antes que los partidos también forman parte de la comunidad política, y están dirigidas a los propios políticos
Los votantes no decidieron su voto, y falta mucho para que lo hagan. Los que ahora tienen que decidir son los políticos de las provincias y municipios. Si ellos creen que Macri, Massa y/o Scioli son el futuro presidencial argentino, van a buscar hacer alianzas con ellos. Y entonces, los tres dirigentes populares sin partido van a obtener el respaldo territorial necesario para montar una candidatura, y serán reales candidatos a la presidencia. Con lo cual los que fabrican estan encuestas a pedido, habrán conseguido sus objetivos.