La tesis de la pobreza y la modernización:


Samuel P Huntington


La relación entre modernización y violencia es compleja. Las sociedades más modernas son por lo general más estables y están sujetas a una menor violencia interna que las menos modernas. Es evidente que los países con altos niveles de movilización social y desarrollo económico son políticamente más estables y pacíficos. La modernización va acompañada de estabilidad. La tesis de la pobreza plantea que el atraso económico y social es el responsable de la inestabilidad, en tanto que la modernización sigue el camino contrario. Pero en rigor la modernidad si bien genera estabilidad, abre los cauces de la inestabilidad. Lo que produce desorden político no es la ausencia de modernidad, sino los esfuerzos por lograrla. Si los países pobres parecen inestables, no es porque sean pobres, sino debido a que tratan de enriquecerse. Las naciones más ricas tienden a ser más estables que las que no lo son tanto, pero las paupérrimas, aquellas que se encuentran en el peldaño más bajo de la escala económica internacional, son menos propensas a la violencia e inestabilidad que los países que están apenas por encima de ellas. Las naciones subdesarrolladas deben esperar durante algún tiempo un nivel bastante alto de desorden civil, en tanto que es muy probable que los Estados muy pobres tengan que enfrentar en las dos próximas décadas un marcado aumento, en lugar de una disminución de las manifestaciones de violencia interna. En los que están en vías de modernización, la violencia, el desorden y las manifestaciones extremistas son más frecuentes en las partes más ricas del territorio que en las más pobres. En muchos países subdesarrollados, el nivel de vida de las principales ciudades es tres o cuatro veces mejor que el de las zonas rurales, pero aquellas son a menudo centros de inestabilidad y violencia, en tanto que el campesinado se mantiene tranquilo y estable. La inestabilidad política no se produce sólo por modernización económica y social, sino en proporción directa con la magnitud de ésta.
Movilización social e inestabilidad: La urbanización, el incremento de los índices de alfabetismo, educación y acceso a los medios de comunicación sociales crean elevadas aspiraciones y expectativas que si no son satisfechas galvanizan a individuos y grupos y los empujan a la acción política, aumentando la inestabilidad y la violencia. Se puede apreciar la paradoja: la modernidad produce estabilidad y la modernización todo lo contrario. En general, cuanto mayor es el nivel de educación de los desocupados, desubicados o insatisfechos de toda clase, más extremo es el tipo de conducta perturbadora que adoptan. Los graduados universitarios preparan revoluciones; los egresados de escuelas secundarias planean golpes; quienes recién abandonan las aulas de la escuela primaria se dedican a otras formas de desorden políticos, más frecuentes aunque menos importantes.
Desarrollo económico e inestabilidad: La movilización social aumenta las aspiraciones. El crecimiento económico rápido: 1. Desorganiza los agrupamientos sociales tradicionales (familia, clase, casta) y aumenta el número de individuos desclasados. 2. Produce "nuevos ricos", los que se adaptan en forma imperfecta al orden existente y ambicionan un poder político y un status social equivalente a su nueva posición económica. 3. Aumenta la movilidad geográfica (campo/ciudad), lo cual produce alienación y extremismo político. 4. Aumenta la brecha entre ricos y pobres. 5. Eleva los ingresos de algunos en forma absoluta, pero no relativa, con lo cual acentúa su insatisfacción con el orden existente. 6. Exige una restricción general del consumo con el fin de promover las inversiones, y por ende provoca el descontento popular. 7. Aumenta el alfabetismo y la educación, lo cual contribuye a elevar las aspiraciones por encima de los niveles que permitirían satisfacerlas. 8. Agrava los conflictos étnicos y regionales. 9. Acrecienta la capacidad de organización de ciertos grupos y la fuerza de sus exigencias al gobierno.
Respecto a la pobreza, hay un conservadurismo de los indigentes, tan agudo como el de los privilegiados. De esta forma la pobreza es una barrera para la inestabilidad. Aquellos a quienes sólo les preocupa su próxima comida no se inquietan demasiado por las grandes transformaciones de la sociedad. Se convierten en marginalistas y se dedican a lograr mejoras mínimas. Así como la movilización social es necesaria para proporcionar motivos de inestabilidad, también lo es cierto grado de desarrollo económico que suministra los medios de dicha inestabilidad. La relación entre ambas variables determina que a bajos niveles existe una relación positiva; a niveles medios, ninguna de importancia y a altos niveles se plantea una relación francamente negativa.