¿Cautiv@s?

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A las siete de la tarde del viernes 14 de diciembre de 2007, el embajador de los Estados Unidos, Earl Anthony Wayne, informó a su gobierno sobre la crisis producida por la información divulgada en Miami sobre los 800.000 dólares secuestrados al hombre de negocios turbios Guido Antonini Wilson. Wayne se jactó de haber capeado con éxito un día “negro para la imagen de los Estados Unidos”, por los ataques de la presidente CFK “sobre nuestras presuntas oscuras intenciones”.
El borrador con orientaciones sobre el tema fue transmitido durante una recepción “a un grupo cautivo de periodistas argentinos”. Durante la recepción, Wayne mencionó “numerosos programas” de ayuda de la embajada. Entre ellos talleres de capacitación de FOPEA sobre periodismo asistido por computadora, cursos de inglés en ICANA y el envío de catorce periodistas “a filmar documentales de TV, asistir a cursos, y participar de seminarios y eventos internacionales, tanto en Estados Unidos como en América Latina”.
Al día siguiente, Mariano Obarrio escribió en La Nación que Wayne “destacó que el gobierno de los Estados Unidos no tiene ninguna vinculación con la investigación de los fiscales” y marcó “la diferencia entre el poder político y el judicial”, que en los Estados Unidos son “totalmente independientes”.
En Clarín, Fernando González contó que “mientras corrían los bocadillos y las copas, los funcionarios estadounidenses admitían que con estos gestos buscaban encarrilar la relación con el flamante gobierno de Cristina”. En el mismo diario, Natasha Niebieskikwiat afirmó que según Wayne “los fiscales federales (de su país) trabajan en forma independiente para hacer cumplir las leyes de los Estados Unidos”.
Tal vez alguna filtración futura revele si alguno de ellos pidió explicaciones a la embajada por un calificativo tan pringoso.