Rusia busca diversificar su matriz productiva con un Silicon Valley ruso

Un grupo de capitalistas de riesgo de Silicon Valley, que apuestan a compañías como Skype y Facebook, están analizando otra propuesta arriesgada: que Rusia pueda diversificar su economía más allá del petróleo.

El presidente ruso Dimitri Medvedev tiene como pieza central de su política económica la diversificación de actividades, y está construyendo un parque tecnológico extendido, en las afueras de Moscú, al que se suele llamar el Silicon Valley de Rusia .

La visita de capitalistas de riesgo estadounidenses a Rusia ofreció una primera visión de cómo ven este proyecto ambicioso los peso pesado de la inversión en tecnología. En una reunión con los inversores, Medvedev habló de su decisión de comercializar la herencia científica rusa, pero reconoció que no será fácil.

La economía rusa, que vive con diversas alzas y bajas, ahora sufre de grandes variaciones con los precios materias prima como el petróleo y los metales, que representan el 80 por ciento de las exportaciones del país.

Ante este panorama, los asesores oficiales han dicho que una lección de la más reciente caída es la urgencia de la diversificación, pese a la recuperación de los precios de los commodities, como resguardo contra la próxima caída.

Drew Guff, director ejecutivo de Siguler & Guff, un fondo de inversiones de riesgo que cuenta con 8000 millones de dólares, dijo que había comprometido una inversión de 250 millones en un centro de datos en Rusia, alentado por el apoyo del Kremlin a la tecnología informática, como se advierte en la creación del nuevo parque científico , también llamado Innograd, apocopé de Ciudad de la Innovación, en ruso.

"Estamos comprometidos con Inograd y una nueva Rusia tecnológica", le dijo Guff a Medvedev en la reunión. "Creemos que nuestros inversores están satisfechos".

El viaje fue organizado por un fondo ruso con respaldo estatal para la inversión en nanotecnología, Rusnano, junto con AmBar, un grupo de profesionales ruso-parlantes del área de la bahía de San Francisco.
Rusnano está buscando co-inversores en una nueva empresa creada para comercializar avances tecnológicos rusos que quedan sin salida en institutos científicos o laboratorios universitarios, porque el país nunca ha tenido inversores de riesgo para llevarlos al mercado.

Rusia es el mayor exportador de energía del mundo y por tanto no le falta capital para invertir en negocios. Los fondos de riqueza soberana tienen grandes recursos. La estrategia ha sido atraer gente experta en incubar emprendimientos de alta tecnología, en vez de solo dinero.

El director de Rusnano, Anatoly Chubais, uno de los arquitectos de la privatización postsoviética, que ahora se ha sumado al esfuerzo por diversificar la economía, dijo en una declaración que el objetivo de la visita era "unir los proyectos innovadores más prometedores del país con los inversores más inteligentes del mundo".

Los inversores del fondo de capital de riesgo se reunieron más temprano con Viktor Vekselberg, el director comercial del proyecto de la nueva ciudad científica. Les pidió sus opiniones sobre el ambicioso emprendimiento.

La ciudad tecnológica debiera convertirse en un estímulo para reformas a nivel de todo el país para facilitar el surgimiento de empresas pequeñas y medianas, incluyendo compañías dedicadas a la tecnología, dijo Guff a los rusos, y no una meta en sí misma. Aún así, dijo, podría convertirse en una señal del compromiso ruso con el desarrollo de alta tecnología y podría hacer que vuelvan al país algunos de los científicos y programadores que lo abandonaron en la fuga de cerebros post soviética. "Inograd no es un lugar físico sino algo virtual", dijo.

David Kronfeld, presidente de JK&B Capital, aplaudió que el gobierno ponga foco en nanotecnología, buscando saltar por encima de la tecnología de semiconductores, en la que Rusia está muy atrasada. Pero agregó que la mala reputación de Rusia entre los inversores estadounidenses mantendría a muchos alejados por ahora.

Medvedev dijo que era consciente de la visión negativa que tienen los inversores respecto de Rusia, y que el gobierno busca mejorar sus políticas. Pero aseguró que si los que estaban sentados a la mesa transmitían la decisión de Rusia de desarrollar la tecnología, podría cambiar su imagen. "Los empresarios confían en sus colegas", afirmó.