Chimentos de alta peluquería

Cumpleaños de gran empresario da inicio a festejos de fin de año. Se termina el año, se multiplican las reuniones sociales. Y hay clásicos del calendario que no fallan. Uno de ellos es, sin dudas, el cumpleaños de Juan Carlos Bagó. El festejo superó la convocatoria esperada y hubo que agregar mesas a último momento en el mítico quincho que los hermanos Mario y Roberto Guerrieri tienen en el Bajo Flores. Más de 150 invitados disfrutaron, primero, de la recepción comandada por el ex chef del hotel Alvear Marcelo Acosta, y luego del soberbio asado que es sello de la casa. Entre los comensales estuvo, por ejemplo, el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, Julio Grondona, al que se veía bastante relajado porque todavía no había vuelto a circular su presunta idea de reformular el torneo nacional de fútbol para que puedan participar 42 equipos. Carlos Avila, en cambio, comentaba las preocupaciones propias de un hincha de River Plate, sumadas a las particulares de alguien que se candidatea para presidirlo. Adrián Werthein, por su parte, tomó emocionado la posta de su tío Julio, recientemente fallecido, para saludar con unas palabras emotivas a Bagó y al otro cumpleañero, Ignacio Gutiérrez Zaldívar. En la mesa principal se sentó Fernando de la Rúa y, cerca suyo, su polémico jefe de la SIDE, Fernando de Santibañes. Entre los que disfrutaron de los tangos de Jorge Bragone se los vio también a Sebastián Bagó, Adelmo Gabbi, Juan Scalesciani, Martín Cabrales y al ex embajador urguayo, Alberto Volonté Berro. Como es norma en el quincho de los Guerrieri, sólo hubo presencias masculinas. Se hablaba, de todos modos, de la cita de esta semana en la que la cuestión de género queda suspendida por única vez: el cumpleaños de Nelly Arrieta, que tendrá allí su festejo unisex tras su regreso de Houston, donde fue galardonada por el Museo de Bellas Artes de esa ciudad. 

El cambio de Manola. Las expectativas que se generaron luego del triunfo de Sergio Massa sobre posibles fugas o saltos de dirigentes políticos del oficialismo al Frente Renovador, con el tiempo, se fueron diluyendo. Pero estos últimos días, para alegría del intendente tigrense, y por intermedio de su par de San Miguel, Joaquín de La Torre, ese grupo sumó una nueva integrante. Se trata de María del Carmen “Manola” Rico, ex diputada nacional y actual consejera escolar sanmiguelina, cuyo objetivo es regresar con una banca al Congreso en 2015 de la mano del político de Tigre.
Todos a la mesa. Los que se van, los que llegan y los que se quedan. Las tres categorías de legisladores porteños del Frente para la Victoria se reunieron en Palermo a la misma hora que se conocían los primeros cambios en el gabinete nacional. El anfitrión fue uno de los que se quedarán en el palacio legislativo, al menos por dos años más, el ex joven peronista Juan Carlos Dante Gullo. El hombre abrió las puertas de su restaurante Los Octubres, una de las nuevas mecas gastronómicas del justicialismo capitalino, que sirve como terreno neutral: la difícil distribución de las sillas para la velada ilustraba el desafío que supondrá desde diciembre próximo amalgamar en un mismo bloque a las variadas vertientes del kirchnerismo capitalino.

Con acento francés. Más ordenada estuvo la última de las tres cenas que una bodega premium nacional con “apellido francés” organizó en el jardín de su elegante casona de Palermo Chico para 19 empresarios vip que son fans de Don Pérignon; a punto tal lo son que, por ejemplo, uno de ellos, en el reciente casamiento de una de sus hijas, encargó una partida especial para que sólo se sirviera ese champagne. Un detalle que aún en los festejos vip ya es casi extraordinario. La mencionada comida tenía un atractivo especial: el menú de cinco pasos se encargó a Germán Martitegui, quien viajó a Francia para aprender a “maridar” los sabores con el champagne, y quien ofició de anfitrión fue Richard Geoffroy, el hombre apodado el “Messi” de esa firma porque es quien desde hace años decide qué tipo de vino –él no usa el término “champagne”– se produce. Entre sus comentarios pintorescos, avisó que inició una “campaña” contra el uso de las copas flute –alargadas– para beber ese producto en pos de las de vino blanco: los comensales le dieron la razón, en especial al degustar al final de la comida una partida vintage 1995.
Becados. Los nombramientos de la semana llevaron cierta felicidad y orgullo a la embajada británica y a su actual titular John Freeman. Ya eran conocidos los buenos lazos del nuevo Jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, con los Estados Unidos, pero algo menos conocido es que el funcionario y aspirante a la sucesión presidencial en 2015 tuvo también fuertes lazos con instituciones del Reino Unido. En efecto, Capitanich fue uno de los cuatrocientos argentinos beneficiarios de las becas Chevening, que financia el Foreign Office desde 1983 para el perfeccionamiento profesional de líderes de los países del mundo. Se trata de una beca de formación de posgrado para cursar en cualquier universidad de las islas, durante un año. El chaqueño lo hizo en 1996, cuando trabajaba para la Secretaría de Desarrollo Social del gobierno de Carlos Menem. Durante su estadía en Inglaterra, cursó estudios de inglés en la International House de Londres, ubicada en Covent Garden. Por esas mismas aulas, comandadas por docentes angloparlantes de la Commonwealth y repletas de estudiantes de todo el mundo, también han pasado referentes de la oposición como el actual subsecretario de Relaciones Internacionales e Institucionales porteño Fulvio Pompeo. Pero no sólo Capitanich y el funcionario macrista fueron becarios. De la gestión oficial actual también integran ese grupo la actual embajadora en Estados Unidos, Cecilia Nahón, de extrema confianza de Axel Kicillof; el nuevo secretario de Comercio Interior, Augusto Costa y Federico Thea, flamante secretario Legal y Administrativo de Economía.
Cena y remate. Con un brindis y una oración, la Pastoral Universitaria que preside el padre Guillermo Marcó cerró su cena anual. Sólo en la subasta –conducida por Iván de Pineda– reunieron $ 157 mil, que destinarán a terminar una cancha de usos múltiples en el predio donde ya construyeron un salón para actividades varias para las familias del barrio Ramón Carrillo de Villa Soldati. Si bien los cuadros donados se vendieron en su totalidad, fueron un juego de platos de sitio de plata y un caballo de polo –donado por Julio Saguier– los ítems estrella. En las mesas se ubicaron, entre otros, Mirtha Legrand, Martín Cabrales, Tomás Sánchez Córdova, Juan Pablo Maglier, Fabián Perechodnik, Federico Salvai, Emilio Basavilbaso y Facundo Manes, a quien nadie pudo sacarle palabra alguna sobre la salud de la Presidenta, que esa noche y minutos antes de comenzada la cena –preparada y servida por los jóvenes de la Pastoral– había hecho su reaparición en la Casa Rosada.

Ni corbata ni medias. Luego de hacerse rogar, el calor primaveral se instaló de lleno en territorio porteño y quienes lo padecieron en cierto modo fueron algunos funcionarios porteños. Durante la asunción del nuevo ministro de Ambiente y Espacio Público, Edgardo Cenzón, soportaron el clima con vestuario formal. Pero quien se las ingenió para reducir al menos un par de grados la sensación térmica fue Macri, quien innovó con una polémica combinación de mocasines sin medias, hecho que le valió algunas gastadas.


Primera parte de unos quinchos más que activos de fin de semana largo, con un protagonista casi excluyente, el flamante jefe de Gabinete. Fuimos testigos de un almuerzo sorpresivo que reunió, con temas claves, a Jorge Capitanich y al embajador en Chile, Ginés González García (y tan exhaustivo que hasta se discutió el tipo de alimentación en la Rosada, además del “achatamiento del serrucho”: le explicamos al lector qué es esto). Y si de realineamientos se trata, también conocimos algunos otros que están en marcha en la provincia de Buenos Aires. Seguimos a Julián Domínguez en sus raids santafesinos y santiagueños, y concurrimos a un muy secreto quincho judicial, donde se habló de próximos y sonoros juicios. Y terminamos con quincho top con Paloma Herrera. Veamos.


El presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, estuvo el sábado en Santiago del Estero acompañando al gobernador Gerardo Zamora en un acto de campaña.
De la molicie a la hiperacción, porque es difícil recordar un fin de semana largo, y cerca de las vacaciones (son fechas que se emplean como un ensayo con ropa y luces del descanso anual), que haya tenido tanta actividad oficial y oficiosa. Pesan los estilos, con un Jorge Capitanich que no para ni en domingo y pone en offside al resto de sus colegas de la política. Empezando por el antecesor, Juan Manuel Abal Medina, que no se hacía notar mucho por su agenda (un estilo, no es que no trabajase), y siguiendo por los demás del elenco oficial, que no toleran tampoco que alguien se tome unos días, como Martín Insaurralde, demonizado ayer por Diana Conti, quien mira para otro lado cuando los amigos hacen lo mismo. Lo de Capitanich sigue concentrando miradas porque suma hora tras hora como si todos se hubieran pasado la vida esperándolo, hasta algunos de la oposición que siguen encantados por su designación. El más notable es Eduardo Duhalde, adversario hace rato del ciclo Kirchner al que enfrentó en varias elecciones -la última fue la presidencial- y que no ganó en ninguna, salvo la del 27 de octubre, cuando los escuderos que le quedan apoyaron a Sergio Massa (hasta el día de la elección trabajó para que el "Momo" Venegas abandonase la pelea y se fuera para Tigre). Ayer saludó al "Coqui" chaqueño como el mejor jefe de Gabinete del siglo (lo que va del XXI), algo comprensible si lo acompañó a él en la "fundación del modelo" que plantó Duhalde y profundizaron los Kirchner con gabinetes que él había nombrado.

Poniendo una lupa en el almuerzo que improvisaron en Casa de Gobierno Capitanich y el embajador en Chile, Ginés González García, a mediodía del viernes, cuando al médico-diplomático lo esperaban en un acto en la Defensoría del Pueblo junto a la saliente Alicia Pierini, y desvió el auto para ir a una cita-sorpresa con el nuevo jefe de Gabinete con quien, aclaremos, Ginés habla casi todos los días desde antes de que lo designaran. Ginés tiene entre manos asuntos serios, un capítulo clave de transición entre los gobiernos de Sebastián Piñera y Michelle Bachelet, que es el de las relaciones con la Argentina. Hay mucho secreto ahí y nadie cuenta mucho, pero hay una agenda de negocios binacionales -de la cual el túnel internacional por Mendoza es sólo la punta del iceberg- que quedaron congelados durante la administración Piñera y que ahora pueden reflotarse. Tan finamente atiende esos asuntos Ginés que el lunes pasado tuvo almorzando en su residencia de la calle Vicuña Mackenna de Santiago de Chile a toda la familia Bachelet, salvo Michelle, e incluyendo a Ángela Jeria, la madre de la candidata a la presidencia a quien se le atribuye ser la persona más influyente sobre su hija en cada decisión que toma.



El ingreso de Ginés al Gobierno fue sigiloso y la charla más todavía, porque Cristina de Kirchner tiene que resolver la silla de Juan Manzur en Salud, quien ganó una banca de diputado por Tucumán que cree es clave para disputar en dos años la gobernación provincial, y Ginés como el máximo sanitarista del Gobierno, que fue ministro de Duhalde y de Néstor Kirchner en Salud, parecía llamado al reemplazo. Pero ingresó al despacho de "Coqui" como ministro de Salud y salió como lo que era: embajador. Los dos conversaron más de un par de horas y, como coincidía con el almuerzo, les trajeron unos sánguches de lomo calientes con aderezos que le hicieron pensar a Capitanich que hay que mejorar el menú que allí se sirve. El jefe de Gabinete no tiene la comida como un rango importante de su vida -es cuidadoso de la salud, hombre de gimnasio al que no se le conocen extremos concupiscentes, no bebe, ni fuma, sólo es adicto al mate, que toma como en el NOA, en una calabaza de boca amplia y con poca carga de yerba, mate corto se diría, y con termo, o sea que le gusta que cuando el yuyo se va "lavando" el agua siga caliente; otros prefieren la pava, para que la yerba "lavada" pierda también temperatura, en fin, quisquillas étnicas a las que atienden sólo los expertos en yerba mate- pero como persistirá en jornadas de 7 x 24 en su despacho quiere comer mejor. Mientras bajaban la bandeja de lomitos, repasaron lo que queda por hablar con el Gobierno de Piñera; Capitanich repitió los detalles de su agenda en tres tiempos que ya contó este diario (primero, La Macro, después La Energía y al final La Micro, o todo al mismo tiempo, etc.) y explicó el fin y los métodos. El fin es reactivar el crecimiento y la actividad, que según su óptica es un absurdo que haya entrado en un momento negativo cuando las condiciones son las mejores. "Hay inversiones que están en la puerta y también financiamiento que esperan dos o tres cosas, precios estables, previsibilidad de los planes y apoyo del Estado", es el diagnóstico. La salida de Guillermo Moreno, aunque nadie lo dice, persigue disipar alguno de los escollos. ¿El método? Terminar con la pelea interna en el Gobierno, que no anula todo; claro que el "Coqui" no lo expresa de esa manera, pero es lo que significa cuando insiste, en la charla, en la confianza mutua que tiene con Cristina de Kirchner, con quien -dice-jamás tuvo en más de una década disidencias importantes, o con Axel Kicillof, a quien conoce hace casi 20 años y han trabajado juntos en varias etapas de su vida.



De esa charla salió la noticia de que Manzur seguirá, pese a su voluntad, como ministro de Salud. ¿Hasta cuándo? Hasta alguna fecha que determinará Cristina de Kirchner para ponerle un reemplazante que no puede ser Ginés, otro que fue ministro de Duhalde y pese a que éste lo festeje tampoco es bueno que se instale la idea de que el futuro está otra vez en el túnel del tiempo. Aunque todos lo esperaban, en la charla ni se tocó la posibilidad de un cambio en la embajada de Chile. Fue la comidilla durante una semana porque el propio Abal Medina avaló, y luego desmintió, la noticia de que reemplazaría a Ginés. Eso y la aparición de la Cancillería como proveedora de nuevos cargos le dieron aire a esa posibilidad que negaron todos los funcionarios que fueron consultados sobre eso, de Cristina hacia abajo. Lo de Cancillería como semillero de funcionarios es motivo de comentario porque Kicillof había plantado gente de él en los elencos de Héctor Timerman y ahora migran a estructuras de Economía y de Jefatura de Gabinete. La presencia en Buenos Aires, durante la semana, de Cecilia Naón, una "axelista" de la primera hora que es embajadora en Washington, alimentó más las charlas sobre enroques en embajadas que hasta ayer no prosperaron y que parecen enfriadas en lo que hace a Abal Medina, a quien le atribuyen dificultades familiares -tiene un hijo pequeño- para aceptar cargos en el extranjero.



Estos realineamientos seguirán hasta fin de año porque la idea del Gobierno es achatar el serrucho, es decir, sacar de adelante todo lo que le complique la agenda y emprender la renovación con caras nuevas y resignando peleas que parecían sagradas. Antes de las elecciones resignó el garantismo en seguridad (había salido ya Nilda Garré y llegó el "sheriff" Granados), el piso del Impuesto a las Ganancias sobre sueldos, ahora viene la salida de Moreno y el paso al costado en enredos sin mucho futuro, como la pelea por los códigos y la ley de responsabilidad del Estado. Parecían tapar el mundo y marcar el rumbo de la agenda oficialista, pero con un cruce de llamados pasaron al año que viene. Era algo esperable, no sólo porque les mejora la transición de las legislaturas al Gobierno y a la oposición, sino porque circulaba un dato que adelantó hace dos semanas Diana Conti en Mendoza, donde fue a dar una charla sobre las PASO con otros diputados. Entonces reveló que la orden de Olivos era darles impulso a los códigos, pero sólo un toque, porque la definición pasaría al año que viene.



No quedan allí los realineamientos porque desde hoy retoma Daniel Scioli la ronda de conversaciones con propios y extraños para darle un remezón a sus elencos. Se adelantó ya en estos quinchos que estaba lista la asunción del saliente diputado denarvaísta Gustavo Ferrari como nuevo asesor de Estado de la provincia. Es la cabeza de una corrida de cambios que pueden llevar a otro denarvaísta, Franco Laporta, a la cabeza de un holding a crear con empresas públicas como la que administra autopistas provinciales, a Martín Ferré en lugar de Eduardo Camaño en la Secretaría de la Gobernación, a Cristina Álvarez Rodríguez a Desarrollo Social, y a Alejandro Arlía a Gobierno, dejando Infraestructura para un intendente. Esta corrida de nombres cumple un ritual sciolista que suele seguir a cada elección y busca abulonar situaciones en dos niveles: primero, la Legislatura provincial, en donde hace falta recomponer votos ante la avanzada massista; segundo, en los municipios, en los que el cierre de las listas para candidatos a la conducción del PJ demostró que la pelea con Massa es sólo una lid de marketing que se libra en las alturas, porque en la base que son los municipios los massistas han jugado en su mayoría junto a los sciolistas en listas para controlar el partido en los distritos. Scioli reaparece hoy después de un descanso en algún lugar y tiene fútbol 5; mañana seguramente la primera reunión con Capitanich, en donde destaparán el proyecto de trasladar la elección del PJ nacional para marzo próximo, algo que se planteó ante la Justicia y a lo que le falta sólo una firma de María Servini de Cubría que se conocerá en horas.



Más explicables, en materia de hiperactividad, son movimientos como los que emprendió el fin de semana Julián Domínguez. Primero viajó el jueves a Santa Fe, a participar en un acto en un Instituto Juan Perón junto María Eugenia Bielsa, en una misión que seguramente tiene venia oficial para atraer a esa dama que ha sido reacia a acercarse a otros sectores del peronismo provincial. El jefe de los diputados, que no se pierde oportunidad de subirse a tribunas nacionales, algo para lo que parece tener también venia presidencial, reapareció el sábado en Santiago del Estero para acompañar al matrimonio Zamora en un acto de campaña para la gobernación provincial. Gerardo, un mendocino radical que gobierna por segundo mandato Santiago en nombre del kirchnerismo (enfrentado, como muchos, con el Frente para la Victoria local), fue inhabilitado para un tercer turno y nominó a su mujer, Claudia Ledesma Abdala, para sucederlo. Un tracking día a día reveló el fin de semana que tiene un 62% de adhesiones para la elección del domingo próximo. Julián viajó junto con la diputada santiagueña Norma Abdala de Matarazzo, y los dos se envolvieron en banderas con los colores rojo y blanco del radicalismo y celeste y blanco que identifican al peronismo. Terminado el acto con fuegos artificiales, los protagonistas se fueron al club Sportivo Fernández (¿de Cristina Fernández, bromearon al entrar), donde los esperaban las humitas y el cabrito a las brasas, y suculentas ensaladas y vino tinto. Sonaron zambas y chacareras y algunos de los entornistas, a quienes les picaban los pies, se lanzaron a la danza. Las zambas y las chacareras sonaban de fondo y más de un comensal se animó a bailar las coplas más dulces del folclore santiagueño. Salieron, tarde, cargando todos un kit de productos artesanales que incluía mermelada de frutillas y de manzanas con miel, dulce de cayote y porotos en conserva que terminaron de consumir en el viaje de regreso a la Capital.



Continua, imparable, jugosa en comentarios y participantes, la temporada primavera - verano de quinchos judiciales, cuyas locaciones parecen no tener límites: hoteles céntricos, restoranes palermitanos e inclusive una sala de juicio en el séptimo piso de los tribunales federales de Comodoro Py. Allí se reunió, el pasado jueves, un grupo de jueces y fiscales de tribunales orales para celebrar el cumpleaños de Claudio Gutiérrez de la Cárcova, juez de tribunal oral del fuero Penal Económico. Participaron del ágape de triples de miga, tortas, gaseosas y champán los jueces de los tribunales del fuero Penal Mateo Gorini y Jorge Tassara (este año absolvieron a María Julia Alsogaray y el año próximo tienen el juicio de la tragedia ferroviaria de la estación Once), la fiscal Marta Benavente (llevó el juicio de la trama Skanska relacionada con facturas truchas), el fiscal Marcelo Agüero Vera, el juez de tribunal oral en lo Penal Económico Luis Losada, el fiscal de Cámara Mario Villar y el secretario de Cámara Lauro Laíño (que es nieto del exdirector del diario La Razón, Félix). Pasó a saludar la jueza Karina Perilli (también del Penal Económico); fue una aparición fugaz ya que de allí partió rumbo a las jornadas académicas del gremio de jueces en la Facultad de Derecho. El homenajeado De la Cárcova y Perilli son dos jueces a tener en cuenta ya que fueron convocados por la Corte Suprema para organizar la comisión de magistrados que debe elaborar una serie de propuestas sobre tribunales orales en todo el país. Ámbito sensible para los ministros de la Corte que estallan en reproches cuando les dicen que si se hace un juicio no se puede hacer el otro y ven cómo todo se atrasa. El jueves, en esa sala que no tenía butacas, sino una larga mesa improvisada para el cumpleaños, pudimos conocer que el deadline puesto por el propio Ricardo Lorenzetti para tener en su poder ese documento es el 23 de diciembre, lo cual agita las aguas en despachos de diversas geografías. Esas ideas y recomendaciones prometen ser la columna vertebral del próximo discurso de apertura del año judicial a cargo del presidente del máximo tribunal.



Este grupo de jueces de tribunales orales dio lugar en la redacción a colegas de Salta, provincia clave para la Corte desde que los temas de seguridad y narcotráfico se han instalado en su agenda y no dan señales de quedar de lado especialmente en lo relativo al control de fronteras. Contrario a lo que podría creerse, especialmente por sus dichos de la última semana, hay confianza en la buena voluntad de Sergio Berni para combatir la problemática del norte del país alertada por los obispos y los jueces supremos. Gorini y Tassara son jueces que el año que viene, puntualmente en marzo, saltarán al centro de escena cuando comience el juicio por la tragedia de Once, que sentará en el banquillo a sindicalistas influyentes, exfuncionarios del kirchnerismo y empresarios encumbrados, como el clan de los Cirigliano. Ambos magistrados prevén una logística compleja en un juicio con decenas de afectados y con una serie de querellantes fuertemente enemistados. Al igual que en el juicio por los supuestos sobornos en el Senado -termina antes de fin de año-, este proceso podría tener efectos colaterales contra los dos encargados de la instrucción: el fiscal Federico Delgado (que suele ser fustigado en el juicio que protagoniza Fernando de la Rúa) y el juez Claudio Bonadío.



Uno a uno, los integrantes de la Mesa de Enlace fueron llegando al cóctel de fin de año que dio el miércoles último la Cámara de Aceiteros en el Salón Bouchard de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. Algunos, si no todos, venían de saludar al nuevo ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela, un hombre grande (tiene 70 años) con histórica militancia peronista. Amigo de sus amigos, según dicen. Hombre serio, preparado y propenso al diálogo, con particular conocimiento de la problemática que enfrentan las economías regionales. El entusiasmo de los gremialistas del campo era tal que algunos repetían involuntariamente en voz muy baja la pegadiza canción que se cantaba como una cinta sinfín a lo largo de toda la planta baja de la Casa Rosada ("vengooooo bancando este proyectoooo..."). Es que el coincidente ingreso del titular del INTA con la salida del temerario secretario de Comercio era demasiado. El titular de CRA, el sobrio e inteligente Rubén Ferrero, iba y venía de grupo en grupo gremial sin reparar en el selecto grupo de políticos y periodistas invitados. Hasta que el titular de la Sociedad Rural, el malevo Luis Miguel Etchevehere, y el federado Eduardo Buzzi aceptaron firmar una carta conjunta para abrir nuevamente una puerta al diálogo. Casi ni se percataron del desfile de dirigentes que se codeaban con los anfitriones, encabezados por el presidente de la Cámara, Alberto Rodríguez, y su ejecutor, Andrés Alcaraz. Los corrillos sólo proyectaban posibilidades relativas al recambio ministerial. José "Pepe" Scioli, Carlos "Tato" Brown, el melli Alfredo de Angeli, Juan Radonjic, entre otros; los políticos evaluaban el pase de los colorados al sciolismo y proyectaban posibilidades en torno de la interna del PJ, mientras que los periodistas lamentaban el difícil año que se vendrá con el ajuste. Al término del suculento catering no quedaba nada de las columnas que avanzaban por el bajo, por Madero y por Bouchard al inicio.



Con sus 38 años, tacones altísimos y un vestido rojo adherido al cuerpo, la bailarina Paloma Herrera fue la estrella del homenaje organizado por la joyera Claudia Stad. Amable pero distante, la bailarina sincroniza la energía de la mente y la del cuerpo; despliega ese saludable equilibrio que buscaba Juvenal. Su carrera es producto del talento, pero también del voluntarismo, y de una actitud positiva ante la vida donde no cabe la zozobra. En medio del altar que le construyó la dueña de casa con sus fotos y trofeos, se la ve retratada con personajes top como Hillary Clinton, la reina de Inglaterra o el mismísimo Obama, y también bailando en los escenarios de aquí y allá. Stad puso las joyas en segundo plano y llenó todas las vidrieras de Ayacucho y Alvear con imágenes gigantescas de Paloma. Y ambas se movían como si estuvieran en la Ópera de París, en una noche de estrellas. El mozo, entretanto, despertó curiosidad, porque ofrecía el champán y los bocaditos en francés. Si bien había alguna extranjera en un grupo no demasiado numeroso, resultaba extraño escuchar: "¿Voulez vous un canapé? ¿Voulez vous des petit fours et du champagne?". Estaban Teresa Bulgheroni, Carmen Iriondo de Larreta, Esmeralda Mitre, Mónica Parisier, Marta Juni, Teresa Calandra, la infaltable madre de Paloma, todas con trajecitos de marcas top, y la dueña de casa elegantísima, con un vestido beige. Algunas, recién llegadas de la gala del Museo de Bellas Artes de Houston, un homenaje a Nelly Arrieta financiado por los amigos de nuestro Museo Mayor, hablaban de los vestidos de las invitadas argentinas que pagaron una fortuna para lucirse en ese quién es quién de los poderosos texanos. Del genial rosarino Antonio Berni que ahora tiene su segunda muestra en EE.UU. se habló poco; el tema dominante fue el derroche de talento de nuestros jóvenes artistas, como el de Herrera, reconocido en el mundo, un reconfortante bálsamo para el ego argentino. Así, quienes miraban la vidriera de enfrente, descubrían en Hermès la intervención vegetal de la artista Luna Paiva, la hija de Teresa Anchorena.