"De grandes queremos ser Islandeses"

Hördur Torfason se acercó una mañana de octubre de 2008 hasta el que los islandeses llaman Althing, el Parlamento situado en la capital de Islandia, Reikiavik. Para entonces, el mayor banco del país, el Kaupthing, ya había quebrado, y el sistema financiero islandés estaba destrozado.
Torfason,  guitarra en mano, ofreció su  micrófono como canal para que los ciudadanos que quisieran expresar su bronca lo hicieran.
El sábado siguiente, la iniciativa de Torfason reunió a decenas de personas en el mismo punto. Los sábados de aquel otoño, ligados por el movimiento Voces del Pueblo, llevaron al anuncio de disolución del Parlamento y convocatoria electoral el 23 de enero de 2009.
Los islandeses no se quedaron ahí. Sacudieron los cimientos del Gobierno, persiguieron a los banqueros que los llevaron al abismo  y dijeron ‘no’ en un referéndum a la devolución a Gran Bretaña  y Holanda de una deuda de 4.000 millones de euros y formaron una asamblea de 25 ciudadanos elegidos para llevar a cabo una reforma constitucional. Todo este movimiento que sacudió a  Islandia, un país de 320.000 habitantes, se hizo sin siquiera un herido.

Precisamente en Islandia, el australiano Julian Assange, editor de Wikileaks, encontró un teatro perfecto para llevar su proyecto a primera plana. Tal fue el éxito, que el Parlamento islandés adoptó un proyecto para reformar la ley de prensa siguiendo el modelo de transparencia y respeto a la libre expresión de Wikileaks.

 El otro día en una marcha en España ví un cartel que decía "De grandes queremos ser islandeses"