Dilma Rousseff y Marina Silva se pegan duro en el segundo debate presidencial


Las principales candidatas a los comicios de octubre se centraron en la economía. La mandataria pidió a su rival revelar de dónde sacará fondos para sus promesas y la opositora la acusó de no reconocer errores.





La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, y su principal rival en las elecciones del próximo 5 de octubre, Marina Silva, se atacaron este lunes mutuamente con los puntos débiles de sus respectivos planes económicos y se acusaron de generar políticas de desempleo en el segundo debate televisado entre los candidatos.


A poco más de un mes de las elecciones, Dilma Rousseff recuperó el centro del ring. Disfónica, la presidenta y candidata a la reelección tomó la iniciativa durante un debate televisado ayer, cuando insistió en la defensa de Petrobras y cuestionó el programa de su principal adversaria, Marina Silva, la ambientalista que en las últimas encuestas se proyecta como favorita en un eventual ballotage a disputarse el 26 de octubre. “Candidata Marina, en su programa de gobierno de 242 paginas usted dedicó una línea al petróleo de pre sal (aguas ultraprofundas)”, cuestionó Dilma, de traje rojo, fijando los ojos en su adversaria, con un vestido blanco y el cabello invariablemente recogido. “Marina, ¿por qué tiene ese desprecio ante esa riqueza tan importante... y tan envidiada en todo el mundo? El petróleo de pre sal tiene que ser explotado para financiar la educación, la salud, son recursos de 1 billón de reales (casi 500 mil millones dólares), no podemos dejarlos de lado.”

Las diferencias en materia económica entre las dos favoritas propiciaron los momentos más tensos y entreveraron todo el debate, organizado por la televisión SBT y otros medios, en el que también participaron el socialdemócrata Aécio Neves, tercero en las encuestas, y otros cinco candidatos.

Rousseff y Marina Silva, candidatas que según las encuestas más recientes están virtualmente empatadas de cara a la primera vuelta de las elecciones, se acusaron mutuamente de poner en peligro la economía brasileña con sus propuestas y de amenazar un repunte del desempleo.



Ex ministra de Medio Ambiente y afiliada al PT durante 29 años, Marina Silva ingresó en la carrera presidencial una semana después de la muerte, en un accidente aéreo, del entonces candidato del PSB Eduardo Campos.

El 13 de agosto, día de la tragedia, Campos sumaba el 9 por ciento de las intenciones de voto, Dilma estaba en la banda del 38 por ciento y Aecio Neves, del Partido de la Socialdemocracia Brasileña, contaba con el 22 por ciento. La irrupción del huracán Marina, también bendecida por las empresas periodísticas macizamente antidilmistas, enterró las esperanzas del referente más orgánico de las derechas, Aecio Neves, heredero del ex gobernante Fernando Henrique Cardos, quien retrocedió al 15 por ciento –Cardoso finge que aún apoya a Neves, pero todos saben que abandonó a su muchacho para operar a favor de Marina–.

Paralelamente, el efecto Marina acabó con el favoritismo de Dilma, que ha mostrado una tendencia a la baja en todos los sondeos, aunque poco pronunciada, pero necesita revertir la sangría si pretende mantener su competitividad.

Por eso la nueva estrategia de la presidenta, puesta en evidencia ayer en los estudios del Canal SBT de San Pablo, fue asumir la iniciativa en el duelo contra Marina, quien no perdió su serenidad zen, pero fue evasiva en las respuestas sobre cómo conciliar menos producción petrolera con promesas de recursos para escuelas y hospitales.

Insistió en la promesa de inaugurar la era de “una nueva política”, más allá de los partidos, a los que considera en parte agotados, al igual que las ideologías: “La izquierda es a veces tan dogmática como la derecha”.


Habrá que aguardar las nuevas consultas de opinión pública para saber quién salió victoriosa en el combate de ayer.

Los asesores de imagen consideran que, al cuestionar de frente a Marina, Dilma empleó una táctica arriesgada, pues su adversaria podría victimizarse y ganar más simpatía del gran público. Desde el PT responden que la única forma de frenar el alza de Marina es demostrando que su retórica eco-religiosa no pasa de una gelatina que se deforma hacia la derecha.

Algo de esto se verificó a lo largo de más de 90 minutos de debate en los que sus respuestas fueron genéricas, salvo cuando argumentó con claridad a favor de las premisas económicas del gobierno de Cardoso y asumió el compromiso de sancionar una ley de independencia del Banco Central.

Las dos candidatas se interpelaron tres veces en el debate y en todas ellas eligieron temas financieros, abordando los planes para las riquezas petroleras del país y las principales políticas macroeconómicas.

La actual jefa de Estado, del Partido de los Trabajadores (PT), acusó a Silva de plantear una política económica que generaría desempleo y subrayó que su contrincante no ha presentado planes para apoyar la política que propugna, que contemplaría una elevación del gasto público en salud y educación.


Marina Silva, candidata presidencial del Partido Socialista Brasileño (PSB)

"Cuando se es presidente de la República, hay que explicar cómo se van a hacer las cosas, porque lo vas a tener que hacer el día siguiente. No basta decir que hará una lista de cosas sin decir de dónde viene el dinero", afirmó Rousseff.

Rousseff también advirtió a Silva que si consiguiera ganar las elecciones, no tendría apoyo político suficiente para poner en marcha sus proyectos, a la vez que señaló que ella "apostó por la gobernabilidad".

La jefa de Estado enumeró varios avances sociales de su Gobierno, defendió haber sentado las bases para impulsar "un nuevo ciclo de crecimiento", aunque admitió que no está "plenamente satisfecha" con la labor que ha desempeñado, porque cree que su Gobierno "puede y debe hacer más".

Asimismo, Rousseff afirmó que la maltrecha situación de la economía brasileña, que atraviesa una recesión técnica, después de encadenar dos trimestres de crecimiento negativo, es "momentánea".


La presidente de Brasil y candidata a la reelección por el Partido de los Trabajadores (PT), Dilma Rousseff

Entonces Marina Silva, candidata del Partido Socialista Brasileño (PSB) y favorita para ganar en segunda vuelta, arremetió con dureza contra la actual mandataria, a la que acusó de "no ser capaz de reconocer sus errores" y por tanto, de no tener condiciones para solucionarlos.

En ese sentido, dijo que la política de Rousseff "amenaza el empleo por la vuelta de la inflación y el bajo crecimiento" que está experimentando la economía brasileña.

Silva aludió también a las masivas manifestaciones de junio de 2013 para ilustrar el descontento de la población que, según ella, "paga un precio muy alto por la pésima calidad de los servicios que le son prestados".

Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), y tercer candidato en liza, centró sus críticas en el Gobierno de Rousseff, del que dijo que "fracasó" con sus políticas económicas y al que reprochó no haberse apoyado más en el sector privado.


El candidato Aecio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB)

En sus consideraciones finales, Neves expresó su desconfianza en Silva por las "contradicciones" que ve en su proyecto político.

Aunque la economía centró los momentos más calientes del debate, los candidatos también tocaron otras cuestiones como las malas condiciones del saneamiento básico, la violencia en las prisiones y la seguridad pública.

Los sondeos de intención de voto más recientes sitúan a Marina Silva como favorita en las elecciones, que se adjudicaría en una segunda vuelta ante Rousseff.