La Marca Carrió


Las elecciones que están teniendo lugar en cada uno de los distritos y fundamentalmente las del 23 de Octubre, ordenarán  y redefinirán la ponderación de los distintos emisores políticos.
No es lo mismo emitir desde un 23% nacional y convertido en segunda fuerza que hacerlo desde menos del 5% y sin posibilidades de tallar en las definiciones de los últimos tramos.
Sin embargo Carrió, y el caso mencionado la describe,  sobrevive y probablemente  lo hará luego de devaluados sus números en Octubre.
Es un caso interesante, un discurso con pocos puntos de contacto con la realidad, al que enriquece el histrionismo y la espectacularidad de sus formas.
Carrió acumulaba electoralmente más que por lo que decía o hacía, por la forma en la cual ella se paraba frente al poder, y esa forma es la matriz de su marca política.
Una dirigente que no mide, que seguramente verá mermado su poder real medido en votos y legisladores, sigue construyendo agenda, aún desde la desconexión con la realidad, desde predicciones que no se cumplen, desde un discurso sin rigor, pero con una marca política potente, con un discurso atractivo, una simbología personalidad y gestualidad con alto impacto, con una identidad construida a base de dibujarse en los segmentos tributarios de su marca, y en la agresividad necesaria para construir el mensaje del día y seguirle rindiendo a los medios, tanto por rating como por la funcionalidad de su discurso.