Dificultades en la incorporación al mercado de trabajo, desaliento y changas


En la comparación interanual con base EPH el desempleo pasa de 7,1% en el segundo trimestre 2013 a 7,5% en igual período de 2014. Variación a la suba de 0,4 décimas, por generación insuficiente de empleo combinada con un aumento de la subocupación y caida en la tasa de actividad, que pasa de 46,5% a 44%,8, por efecto desaliento en la comparacion interanual.


En suma con novedades preocupantes en materia empleo, a la generación insuficiente se agrega una caída en la búsqueda, asociada a las mayores dificultades para conseguir empleo por restricciones en las incorporaciones, que ya anticipara la EIL del MTSS y analizamos oportunamente.

Igualmente cabe señalar que el sector público no compensó esta carencia en la generación de empleo privado, como lo venía haciendo de manera muy intensa en el último bienio. Al respecto, en la nota que publicáramos de Javier Lindenboim se sostenía:

Una ilustración impactante la proporciona el empleo asalariado industrial. Hasta 2007 aumentó 37 por ciento; en el trienio siguiente, menos del 2 por ciento, y otro tanto entre 2010 y 2013. El predominio del empleo protegido se extinguió en el último trienio, durante el cual se perdieron puestos protegidos, y la pequeña mejora sólo se explica por el alza del empleo precario. El caso de la construcción es muy similar, con la salvedad de que, hasta 2007, fue la rama que más rápido creció (si bien el 40 por ciento correspondía a trabajo precario).
El empleo estatal, a su vez, crecía hasta 2007 a un ritmo que era menos de la mitad del promedio. En los dos trienios posteriores, por el contrario, sostuvo el incremento global. Su ritmo fue dos o tres veces superior al promedio de asalariados. No es, como se ha dicho, que el empleo estatal haya sido el único que aumentó en los años recientes. Pero modificó su incidencia de manera notable. Pasó de aportar apenas un 7 por ciento a significar entre un cuarto y un tercio del (magro) incremento ocupacional reciente.
Los no asalariados (patrones y cuentapropistas) aportaron hasta 2007 apenas un 4 por ciento del incremento ocupacional, pero en el último trienio decuplicaron su aporte: cuatro de cada diez nuevos empleos les correspondieron a los no asalariados.
Recapitulando, el deterioro reciente en el mercado de trabajo debe atribuirse fundamentalmente al retroceso en la dinámica de generación de empleo privado verificada en este período y la ausencia de compensación vía empleo público de la carencia .

No se debe entonces de manera estadísticamente significativa ( casos siempre hay) a un incremento en las desvinculaciones, ni en los despidos, sino a la contracción en el número de incorporaciones decididas por las empresas en el ámbito privado y ausencia de empleo público compensatorio, que genera un triple impacto : caída en la tasa de actividad por desaliento,
aumento en la tasa de desempleo abierto por búsqueda insatisfecha y
aumento de la tasa de subempleo como compensación vía changas de la ausencia de ocupación plena.


El problema grave se ubica en la incorporación al mercado de trabajo, por lo que no es sorprendente que entre la PEA de 18 a 24 años, la tasa de desempleo ascienda al 16%, el subempleo al 18% , la informalidad trepa al 55% y el salario promedio alcanza los $3000, la mitad que en el promedio general.


Ese es el punto de mayor debilidad de la coraza y la fortaleza del sistema productivo en materia de generación de empleo se mide ahí, en el universo de jóvenes que buscan ingresar al mercado de trabajo. Y no fue bien el último año. La solución a la vista, el despliegue con mayor intensidad de la obra pública en el curso de la segunda mitad del año 2014 y el año 2015.