La subprime golpea duro a Brasil

Cuando unos pagan los platos (China, India…) que otros han roto (Estados Unidos)

Por Marcelo Luchino


Los analistas económicos pronostican en Brasil dos escenarios posibles: aumentar la tasa de interés para reducir el consumo y equilibrar las cuentas externas, o devaluar el real frente al dólar. El primer escenario significa soportar tasas de interés más altas aún que las actuales. El segundo genera presiones inflacionarias.


LA ACTUAL CRISIS ECONÓMICA posee características singulares debido al hecho de ser la primera crisis sistémica cuyo epicentro se sitúa en la mayor economía mundial: Estados Unidos.
Los datos objetivos muestran que los instrumentos financieros aplicados sobre títulos de deuda hipotecarios, generando obligaciones mayores que su propio respaldo, erosionó la confianza del sistema financiero en los bancos que poseen alta exposición de los mismos en sus carteras. Lo peor es que nadie sabe qué bancos poseen estos instrumentos ni en qué proporción, generando desconfianzas entre los propios bancos, cuya principal consecuencia es la reducción de préstamos entre sí.
En la práctica, significa que aquellos bancos en los cuales recae la sospecha de estar contaminados por los subprime no consiguen financiación para afrontar sus obligaciones, y por lo tanto, quiebran. Es lo que esta ocurriendo con los bancos de inversión como Lehman Brothers o las entidades de financiación de viviendas como Fannie Mae y Freddie Mac, recientemente nacionalizadas por el Gobierno norteamericano con el objetivo de restablecer la confianza.

SE CAE EL MITO DE LA EXPANSIÓN INDEFINIDA

Años de políticas neoliberales con una creciente y profunda transformación de la economía mundial, “Estados Unidos ha empleado políticas económicas que han contribuido de forma activa a la exuberante liquidez mundial, como las bajas tasas de interés de los últimos años” en un tablero de flujos financieros que circulan irresponsablemente, sin reglas rígidas ni controles suficientes y adecuados entre países emergentes y desarrollados, está en la base causal de la actual crisis. La consecuente disociación entre los valores financieros y reales impulsados por estos flujos es la cara visible de este fenómeno, cuyo efecto principal son las burbujas de sobrevaloración de activos como acciones, inmuebles y commodities.
El fenómeno no es nuevo y Estados Unidos ha empleado políticas económicas que han contribuido de forma activa a la exuberante liquidez mundial, como las bajas tasas de interés de los últimos años. La crisis no hace más que confirmar que la idea mítica de expansión indefinida de la economía global no es verdadera.
En los últimos años, el gobierno norteamericano no quiso pagar el coste político del fin del ciclo de crecimiento, manteniendo la actividad económica a cualquier precio, “La nueva realidad deberá imponer un crecimiento menor a China, y tendrán que caer los precios de los productos primarios que demanda del resto del mundo” aun a riesgo de burbujas explosivas. Incluso cuando el plan de recuperación del sistema financiero sea exitoso y se redefina las reglas del juego monetario mundial, la economía de Estados Unidos deberá enfrentar un periodo de menor crecimiento y, por lo tanto, de menor demanda de importaciones, con lo cual los países cuyas exportaciones tiene como destino este país, se verán afectados y también manifestarán tasas de crecimiento menores. Entre los países que exportan a Estados Unidos se encuentra China, cuyos altos índices de crecimiento ha sostenido la alta valoración de commodities, como soja, petróleo, minerales, etcétera.
La nueva realidad, pues, deberá imponer un crecimiento menor a China, y en consecuencia tendrán que caer los precios de los productos primarios que ella demanda del resto del mundo.


BRASIL ANTE LA CRISIS


El crecimiento de las exportaciones brasileñas de los últimos años se justifican por el efecto del precio de los productos primarios. La sobrevaloración del real y el crecimiento del crédito han expandido el consumo por encima de la capacidad productiva. “Los analistas económicos pronostican en Brasil dos escenarios posibles: aumentar la tasa de interés para reducir el consumo y equilibrar las cuentas externas, o devaluar el real frente al dólar” Las importaciones crecientes han saldado la mencionada diferencia. En un escenario de volatilidad financiera y desconfianza económica como el actual, en el cual se agudiza el fenómeno de fuga de capitales del país, el deterioro creciente del saldo de balance comercial aumenta la vulnerabilidad externa brasileña.
El riesgo es mayor si consideramos que las inversiones financieras de residentes en el exterior superan con creces los 200 mil millones de dólares de reserva que posee el país.
El gobierno del presidente Lula no fue neutral ante la mencionada vulnerabilidad, si pensamos que sus principios monetaristas ortodoxos impulsaron en los últimos años las altísimas tasas de interés, que en un marco de libertad financiera, indujeron a la entrada de capitales cuyos destinos, en una alta proporción, fue el mercado financiero. Esto justifica el alza de la bolsa casi ocho veces en los últimos años y una caída del 30 por ciento en las últimas semanas.
Los analistas económicos pronostican en Brasil dos escenarios posibles: aumentar la tasa de interés para reducir el consumo y equilibrar las cuentas externas, o devaluar el real frente al dólar. El primer escenario significa soportar tasas de interés más altas aún que las actuales. El segundo genera presiones inflacionarias.
Lo cierto es que la globalización ha impuesto, con sus reglas y con su ausencia de reglas, desafíos locales y globales donde las capacidades de respuesta no son iguales, y donde, seguramente, algunos pagarán los platos que otros han roto.