El impacto de la prensa escrita en la construcción del voto

“Rupert Murdoch no decidirá quién gana esta elección. Usted decide”. Este titular del diario The Independent provocó una de las historias más sonadas de la campaña electoral británica de 2010.
Aludía al percibido poder que tiene el magnate australiano director de News Corporation, la corporación de medios de comunicación más grande e influyente del mundo, en los destinos políticos del Reino Unido.
James Murdoch, hijo de Ruppert, y Rebekah Brooks, alta ejecutiva del grupo, se apersonaron en The Independent e interpelaron al editor del diario con algunas palabras irreproducibles.
Y es que, en el Reino Unido, la intervención de los periódicos en la campaña electoral es abierta y explícita (…).
El gran enigma es el impacto concreto que los diarios tienen en los votantes. En 1992, el periódico de más tirada en el Reino Unido, el sensacionalista y superamarillo The Sun, se atribuyó la victoria del conservador John Major sobre el laborista Neil Kinnock.
Esta victoria generó un cambio en el laborismo, que atenuó algunas políticas consideradas de “izquierda” en su intento de neutralizar los ataques de la prensa conservadora.
El “Nuevo Laborismo” de Tony Blair terminó recibiendo el apoyo del grupo Murdoch -dueño de The Sun- para las elecciones de 1997. (…)
Sin embargo varios estudios académicos puntualizan que no hay una correlación significativa entre la lectura de la prensa escrita y la intención de voto.
“La gente lee el diario que coincide con su ideología. De modo que no va a cambiar de partido. Pero, además, hoy la prensa tiene que competir con otros canales informativos como Twiter o You Tube”, le dijo a BBC Mundo Ian Mc Lean, profesor de política de la Universidad de Oxford y coautor de “British Politics” (…).
“Es cierto que los diarios sensacionalistas son abiertos en todo esto, pero si uno compara algunos titulares de un diario ‘serio’ como el Daily Telegraph, es posible ver el mismo fenómeno pero de manera más encubierta. Por ejemplo, los titulares de unas denuncias que hicieron sobre Nick Clegg y que no tuvieron mayor trascendencia, tenían la misma dimensión tipográfica que los que se utilizaron para los atentados del 11 de septiembre”.