Interesante punteo de temas del que extraemos este, particularmente
notable y de gran utilidad para un país como la Argentina que , sí o sí,
debe reformular su estructura productiva y los saberes y habilidades de
los agentes involucrados.
Los países con Estados de Bienestar más grandes pueden crecer con
mayor rapidez ¿Y qué pasa con las pruebas? ¿Cuál es el comportamiento
relativo de la economía de los países que difieren en términos del
tamaño de sus Estados benefactores? Como lo dijimos anteriormente, la
convención indica que los países con Estados de bienestar más pequeños
son más dinámicos. No obstante, las pruebas no apoyan este punto de
vista.
Hasta la década de los ochenta, los EE.UU. crecieron mucho más
lentamente que Europa, a pesar de que su Estado de Bienestar era mucho
más pequeño. Por ejemplo, en 1980, el porcentaje del PBI dedicado al
gasto social era de solamente 13,3% en los EE.UU., comparado con el
19,9% para 15 países de la UE. La proporción alcanzaba un 28,6% en
Suecia, 24,1% en Holanda y 23% en Alemania Occidental.
A pesar de ello, entre 1950 y 1987 los EE.UU. crecieron más
lentamente que cualquier país europeo. El ingreso per cápita creció un
3,8% en Alemania, 2,7% en Suecia y 2,5% en Holanda, mientras que en
EE.UU. creció un 1,9% en el mismo período. Obviamente, el tamaño del
Estado de Bienestar no es el único factor determinante para el
comportamiento de la economía de un país, pero esto demuestra que un
Estado benefactor grande no es incompatible con un alto crecimiento.
Incluso desde 1990, cuando el comportamiento del crecimiento relativo
de los EE.UU. empezó a mejorar, algunos países con grandes Estados
benefactores lo hicieron más rápidamente.
Por ejemplo, entre 1990 y 2008, el ingreso per cápita en los EE.UU. creció un 1,8%. Es básicamente lo mismo que en el período anterior, pero dado el desaceleramiento de las economías europeas, EE.UU. se convirtió en la economía de mayor crecimiento del “núcleo” del grupo OCDE (es decir, excluyendo los países que aún no son tan ricos, como Corea y Turquía).
Lo interesante es, sin embargo, que las dos economías de mayor
crecimiento en el núcleo del grupo OCDE durante el período posterior a
1990 pertenecen a Finlandia (2,6%) y a Noruega (2,5%), ambos con un gran
Estado de Bienestar. En 2003, el porcentaje del PBI destinado al gasto
social público era de 22,5% en Finlandia y 25,1% en Noruega, comparado
con el promedio del OCDE de 20,7% y un 16,2% en los EE.UU.
Suecia, que literalmente tiene el Estado benefactor más grande del mundo (31,3%, el doble que el de los EE.UU.), marcó una tasa de crecimiento de 1,8%, sólo un poco más baja que la tasa de EE.UU. Contando únicamente la década del 2000 (2000-2008), las tasas de crecimiento de Suecia (2,4%) y Finlandia (2,8%) fueron muy superiores a la de los EE.UU. (1,8%). Si los economistas del libre mercado tuvieran razón con respecto a los efectos perjudiciales del Estado de Bienestar en la ética del trabajo y los incentivos para la creación de riqueza, este tipo de cosas no ocurriría.
Suecia, que literalmente tiene el Estado benefactor más grande del mundo (31,3%, el doble que el de los EE.UU.), marcó una tasa de crecimiento de 1,8%, sólo un poco más baja que la tasa de EE.UU. Contando únicamente la década del 2000 (2000-2008), las tasas de crecimiento de Suecia (2,4%) y Finlandia (2,8%) fueron muy superiores a la de los EE.UU. (1,8%). Si los economistas del libre mercado tuvieran razón con respecto a los efectos perjudiciales del Estado de Bienestar en la ética del trabajo y los incentivos para la creación de riqueza, este tipo de cosas no ocurriría.
Con todo esto, por supuesto, no quiero sugerir que el Estado
benefactor sea necesariamente bueno. Como toda institución, tiene sus
lados buenos y malos. En especial cuando se basa en programas dirigidos,
en lugar de universales (como en los EE.UU.), puede estigmatizar a los
beneficiarios de la asistencia social.
El Estado benefactor eleva el “salario de reserva” de las personas y los desalienta a tomar empleos con bajos salarios y condiciones pobres de trabajo, aunque si esto es malo o no es discutible (personalmente creo que unagran cantidad de “trabajadores pobres”, comoen los EE.UU., es un problema tan importante como el de las tasas de desempleo generalmente altas que se observan en Europa). Sin embargo, si está bien diseñado, enfocado a dar a los trabajadores una segunda oportunidad, como en los países escandinavos, puede estimular el crecimiento económico al predisponer a la gente al cambio y lograr que la reestructuración industrial sea más fácil.
El Estado benefactor eleva el “salario de reserva” de las personas y los desalienta a tomar empleos con bajos salarios y condiciones pobres de trabajo, aunque si esto es malo o no es discutible (personalmente creo que unagran cantidad de “trabajadores pobres”, comoen los EE.UU., es un problema tan importante como el de las tasas de desempleo generalmente altas que se observan en Europa). Sin embargo, si está bien diseñado, enfocado a dar a los trabajadores una segunda oportunidad, como en los países escandinavos, puede estimular el crecimiento económico al predisponer a la gente al cambio y lograr que la reestructuración industrial sea más fácil.
Podemos manejar nuestros autos a gran velocidad porque tenemos
frenos. Si los autos no tuvieran frenos, ni siquiera los conductores más
habilidosos se atreverían a ir a más de 30 o 40 kilómetros por hora,
por miedo a un accidente fatal. De la misma forma, la gente puede
aceptar de mejor gana el riesgo del desempleo y la necesidad de
capacitarse para adaptar sus habilidades si saben que esas experiencias
no van a arruinar sus vidas. Por eso, un gobierno más grande puede hacer
que la gente esté más abierta al cambio, y de esa manera, que la
economía sea más dinámica.