Narrativa económica

La narrativa económica sabe manejar las cifras tan bien como las palabras. Las cifras son seres inocentes que, por las buenas o por las malas, confiesan rapidamente lo que se les pide, aunque luego se retracten.
Como la economía es un espacio de disputa de poder donde intervienen actores sociales con intereses enfrentados, existe una fuerte tensión en los relatos sobre los acontecimientos según quién sea el emisor. 
Esas explicaciones de eventos económicos tendrán más o menos predicamento de acuerdo con el grado de captación logrado en la atención social y qué tipo de hegemonía discursiva fue conseguido en los canales de difusión. Se trata de una disputa válida de relatos económicos desplegados en el debate público. Por caso, la inflación será entendida por unos como una derivación del aumento de la emisión monetaria para financiar el gasto público, mientras que para otros será la expresión de la intensidad de la puja distributiva y alimentada por el mercado cambiario. Son manifestaciones de posturas políticas diferentes con raíces interpretativas en corrientes del pensamiento económico opuestas.
Es una disputa por la orientación de la política económica con impactos distintos en los sujetos económicos. En forma esquemática, unos postulan el ajuste (fiscal y monetario) para alcanzar el bienestar y otros proponen la expansión (fiscal y monetaria) para lograr ese mismo objetivo. En esa legítima pelea política e ideológica por el sentido, cada relato privilegiará cifras, tendencias o iniciativas que permitirán fortalecerlo y minimizará o ignorará las que lo debilitaría.
Si la dinámica de esa pelea fuera sólo así, los debates serían de más fácil comprensión y sería más sencillo precisar cuáles son los objetivos y efectos de las opciones de política económica. Sin embargo, ese marco de tensión está siendo contaminado por un penetrante relato ficcional, como si fuera una narración literaria de lo fantástico, con elementos no naturales, magia o seres que no existen. Varios eventos económicos están siendo inundados con relatos ficcionales, pero uno se está destacando del resto: la categoría default sobre la deuda argentina ha adquirido esos rasgos con más profundidad en gran parte de los medios y en el elenco de economistas de la city.