Los Caviglia, la otra cara de la derrota de Luis Alberto Lacalle

Las caras más largas vistas en mucho tiempo, las podíamos encontrar en el bunker del Partido Blanco del Uruguay, la noche donde se pasó del 43 a 32 a favor del Frente Amplio, que le aseguraban a Lacalle sus asesores, al 48 a 29 que finalmente se verificó en la realidad.
Hay mucho para aprender de la campaña 2.0 del Partido Nacional.
Ante todo la campaña no fue manejada por profesionales como en el caso del Frente Amplio, sino por unos buenos chicos, los Caviglia, que da la casualidad que son los sobrinos de Luis Alberto Lacalle. Existe una tendencia todavía en algunas organizaciones a pensar que la Web y en especial la Web 2.0 es algo que puede hacerlo cualquier persona joven a quién le guste el tema. Esto es como si un ejército le diera a un grupo de chicos que gustan de las armas y se compran todas las revistas de temas militares, la tarea de realizar un rescate de prisioneros a manos de un grupo terrorista.
Los Caviglia pasan mucho tiempo en la Web. Les gusta, evidentemente, y crearon muchos grupos en las redes sociales, a los que dotaron de una enorme cantidad de amigos, subieron gran cantidad de blogs, y abrieron un canal en You tube, el Qqui Channel (Ququi es Lacalle) donde subieron cientos de videos, larguísimos, aburridísimos, imposibles, donde en uno de ellos Lacalle se toma 12 minutos para explicar los orígenes del conflicto Árabe Israelí desde Abraham hasta Netanyahu, pasando por los Babilonios, Tito Vespasiano y Ricardo Corazón De León.
Y este me parece un disparador interesante, hacer campaña 2.0 para una empresa, organismo, fundación o partido, no es sumar miles de amigos en Facebook y o abrir 18.000 blogs, todos esos amigos no le sumarán un voto, hacer campaña 2.0 es generar y construir compromiso, apostar al “call for action” movilizar, como los hizo la gente del Frente Amplio.
La diferencia radica en tener o no tener una estrategia y tácticas y desarrollarlas o no, Armar sitios en Facebook lo puede hacer cualquiera, la profundidad del análisis, el pensamiento estratégico y la ejecución de planes tácticos no.
La auditoría en tiempo real el análisis y la producción de inteligencia, pondera y valora a los emisores, lo que permite tener actitudes, reactivas, correctivas y proactivas, profundizando donde estratégicamente convenga.
Esta auditoría se potencia con la estrategia de segmentación de públicos que permite la web, ser mucho más precisos en cuanto a mensajes, creatividad en el discurso y especialmente apuntar con máximo poder de fuego a “targets” estratégicos.
La agenda, la influencia de determinados factores, la capacidad de desinformar de algunos medios y espacios, los contrapuntos, la dinámica propia de los anclajes, requieren para asumir la iniciativa y promover la agenda propia, actuar con pensamiento estratégico.
El Frente Amplio hizo menos ruido, armó menos espacios, tiró muchos menos tiros, pero pego en el blanco.