La burguesía nacional según Bombita Rodríguez


Nos llega la visión de Horacio Rovelli sobre la actual coyuntura socioeconómica y algunos breves apuntes políticos ( menos mal que son breves) .

Pero leamos, leamos:

Según “Bombita” Rodríguez, el gracioso personaje creado por Diego Capusotto, nuestra burguesía (empresarios) no tienen un espíritu nacional, y cuando uno observa el final del Plan Trienal de Gelbard; la renuncia del Ministro Grinspún en el comienzo del gobierno de Alfonsín; y la experiencia más exitosa y larga en los últimos 40 años, el “kirchnerismo”; parecen darle la razón, porque observamos que tras un período de crecimiento en base al mercado interno, la dependencia de insumos del exterior hace que tarde o temprano ese desarrollo se frene y sea necesario realizar el ajuste interno, para que la economía no derrape en una crisis cambiaria primero, e inflacionaria después.

El fin del Plan Gelbard fue el llamado “Rodrigazo” un brutal y torpe plan de ajuste pergeñado por Ricardo Mansueto Zinn. El fin del gobierno radical fue la híper devaluación e híper inflación de 1989.

El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner observando la historia y que existe un importante sector dentro de los empresarios de nuestro país que compraron y compran dólares buscando que derrape el tipo de cambio, sabe que significa una gran devaluación para que los beneficie, de allí que, por ejemplo, no fue un error involuntario que el CEO de Shell, Juan José Aranguren, el mismo 23 de enero de 2014 comprara dólares por encima del valor de la plaza, ni la aceptación del economista Miguel Bein que se trató de un golpe de mercado que se pudo conjurar, principalmente a través del Comunicado A 5536 del BCRA obligándole a vender el excedente de la posición en dólares de los bancos (grandes compradores de dólares en el último año). 

Tengamos siempre presente el fin de los gobiernos de Raúl Alfonsín y de Fernando De la Rua, con la brutal transferencia de recursos de la población a los que se beneficiaron con la suba sideral de dólar, para tener presente esa posibilidad.

En el año 2013 era evidente que se estaban perdiendo reservas en el BCRA, como que se cerraba el año con un fuerte déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos, así como era creciente el déficit fiscal, por lo que resultaba obvio que se necesitaba sofrenar las variables, pero el problema es el “cómo” y el “para qué” por un lado, y por el otro, quienes son lo que van a pagar el costo del ajuste, y cómo se sigue después, sabiendo que no hay ninguna experiencia histórica que demuestre un crecimiento sostenido y con inclusión liderado por empresas extranjeras .

Pero la devaluación realizada por el propio gobierno, y la suba de las tasas de interés para permitir que sea más rentable pasarse a pesos que quedarse en dólares, impacta negativamente sobre la economía y sobre los trabajadores. Esto es, el negocio de los bancos es captar a una tasa (por ejemplo la BADLAR que es para depósitos de más de un millón de pesos) y prestársela al BCRA comprando letras (LEBAC), ganando la diferencia entre ambas, dado que desde el 24 de enero de 2014 las tasas de las Letras del BCRA fueron mayores que las tasas que pagaron los bancos a sus depositantes.

La combinación de devaluación y suba de la tasa de interés produce de hecho un aumento de los precios, y eso implica menores ventas y menor consumo, deteriorando el círculo virtuoso de expansión del mercado interno y crecimiento de la producción, claramente demostrado que en dólares (fruto de la devaluación) el PIB del año 2014 va a ser menor que el del año 2013. Paralelamente la suba propiciada de la tasa de interés encarece el financiamiento de la inversión y del consumo.

El menor nivel de actividad impacta sobre el empleo, porque en la Argentina la relación entre crecimiento del PIB y la creación de puestos de trabajo es de por sí muy baja (en torno del 0,22 por cada punto de crecimiento del PIB en el año 2013), por ende si encima el PIB se cae, arrastra con menor creación de empleo, e inclusive el riesgo cierto de una recesión importante, y con ello no solo de que se dejen hacer horas extras, sino la de suspensión de días de trabajo, vacaciones anticipadas, y hasta despidos.

En lo que respecta al salario, por el teorema de Carlos Díaz Alejandro sabemos en nuestro país de la relación inversamente proporcional entre el poder adquisitivo de las remuneraciones al trabajo y el tipo de cambio, dado que consumimos el mismo bien que exportamos, no consumimos soja, pero la misma reemplazó física y geográficamente a otros cultivos, con lo que los mayores ingresos por cada dólar que traen de sus ventas afuera, implica un mayor encarecimiento de la canasta de alimentos.

La devaluación, el incremento de las tasas de interés, el aumento desmedido de precios por parte de grandes productores y los comerciantes, impactan sobre el consumo de la población, el esquema de “Precios Cuidados”, para limitar remarcaciones abusivas, el aumento de jubilaciones y el anuncio del plan “Progresar” fue la respuesta del Gobierno para moderar la caída de demanda, pero no es suficiente.

En ese marco de desandar el camino de los diez primeros años, para valorizar las empresas, es lógico y entendible el descontento de amplios sectores de la población, sobre todo los trabajadores, jubilados, productores y comerciantes ligados al mercado interno, que habían mejorado su situación con el modelo del kirchnerismo original.

El problema no sería tal, si fueran medidas transitorias, como las que se vio obligado a ejecutar el mismo peronismo en 1952, sabiendo que restablecidos algunos desequilibrios, se volvía a retomar el circuito virtuosos de consumo-producción-empleo, pero el dilema es que los posibles reemplazantes de CFK son defensores acérrimos y pagos por los que pretenden generar las condiciones para que se desarrolle el capital pero a costa del trabajo.

En suma, si bien el ajuste monetario y fiscal asegura un año recesivo y una aceleración de la inflación a corto plazo, lo cierto es también que permite sacar a la economía del sendero de una crisis segura antes del 2015, en eso no hay nada que decir, el problema es que tipo de modelo de acumulación y distribución se genera.

Si no se cuenta con un plan de crecimiento sustentable, si no se sabe que sectores se deben apuntalar para garantizar la producción y el trabajo nacional, entonces se queda a merced de los grandes capitales que vuelcan las medidas en su único beneficio.

Si solo nos quedamos en el corto plazo, morigerar un poco la tasa de interés para que no sea tan costoso el financiamiento de la producción y el consumo, y/o convalidar cierto aumento salarial, todo con el fin de no se caiga tanto la demanda, sin un mayor control de los precios, estos vuelven a subir más todavía, retrasando el tipo de cambio, por ende este se vuele a devaluar y entramos en una vorágine que ya hemos conocido desde la dictadura militar.

Y no hay mediano y largo plazo cuando leemos que el titular del CEA (Centro de Estudios Americanos) , Lic. Luis María Savino, ante 300 ceos (gerentes principales) y empresarios en una reunión realizada en el Hotel Panamericano de esta Ciudad de Buenos Aires el 14 de abril 2014, dijo con respecto a las medidas adoptadas por la nueva conducción económica que “…se está generando un shock de crecimiento que explotará cuando se den las condiciones apropiadas”. 

“Tendríamos que hacer las cosas muy mal para que no ocurra”. El Lic.Savino agregó que tras hablar con diferentes precandidatos presidenciales “estamos viendo que hay una concentración de sensatez parecida”, con la coincidencia que muchos de esas empresas son las mismas que habían concurrido tres días antes a la reunión con el ministro de economía argentino en la embajada de nuestro país en los EEUU .

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El CEA organismo estadounidense, desde enero de 1990 en nuestro país, lleva adelante programas que brindan información a los distintos sectores de la sociedad argentina. En sus programas se abordan temas nacionales e internacionales. En relación a éstos, se fijó como metodología de análisis el estudio de la sociedad americana y las implicancias transnacionales de su propia conformación (De su Carta Orgánica).

2 Entre las compañías presentes estuvieron Chevron, Exxon y  AES en energía; Halliburton, Helmerich & Payne y Baker Hughes en servicios petroleros;  General Motors, en la industria automotriz; Cargill, CHS, CNH, JBS, DuPont y John Deere en la agroindustria; IBM, Dell, Oracle, Avaya y Alcatel Lucent en el área de tecnología y comunicaciones; Coca-Cola, Pepsico, Procter & Gamble, Walmart, Kimberly-Clark, Kellogg´s y Clorox en el consumo masivo; Nike en indumentaria deportiva; Dow Chemical, en el sector químico; y General Electric y Boeing, entre otras.