Japón también tiene su crisis


La política nipona se renueva para afrontar los retos

Por Viviana Malvina Sosa

La política japonesa se caracterizan por los cambios graduales, y eso es lo que procura mantener el nuevo primer ministro Taro Aso, cuyo gabinete se ubica más a la derecha que el del saliente Fukuda; sobre todo en lo que se refiere a la economía nipona, que afronta un grave problema: el envejecimiento de la población.


JAPÓN ES UN PAÍS que no se caracteriza por turbulencias económicas ni políticas. Si bien, de tanto en tanto hay sucesos que generan algún tipo de cambio, pero siempre paulatino.
Efectivamente, ante tantos vaivenes internacionales finalmente hay inflación en Japón, pero por el momento no sobrepasa el 2,5 por ciento. Por primera vez, el Banco Central de Japón inyectó 14,3 billones de dólares en efectivo en el mercado de corto plazo para ayudar a las instituciones financieras a asegurar sus fondos.

EL ENVEJECIMIENTO DE LA POBLACIÓN

La mayor preocupación en Japón, en este sentido, es revitalizar la economía, una economía que se ve afectada por el envejecimiento y disminución de la población. La sustentabilidad del sistema de jubilación cobra entonces importancia y se discute ahora cómo solventarlo. Algunos políticos opinan que debería financiarse a través del aumento del IVA, mientras que otros bregan por un recorte de impuestos. “Japón enfrenta una de las deudas públicas más altas: 150 por ciento de su PBI” Este déficit es uno de los grandes temas gubernamentales. En caso que decidan aumentar el aporte destinado a las jubilaciones, tendrán que convencer a los trabajadores que resignen su salario actual en post de la jubilación de sus compatriotas.
En este momento, la jubilación básica con 40 años de cotización es cercana a los 650 dólares, y por ello, según datos de la OCDE, la tasa de pobreza de los mayores de 65 años de edad de Japón es del 21,1 por ciento. Sorprendente, ¿no? El promedio de ingresos anuales es cercano a los 55.000 dólares, pero actualmente es un tanto difícil para los jóvenes poder ubicarse en el mercado laboral, y si a ello le sumamos que a partir de ahora deberán pagar más impuestos, el descontento, lógicamente, aumenta.
“Fukuda no fue brillante manejando asuntos internos, pero le fue mejor en política exterior” No en vano, debemos recordar que a pesar de ser la segunda economía del mundo, Japón enfrenta una de las deudas públicas más altas: 150 por ciento de su PIB. Este déficit es uno de los grandes temas gubernamentales.
Puede sonar un tanto extraño, pero para paliar el envejecimiento de la población se están considerando dos tipos de soluciones. Por una parte robots que cuiden de los ancianos, quienes son los que levantaron el país de las cenizas de la guerra hace 60 años. Por otra, flexibilizan algunos aspectos de la política inmigratoria para permitir la entrada de cierto tipo de mano de obra de la que Japón carece actualmente. Por ejemplo, en el marco de un tratado comercial con Indonesia, enfermeras lograron ubicarse laboralmente en Japón.

SALE FUKUDA, ENTRA ASO

El centro del revuelo político fue la abrupta renuncia del primer ministro Fukuda, que generó críticas pero, al mismo tiempo, con su salida del poder, aumentó el apoyo al partido. Ésa fue justamente una de las razones expuestas por Fukuda para justificar su dimisión, apenas un mes después del relanzamiento de su gabinete. Fukuda no fue brillante manejando asuntos internos, pero le fue mejor en política exterior ya que las relaciones con China y África han mejorado, si lo comparamos con administraciones anteriores.
“El PLD teme represalias diplomáticas de Estados Unidos si fallase la renovación legislativa para continuar apoyando la guerra contra el terrorismo” Luego de tres semanas de débil debate político, Taro Aso fue elegido presidente del Partido Liberal Democrático (PLD), quien debido al actual sistema parlamentario japonés y la estructura política gobernante, también pasa a ser el primer ministro. Se esperan elecciones generales parlamentarias anticipadas y el gobierno de Aso podría ser muy breve. Por ello, por el momento no habría que sobredimensionar la nueva situación, tal como lo hacen varios medios extranjeros.
Sí hay que prestarle atención al desempeño del principal opositor Partido Democrático de Japón (PDJ). Actualmente la coalición gobernante tiene problemas para que se aprueben leyes necesarias para mantener su poder ya que el PDJ y otros de la oposición son mayoría en la Cámara Alta.
Uno de los grandes temas de debate es el permiso para que las fuerzas navales japonesas puedan recargar combustible a los navíos de sus aliados en el Océano Indico, en el marco de las operaciones antiterroristas. La actual ley que permite tal acción, caducará a fines de este año y la oposición no está de acuerdo en renovar el contrato. Si bien este es un tema de alta política, el Ministerio de Defensa colocó pósters en las estaciones de metro explicando los beneficios de la participación japonesa en el Índico. Ahora pareciera que es importante tener la opinión pública a favor. El PLD teme represalias diplomáticas desde Estados Unidos si fallase la renovación legislativa autorizando la continuidad de la presencia japonesa apoyando la guerra contra el terrorismo.

¿QUÉ SE ESPERA DE TARO ASO?

Ideológicamente el nuevo gabinete de Aso esta más inclinado a la derecha que el de Fukuda. Entre otras medidas, analiza aumentar el actual 5 por ciento de IVA al 10 por ciento y con ello financiar beneficios al sistema previsional, recortar impuestos a la renta y, también, se han escuchado posiciones divergentes acerca del gasto público y su papel en la revitalización de la economía.

Por ejemplo el nuevo ministro de Finanzas favorece incrementar el gasto público, lo que acerca al nuevo líder al tradicional clientelismo para captar apoyo especialmente en áreas rurales. Hay que destacar que el nuevo mandatario, en el momento de asumir el cargo, goza de un 48 por ciento de popularidad.
En política exterior, y luego de una especie de luna de miel con China, podrían regenerarse algunas tensiones, ya que Aso públicamente ha anunciado que Japón no debe permitir que un país como China tenga mayor presencia y poder de decisión en el escenario internacional. Particularmente le preocupa el gasto militar de su vecino.

La política japonesa generalmente se caracteriza por graduales cambios, o más bien modificaciones y eso es lo que justamente busca mantener el gobernante PLD quien tendrá un arduo trabajo para defenderse en las próximas elecciones generales.