Mubarak intenta contener a la hermandad musulmana con una fuerte represión

Fundada por Hasan al-Banna' en 1928, la organización de los Hermanos Musulmanes es actualmente la principal fuerza de oposición política en Egipto. Si bien, las acusaciones de fraude, la baja participación en las urnas y la alta tasa de violencia, ponen e tela de juicio la legitimidad de las últimas elecciones políticas de 2005. De hecho, la Hermandad ha logrado conseguir 88 escaños de 454, superando ampliamente los 17 obtenidos en 2000 y se ha establecido como la segunda fuerza política del país, después del Partido Nacional Democrático (NDP) del presidente, con el 75%. El temor de un avance posterior de los Hermanos Musulmanes ha llevado al gobierno a intensificar la represión: desde principios de año, otros 900 miembros de la organización han sido arrestados, con la intención de evitar un posible éxito en las ultimas elecciones municipales, que tuvieron lugar el 8 de abril de 2008. Numerosos Hermanos Musulmanes, entre los que una veintena, anteriormente absueltos por una corte civil, han sido condenados a puerta cerrada a penas entre 3 y 10 años de cárcel por el tribunal militar acusados de terrorismo y blanqueo de dinero, mientras que las fuerzas de seguridad egipcias reprimieron a un centenar de afiliados y familiares de los imputados que pretendían asistir a la audiencia, aplazada desde el 25 de marzo al 15 de abril, a una semana exacta de la fecha de las elecciones.

De tal política represiva es responsable, según la Hermandad Musulmana, el actual secretario general de la Comisión política del NDP e hijo del presidente, Gamal Mubarak, que recientemente ha acusado a la organización de explotar cualquier problema interno para presionar al gobierno y conseguir el apoyo popular. La relación entre Gamal Mubarak y los Hermanos Musulmanes se ha precipitado concretamente tras la aprobación en mayo de 2005 de la enmienda al artículo 76 de la Constitución, que interpone serios obstáculos a la candidatura de los independientes en la carrera hacia el cargo de presidente de la República y parece favorecer, sin embargo, al hijo del octogenario Hosni Mubarak. Si los portavoces de la organización negaran una posible candidatura de Gamal, considerado como el inspirador de la represión, pero también de la utilización de los tribunales militares, este último, que ha consolidado su poder dentro del NDP, no escondería su pensamiento acerca de que la Hermandad es un problema que no hay que menospreciar y que el gobierno debería afrontar con seriedad.

La hermandad en las últimas elecciones y manifestaciones populares

El comportamiento de la organización con motivo de las últimas votaciones municipales, que preveían la asignación de 52.000 escaños locales, parece indicar la falta de una estrategia política clara y coherente. Después de haber presentado además de 5000 candidatos (de los que solo 21 han sido autorizados e incluidos por las autoridades en las listas definitivas), y de haber aumentado el nivel de los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad egipcia, también bajo la óptica de movilizar la opinión publica y resaltar su presencia, la hermandad musulmana anunció a un día de las elecciones la decisión de boicotear estas últimas. Uno de los principales líderes de la organización, Mohammad Habib, ha declarado reiteradamente que la falta de supervisión en las votaciones por parte de la magistratura es la causa de dicha decisión. En los meses de abril y mayo de 2008 una serie de huelgas y manifestaciones de plaza han atravesado Egipto: a pesar de todo la tasa de crecimiento del PBI se ubicaría alrededor del 7%, una elevada inflación con puntos del 146% para la carne de pollo y un aumento cada vez más generalizado de los precios de los bienes de primera necesidad está determinando el empobrecimiento progresivo de amplios sectores de la población. Los partidos de la oposición como el al-Karaama, al-Ghad, el partido Nasserista, y sobre todo movimientos de la sociedad civil como Kifaya, han promovido numerosas protestas mientras que la hermandad musulmana se ha limitado a manifestaciones aisladas. Dicha falta de participación en primera línea de la organización puede encontrar diversas explicaciones. Es posible por ejemplo que haya decidido fomentar el descontento de la población soto voce por el temor a posteriores represalias o por querer diferenciarse de los partidos o movimientos puramente laicos. Es también posible que la incapacidad de ofrecer un plan concreto para responder a los problemas económicos de la población haya hecho autoexcluir a los Hermanos Musulmanes de este nuevo movimiento de protesta.

Las divisiones internas

La falta de una línea política unitaria se puede ver con claridad en las páginas web: numerosos blogs están dando a conocer las divisiones y los enfrentamientos ideológicos internos en la hermandad, en particular gracias al programa político presentado por esta en 2007 en vista de las recientes elecciones. (Véase. Egipto: el manifiesta de los Hermanos Musulmanes). El documento, expresión del ala cercana al septuagenario guía supremo Mohammed Mahdi Akef, ha sido duramente criticado por una parte de los Hermanos y ya hoy es dejado de lado.
La mayor parte de los blogs ha tomado posiciones reformistas manteniendo su oposición a la posible creación de un consejo religioso que supervise los poderes ejecutivos y legislativos, pero aparece una clara división sobre la cuestión de la imposibilidad de las mujeres y cristianos coptos de acceder al cargo de presidente: un enfrentamiento generacional ve de hecho contrapuestos a los líderes como Mohammed Mahdi Akef por un lado y por otro a Abdel Menem Abou el-Fotouh, joven miembro del ejecutivo de la hermandad, que por el contrario sostiene la candidatura de cualquier ciudadano, independientemente de su sexo y religión.
Isam al-Eryan, portavoz de los Hermanos Musulmanes, niega sin embargo la existencia de dicha división interna, de forma que mantiene la apertura de la organización a opiniones diversas y la coexistencia en ella de casi ocho generaciones. Las acciones de Yusuf al-Qaradawi, Tariq al-Bishri, Kamal Abu al-Majd y Muhammad Salim al-‘Awwa representan la nueva corriente del carácter constitucional islámico de la hermandad musulmana; aunque identifican la implementación de la Sharía la tarea principal del gobierno, dividiendo las leyes del Islam en dos grupos: las que aparecen claramente enunciadas en los textos sagrados y las que deben estar ideadas por el hombre donde los textos no son explícitos. Según estas teorías, el soberano no tiene el poder de establecer está última categoría de normas sin la aprobación de los ciudadanos, ni bajo la dirección de un consejo de ulema, mientras que excluir a las mujeres de la vida publica sería, según las declaraciones de al-Qaradawi, como “intentar respirar con un solo pulmón y volar con una sola ala”.

Conclusiones

La creciente división interna, con un liderazgo tradicionalista no siempre puede doblegar la participación juvenil en universidades y en internet, imagen de una hermandad musulmana atravesada por corrientes contrapuestas y que busca una reestructuración de los propios objetivos políticos. El aumento de la pobreza, el creciente sentimiento de injusticia frente a los recientes casos de absolucion de hombres cercanos al poder (como el propietario del barco Al Salam 98, que se hundio con 1.300 pasajeros en el 2006) la condena de periodistas, críticos con el gobierno de Mubarak y con la muerte de otras 500 personas causada por el desprendimiento de una colina en el Cairo, no hacen mas que aumentar la desconfianza hacia el régimen, tal y como lo demuestra el numero de protestas, que se han duplicado en los dos últimos años. Pero la reciente oleada de arrestos por parte del gobierno, siempre mas concentrada en esta segunda mitad del 2008 sobre los jóvenes hermanos musulmanes universitarios y coordinadores de blogs, podría llevar a una represión del movimiento creando un terreno fértil para dar paso a la rápida creación de grupos salafistas y yihadistas. De hecho, la política de represión del régimen ya ha demostrado en el pasado, con Sayyid Qutb y con el mismo Ayman al-Zawahiri (que surgió de AlQaeda), que sabe transformar la rabia y las frustraciones de los jóvenes hermanos en doctrinas radicales y violentas.