El gran desafío de generar amplios consensos sociales


El economista analiza el impacto de la elección en Brasil y Uruguay y los límites que aún tiene el progresismo.

Facundo Alé




El economista y ex embajador Aldo Ferrer dialogó sobre las elecciones que se celebrarán en Uruguay en Brasil y acerca de la importancia que estos comicios tienen para la región. Además, habló sobre la dificultad en muchos de los gobiernos progresistas para atraer el voto de los sectores medios y para conjugar las "políticas de transformación y soberanía nacional con las estrategias de desarrollo".

–¿Qué se pone en juego en Brasil y Uruguay?
–Dos países eligen entre las propuestas de signo nacional, popular y soberanista que encarnan sus partidos de gobierno y los planteos de carácter neoliberal, que consideran, entre otras cosas, que tiene que ser el mercado el que redistribuya la riqueza.
–La presidenta Dilma Rousseff acusó a Aécio Neves de querer llevar adelante un ajuste "brutal". ¿Se refiere a eso?
–En la oposición a estos gobiernos nacionales y populares hay grupos neoliberales recalcitrantes, que son los que en la Argentina por ejemplo decidieron las políticas en tiempos de la dictadura o durante la década del '90. Pero también en las propuestas opositoras sudamericanas hay otros segmentos que no necesariamente están adheridos a propuestas neoliberales. Estos grupos ponen de manifiesto un gran déficit de los partidos de gobierno, que no pueden cooptarlos para un proyecto nacional.
–La gestión del PT en Brasil es ampliamente reconocida por haber reducido la pobreza extrema. Sin embargo, Rousseff perdió más de 4 millones de votos respecto de la última elección. ¿Cómo se explica?
–Los gobiernos de signo nacional y popular en América del Sur tienen problemas en compatibilizar sus políticas de transformación y soberanía nacional con las estrategias de desarrollo, la inversión y la movilización del sector privado. En el caso de Brasil, en los últimos años la economía no tuvo un desempeño satisfactorio, entonces cuando empiezan a surgir tensiones por un crecimiento lento o la existencia de dificultades como la inflación, comienzan a expresarse estas complejidades que tienen las sociedades de nuestro continente. Estos proyectos, que expresan la mejor posibilidad para estos países, a veces tropiezan con la dificultad de generar una ingeniería política que movilice más allá de los grupos más beneficiados directamente, que son los sectores populares o de menores ingresos.
–¿Se refiere a cómo cosechar el apoyo de los sectores medios?
–No solamente los medios. La gran dificultad histórica de los países de esta parte del mundo reside en cómo generar consensos amplios que incluyan a las clases medias, a las clases populares y también a los sectores empresarios, para articular un proyecto soberano y de transformación social, que además sea viable para el rol de una economía de mercado. Porque todas son economías de mercado, con una fuerte presencia del sector privado. Economías que por otra parte son muy extranjerizadas, con intereses externos que inciden en la estructura productiva.
–Pero en otros países como Bolivia y en Ecuador el apoyo social a Evo Morales y Rafael Correa no mermó.
–Eso responde a la particularidad de cada país. La situación de estos dos Estados refleja que la propuesta política en curso logró un grado de consenso más amplio que lo conseguido en otras partes del continente. En América Latina tenemos problemas comunes: subdesarrollo, desigualdad, el fortalecimiento de nuestra posición en el marco internacional, pero en realidades nacionales muy distintas.
–¿Esa dificultad puede tener que ver con el rol que juegan los medios hegemónicos?
–Los medios forman parte de la distribución del poder en algunos países donde existe una gran concentración del poder económico, y son la herramienta mediante la cual se expresan esos sectores. Sin embargo, la experiencia demuestra que esas empresas mediáticas fracasaron muchas veces en su afán para que sus propuestas y visiones sean las que prevalezcan en el electorado. Por otra parte hay que celebrar que, si bien es cierto que existe una gran concentración mediática, en los últimos años se fue incorporando una gran pluralidad de opiniones también importante.
–En muchos casos las propuestas opositoras tienen que ver con ir para atrás con los avances más importantes logrados por los gobiernos progresistas de la región. Esto se pudo ver en la Argentina, pero también en las campañas electorales de Brasil y Uruguay.
–Me parece una falta de respeto a las reglas de la democracia, ya que todas esas medidas que buscan derogar fueron tomadas en el marco de la Constitución, las instituciones y la división de poderes. Descalificarlas de esa manera es desconocer la legitimidad del origen de esas medidas. «