Candidatos, Chamanes y comunicación política, la profesión mas antigua del mundo




La palabra chamán procede de Siberia, significa "ver" o bien “aquel que ve (o que sabe)”, y representa a una persona capaz de sanar, curar el mal y de ver más allá. Es curioso que esta figura exista en las culturas primitivas de todo el mundo.




El chamán es un individuo al que se le atribuye la capacidad de modificar la realidad o la percepción colectiva de esta, de manera que no responden a una lógica causal. Esto se puede expresar finalmente, por ejemplo, en la facultad de curar, de comunicarse con los espíritus y de presentar habilidades visionarias y adivinatorias. Es el término usado para indicar a este tipo de persona, presente principalmente en las sociedades cazadoras y recolectoras de Asia, África, América y Oceanía y también en culturas prehistóricas de Europa. En algunas culturas se cree también que el chamán puede indicar en qué lugar se encuentra la caza e incluso alterar los factores climáticos.

Forman una subcultura compleja de riqueza extensa. Se dedican a curar enfermedades, a pronosticar el futuro, a dar consejos y a aliviar angustias.


En las sociedades primitivas sólo encontramos una mínima especialización por edad o sexo, con dos excepciones: el jefe y el chamán. A diferencia del jefe, el chamán, mezcla de sacerdote, mago, consejero y médico, no forma parte estrictamente de la tribu.

Posiblemente ésta haya sido la profesión más antigua del mundo, y no la que generalmente se cree.

El jefe primitivo no tenía tanto poder. No existía tanta población para que las élites mantengan ejércitos u otros elementos coercitivos. Así que el jefe de tribu no solía dar órdenes directas, ya que no podía castigar a quien le desobedecía. Sus tareas solían centrarse en la representación y la conciliación. El poder político del jefe de tribu descansaba en su persuasión, en su habilidad para sondear la opinión pública y en la capacidad para expulsar individuos disconformes.


El chamán le era vital al jefe para encontrar un soporte u orientación mítica y hasta sobrenatural en sus decisiones. Por eso el chamán debía construir y gestionar la marca política del jefe, construyendo anclajes visuales, auditivos y sensoriales poderosos. El anclaje es un estimulo externo que genera un estado interno. Cuando estamos en una situación intensa y se nos presenta el estimulo, se asocia el estimulo con la sensación intensa, que luego se sostiene y empodera con ubicuidad, consonancia y reptición.

El chamán construía esos anclajes cuando el jefe aparecía, cuando hablaba, a través de la simbología, ritualidad, hechos sincrónicos que ocurrían cuando las apariciones tenían lugar, y a través de la construcción de la narrativa de la marca, para instalar mitos necesarios y anclajes poderosos.

El posicionamiento de un gobernante o de un CEO, se asemeja a la del jefe de una tribu primitiva. Aunque tiene poder, hay una “naturaleza” que se le escapa: legisladores, jueces, medios (bah, es solo cuestión de plata), otros países, competencia, accionistas, entes reguladores, clientes y proveedores... y corrientes poderosas dentro de su tribu que debe gestionar. Y aunque al contrario del jefe de tribu, los gobernantes y los CEOS, dentro de su entorno tienen poder, pero puede convenirles no utilizarlo. Puede necesitar, también él, un chamán. Y lo más parecido que tiene a mano es un consultor.

Podemos encontrar analogías entre la función que los chamanes ejercen y la función profesional de la consultoría política.

Las tribús suelen resolver internamente sus problemas. Sólo se consulta al chamán cuando los casos son más serios: enfermedades, escasez de caza o cosecha (malos resultados), disputas, adivinar el resultado de futuras batallas (competencia, elecciones), etc.


El chaman busca sus propios clientes, debe asegurarse de que sus éxitos pasados y su capacidad de ayudar sean conocidos. Su reputación debe ser protegida, pues vive de ella (así funciona el marketing de la consultoría)

La necesidad de formación para los rituales (presentaciones/reuniones), suele venir de superiores o mayores , que han establecido un camino (carrera, escalas) hacia la adquisición de poderes sobrenaturales, dentro de escuelas de chamanes. Hay excepciones que han obtenido estos poderes de forma independiente. Estos son escasos y poderosos (gurús).

Los chamanes suelen especializarse en ciertos tratamientos cuando son curanderos, y en ciertas zonas geográficas cuando dirimen conflictos. Por ejemplo, entre los indios americanos Sia hay ocho sociedades de chamanes: una especializada en quemaduras, otra en picaduras de serpiente, etc. (Igualmente, los consultores suelen especializarse en ciertas tareas: sistemas, reputación, imagen, spin mediático (spin doctors) advocacy, sustitución de anclajes, ,RRHH, calidad… o sectores

No tienen parentesco local, lo que les facilita su labor.

El chaman necesita acumular mucha información para asegurarse que el cliente tenga el diagnostico correcto. Habla con toda la población, para sondear las fuerzas y tensiones existentes (auditoría, trabajo de campo).

Parte de sus soluciones se obtienen en “visiones”. Entran en una especie de éxtasis donde comunican a una audiencia congregada al efecto lo que ven. ("A pattern emerges from the wealth of information gathered during the survey phase. Suddenly, the analyst gets a flash, a revelation. An entirely new key issue and set of Strategic Planning Assumptions (SPAs) must be crafted.")

Para inducir las visiones, realizan una serie de automatismos motores ayudados de tambores, tableros o la visión continuada de cristales. Aseguran ser capaces de viajar hacia el pasado y el futuro ( gran similitud con la consultoría estratégica).

En ocasiones, recurren a las drogas para estimular su poder (drogas no sé, pero café... whisky)

Como su poder es invisible, y los resultados no son inmediatos, necesitan acompañar sus tratamientos de una ceremonia que muestre que algo pasa. (La calidad de la presentaciones es fundamental en la Consultoría)

La vestimenta del chamán es especial, con lo que es fácilmente reconocido, y suele acompañarse de objetos mágicos muy codiciados que multiplican su poder.

El chamán configura un escenario simplificado del concepto donde las inquietudes del jefe/cliente tienen sentido.


Un chamán suele proponer soluciones que se alejan de lo tradicional, que son aceptadas por la confianza del cliente en su talento y éxitos anteriores (no se aceptarían de los empleados las mismas ideas que se acogen de los consultores). Los buenos chamanes saben que los problemas son frecuentemente sociales y culturales, y no “técnicos”.

Los chamanes tienen poder , ya que controlan indirectamente a la gente, apoyados en el afán de ésta de controlar la "naturaleza".