Barack Obama, como presidente de EEUU, y si el proyecto de ley se aprueba, en el senado, podría obtener la facultad discrecional y total de poder desconectar cualquier servidor de Internet privado, en caso de producirse una emergencia de ciberseguridad nacional. La nueva ley permitirá al presidente declarar una especie de “estado de seguridad cibernética” y suspender el funcionamiento de todas las redes de computadoras, incluidas las privadas y de las empresas consideradas críticas.
El ciberterrorismo tiene una gran probabilidad de convertirse en una de las herramientas más importantes para las guerras del futuro. En un mundo cada vez mas informatizado y dependiente de la información almacenada en grandes redes de ordenadores -de las que Internet es el mejor ejemplo-, atentar contra la infraestructura que hace posible ese acceso a los datos puede ser una forma muy efectiva de poner de rodillas al enemigo. Todos los gobiernos, y sobre todo los de los países más desarrollados tecnológicamente, dependen de Internet. EEUU, por ejemplo, podría quedar paralizado si un ataque de ciberterroristas derribase sus servidores más importantes. Para evitar (o al menos minimizar) este problema, el Senado de EEUU está listo a conferir al presidente Barack Obama el poder de desconectar cualquier servidor que se encuentre amenazado por terroristas.
Si las agencias de inteligencia descubren que hackers enemigos están intentando acceder a la red del Pentágono que controla el lanzamiento de misiles intercontinentales (por citar un ejemplo), la mejor solución sería desconectar la red bajo ataque y minimizar los daños. Sin embargo, la iniciativa no solo involucra a los ordenadores relacionados directamente con la defensa. Las centrales nucleares, la distribución de agua y energía eléctrica, el control del tráfico y prácticamente cualquier cosa o servicio que puedas imaginar se encuentra actualmente controlado por una red de ordenadores. Y este proyecto de ley le daría a Obama el poder de desconectarlos cuando lo desee.
El ciberterrorismo tiene una gran probabilidad de convertirse en una de las herramientas más importantes para las guerras del futuro. En un mundo cada vez mas informatizado y dependiente de la información almacenada en grandes redes de ordenadores -de las que Internet es el mejor ejemplo-, atentar contra la infraestructura que hace posible ese acceso a los datos puede ser una forma muy efectiva de poner de rodillas al enemigo. Todos los gobiernos, y sobre todo los de los países más desarrollados tecnológicamente, dependen de Internet. EEUU, por ejemplo, podría quedar paralizado si un ataque de ciberterroristas derribase sus servidores más importantes. Para evitar (o al menos minimizar) este problema, el Senado de EEUU está listo a conferir al presidente Barack Obama el poder de desconectar cualquier servidor que se encuentre amenazado por terroristas.
Si las agencias de inteligencia descubren que hackers enemigos están intentando acceder a la red del Pentágono que controla el lanzamiento de misiles intercontinentales (por citar un ejemplo), la mejor solución sería desconectar la red bajo ataque y minimizar los daños. Sin embargo, la iniciativa no solo involucra a los ordenadores relacionados directamente con la defensa. Las centrales nucleares, la distribución de agua y energía eléctrica, el control del tráfico y prácticamente cualquier cosa o servicio que puedas imaginar se encuentra actualmente controlado por una red de ordenadores. Y este proyecto de ley le daría a Obama el poder de desconectarlos cuando lo desee.