La actitud frente a los locos en política

En un reportaje a una escritora alemana, Rita Klaubunde, aprendí algo que quiero compartir. Yo siempre creí que el gran pecado original del mundo culto y civilizado fue haber ninguneado los brotes incipientes del nazismo, el huevo de la serpiente. Muchos decían son unos pocos locos, no hay que darles importancia. Siempre pensé que eso fue un grave error. Rita Klaubunde me rebatió ese argumento y me dijo algo así: el error fue justamente que pasó lo opuesto, si el mundo hubiera tenido presente todo el tiempo que los nazis eran unos gordos cuarentones sin formación ni empleo, borrachos y desequilibrados, nunca hubieran llegado a nada. El problema me dijo ella, fue que en algún momento por estupidez o por utilización política los tomaron en serio.