Xinhua, el futuro del periodismo?

La Agencia de Noticias Xinhua es la agencia oficial de noticias del gobierno de la República Popular China y la mayor de ese país.

Depende del Consejo de Estado de la República Popular China. Sus críticos la consideran un instrumento de propaganda del Estado. Reporteros sin fronteras la ha calificado como la mayor agencia de propaganda del mundo.

(…) La agencia comenzó a funcionar en noviembre de 1931 con el nombre de Nueva Agencia de la China Roja y cambió su denominación a la actual en 1937. La sede central se encuentra en Pekín y estableció su primera oficina en el exterior en 1948.

…) Por décadas, Xinhua ha sido una inescapable presencia en China. Tiene el monopolio sobre las noticias oficiales y suficiente poder para complicar la vida de otros medios. Pero a medida que China ha crecido en riqueza y estatura internacional, se cansó de ser desdeñada o criticada por la prensa occidental. Así que el rol de Xinhua ha sido redefinido como el de un medio para que China ejerza influencia en el exterior. Sólo este año, la agencia, que tiene 80 años, lanzó una estación de noticias en inglés que transmite las 24 horas, colonizó un rascacielos en el Times Square del New York Times y anunció planes para expandir sus 120 oficiales a 200, con 6000 periodistas empleados en el exterior. Decidida a no ser superada por sus pares occidentales, Xinhua ha lanzado una aplicación para iPhone: “Noticias, dibujos animados, información financiera y programas de entretenimiento las 24 horas de Xinhua”.

Con una cotización de miles de millones de dólares, la nueva Xinhua es un megáfono caro. Pero es fundamental “quebrar la hegemonía monopólica y verbal” de Occidente, de acuerdo con el presídente de Xinhua, Li Congjun, quien a menudo suena como si repitiera a Noam Chomsky. Xinhua se negó a hacer declaraciones para este artículo, alegando que era “época de vacaciones”. Pero claramente el esfuerzo también tiene que ver con las nuevas reglas de propaganda. Si antes el juego consistía en suprimir noticias, ahora se trata de inundar el mercado con ellas (…)

El desafío es encontrar una audiencia para “noticias” que son conocidas por sus puntos oscuros. En el mundo de Xinhua, la massacre de la Plaza Tiananmen nunca ocurrió, Falung Gong es un culto malingo y el Dalai Lama es el Guy Fawkes del Tibet. Xinhua recolecta información sensible—tal como el horror del rodar de cabezas en los disturbios de los uigur del verano pasado— y transmitirla sólo a los funcionarios chinos. Es como si The New York Times etiquetara sus primicias como “informes para referencia interna” y los despachara al presidente Obama.

No obstante, Xinhua puede ser el futuro de las noticias por una razón: el costo. La mayoría de las organizaciones de noticias están en retirada, cerrando oficinas y despidiendo periodistas. Pero la ex “Agencia de Noticias de China Roja” no necesita preocuparse por el inconveniente de obtener ganancias. Puede funcionar con las noticias lo que las fábricas estatales chinas hacen con la ropa: tomar algo que se ha convertido en mercancía y distribuirlo al mundo mucho más barato que nadie. “Les da una ventaja comparativa inherente”, dice Tuna Amobi, analista de medios para Standard & Poor’s, quien está convencido de que las noticias baratas de Xinhua “pueden andar”. Una suscripción a todos los artículos de Xinhua cuesta poco comparada con los al menos seis dígitos exigidos para acceder a Associated Press, Reuters o AFP. Para clientes que aún así no pueden solventar la tarifa, un programa de ayuda de Xinhua ofrece todo –contenido, equipo y apoyo técnico— gratis.

Es una oferta atractiva en el Medio Oriente, en África y en el mundo desarrollado, donde las ventas de medios de papel suben y hay hambre por perspectivas no occidentales. Xinhua opera en áreas no cubiertas por las agencias de ráting, así que es difícil medir su audiencia. Pero en meses recientes, acordó la venta de contenidos con medios estales de Cuba, Mongolia, Malasia, Vietnam, Turquía, Nigeria y Zimbabwe, convirtiéndose en fuente líder de noticias para África y buena parte de Asia, con más gente en esos continentes que cualquier otra organización. “Están literalmente en todas partes”, afirma Orville Schell, director del Center on U.S.-China Relations de la Asia Society de New York.

Ayuda, por supuesto, que la manipulación de Xinhua disminuye cuando las noticias no se refieren a China. “Las leo bastante”, cuenta Daniel Bettini, editor internacional de Yediot Ahronot, uno de los principales diarios de Israel. Editores de Pakistán y Turquía también elogian a Xinhua, destacando que el lenguaje es simple y la calidad ha mejorado. “Durante la segunda guerra del Golfo eran muy buenos”, observa Kamil Erdogdu, corresponsal en China para la agencia estatal de noticias de Turquía. “Consiguieron muchas cosas primero; usé el material muchas veces”. AFP y la Pressphoto Agency acordaron recientemente vender a Xinhua imágenes en el extranjero. “No creo que la (censura) haga una gran diferencia” en videos y fotografías, sostiene Jim Laurie, un ex corresponsal de ABC y NBC que ahora es consultor de la Televisión Central China (que también se está extendiendo al extranjero). “En última instancia lo que es importante”, añade, es que “si encontrás una fuente de videos razonablemente buena, razonablemente confiable y razonablemente barata, la usás”.

Hasta ahora, los servicios de noticias más establecidos han adoptado una actitud filosófica. AP se negó a hacer declaraciones y AFP no respondió a un pedido de hacerlas al cierre de esta edición. Pero Reuters ve la expansion de Xinhua como una señal de la “viabilidad del pasaje global”, una perspective compartida por muchos analistas de medios, que creen que la popularidad de Xinhua en los mercados emergentes será efímera, un bache hasta que los medios privados puedan pagar noticias de agencia de mejor calidad. Para ayudar a las compañías a dar el salto, las tres agencias ofrecen coberturas más baratas y a la carta (sólo noticias globales deportivas, por ejemplo). Pero esta perspectiva supone que Xinhua será vista sólo como un medio de propaganda en el futuro.

En los últimos meses, Xinhua ha trabajado para cambiar esa imagen, abriendo su primer librería en Londres, asociándose con el Fondo para la Infancia de Naciones Unidas para reportar sobre el bienestar de los niños en seis continentes e instalando docenas de pantallas planas en Europa que muestran su producción. Y aún si la agencia fracasa en mejorar su imagen, el mero prejuicio no es una desventaja del modo en que lo era para TASS, la agencia de noticias soviética que tenía cien oficinas durante la Guerra Fría. Es cierto, la cobertura de Xinhua sobre los Estados Unidos muy difícilmente puede ser llamada equilibrada o justa. A principios de este año, cuando el Pentágono reveló un informe sobre las ambiciones militares de China, fue descalificado por Xinhua, que lo llamó “poco profesional, culpable de ambigüedades e inconsistencias”. Pero, para muchos, la perspectiva china parece actualmente sólo otra elección ideológica del dial, una opción tan válida como Al-Jazeera, Fox News o MSNBC. Un editor de un diario africano o asiático puede hallar la parcialidad de la agencia menos molesta que el Pentágono, apunta Minxin Pei, un asociado senior del Carnegie Endowment for International Peace.

Un problema mayor es el hecho de que Xinhua a menudo es aburrida, como se podría esperar de una organización que cree que “la cobertura de noticias debe contribuir a aumentar la confianza del mercado y la unidad de la nación”. Un reciente artículo acerca del premier chino Wen Jiabao reveló como había “confundido los tipos de roca” durante una charla con escolares y luego lo había admitido. PREMIER DE CHINA ES ELOGIADO COMO ROCA DE RESPONSABILIDAD, rezaba el titular. Para obtener información real, se sabe, incluso los funcionarios de gobierno leen los medios occidentales. El resto del mundo tal vez continúe haciendo lo mismo.

El PUERCOESPíN

Texto original, aquí.