Roman Abramovich


Abramovich es un exponente claro de los nuevos ricos de Rusia, los ex-funcionarios comunistas y simples profesionales que se quedaron con las grandes empresas tras la etapa de privatización con Boris Yeltsin. Abramovich, sacó hace poco de su bolsillo 77 millones de euros para comprar dos cuadros (de Bacon y Freud, respectivamente) para obsequiárselos a su nuevo amor.


Roman Abramovich

Abramovich, de 41 años de edad, que es dueño del equipo de fútbol británico Chelsea, poseedor de una fortuna superior a los 15.000 millones de euros, inició su carrera comprando y vendiendo perfumes y pasta de dientes para luego fundar un negocio de muñecas. A la sombra de Yeltsin y de Vladimir Putin, en asociación con Boris Berezovski, pudo quedarse con la compañía petrolera Sibneft, "rifada" por el Kremlin a precio vil. Después adquirió el control de Aeroflot (la compañía de aviación comercial) y del aluminio. Al igual que el resto de new rich en Rusiam compró todo y de todo. Es propietario de tres aviones de porte para trasladarse de un lado a otro del hemisferio norte, limusinas blindadas, yates, una estancia en los Estados Unidos (con pista de esquí propia) y reside en Londres con vida de príncipe. ¿Pero de dónde salió una fortuna tan rápida? Para algunos, este magnate es el ejemplo de aquellos que trabajaron a las órdenes o como testaferros de los que se quedaron con el poder político al derrumbarse la Unión Soviética.