El papel de la burguesía nacional

Por Javier Lewkowicz

“¿Es posible pensar en un modelo de desarrollo con acuerdos extra-mercado? Puesto de otro modo, ¿alcanza solamente con incentivos de mercado para cambiar la estructura productiva? ¿Hay modelos de país antagónicos o que discuten entre sí hacia adentro del propio empresariado? ¿Hay con el Gobierno una antipatía que transciende lo económico?” Estas preguntas fueron el disparador de un debate que el lunes pasado reunió en la Biblioteca Nacional al vicepresidente de Electroingeniería, Gerardo Ferreyra; al diputado nacional por el Frente Renovador y secretario de la UIA, José Ignacio de Mendiguren, y Enrique Duhau, de Maizar, entidad que agrupa a la cadena de producción del maíz.

“Yo milité en el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y en esa época los jóvenes con compromiso político eran un blanco móvil. Es importante dejar en claro antes que nada que la Sociedad Rural Argentina y la Unión Industrial Argentina han sido cómplices de los tres golpes de Estado que sufrieron gobiernos populares en nuestro del país: el de 1930 a Hipólito Yrigoyen, el de 1955 a Juan Domingo Perón y el más sanguinario de todos, el de 1976”, comenzó su intervención Ferreyra, quien lidera una de las más importantes empresas del país, con inversiones en el sector energético, obra vial, medios de comunicación, entre otros. La excusa para debatir el papel de la burguesía nacional fue la presentación del segundo número de Turba, una revista trimestral de debate político, económico y cultural.


Mendiguren aclaró que “no existe unanimidad en la UIA, hay disensos y debates”. Sostuvo que el principal riesgo en esta etapa es “que volvamos a discutir los mismos temas, volver al punto cero, con la lógica del péndulo que siempre predominó en el país”. Recomendó que “la ciudadanía exija a cada candidato a las próximas elecciones presidenciales que devele su proyecto económico”. Al momento de abordar la cuestión de la ideología del capital, el empresario admitió que en muchos casos “predomina una ceguera ideológica que hace que se preste apoyo a aquel que luego te acomoda la soga en el cuello”, en referencia a los gobiernos liberales que fueron apoyados por el empresariado en la destrucción de la industria nacional.

En tanto, Duhau pidió que “el Estado deje de subsidiar a sectores industriales no competitivos”. Presentó su propuesta como la del fomento de las industrias que ya cuentan con algún grado de competitividad, como la del software, el diseño textil, la fabricación de satélites, maquinaria agrícola o la producción de dibujitos animados, por ejemplo, aunque sin mencionar los efectos negativos que esa política tendría sobre el empleo en sectores menos favorecidos.

En relación con las maniobras de desestabilización que el Gobierno denuncia, dijo que “una parte muy menor de la cosecha no se vende”. Sobre el cierre, Ferreyra admitió que “no son los jóvenes militantes los que fugan divisas, tampoco los trabajadores. Son los empresarios, ellos son los responsables de que la Argentina sea el país con mayor cantidad de dólares per cápita fuera del sistema financiero local”.