Somos ciegos, ecológicamente

Por: Edward O. Wilson
En cierto sentido, sabemos mucho menos de la Tierra que de Marte. Aún no se ha descubierto la gran mayoría de las formas de vida de nuestro planeta, y todavía no se sabe cuál es su importancia para nuestra propia especie. Esa brecha de conocimiento es algo serio: nunca entenderemos del todo ni lograremos preservar el mundo que nos rodea con nuestro actual grado de ignorancia. Volamos a ciegas hacia nuestro futuro medioambiental.

Desde que el naturalista sueco Carl Linneo inauguró el sistema de clasificación moderno hace dos siglos y medio, los biólogos descubrieron y bautizaron con nombres latinos casi dos millones de especies vegetales, animales y de microorganismos; un cifra impresionante pero que probablemente constituya menos del 10% del total. Las estimaciones aproximadas del número de especies que aún no se descubrieron oscilan entre diez y más de cien millones.

Sin embargo, un nuevo proyecto biológico, un ambicioso intento de crear una enorme base de datos electrónica nueva de especies conocidas, haría posible descubrir el restante 90% de las especies en mucho menos de 250 años, tal vez en sólo la décima parte de ese tiempo, en apenas una generación humana. El 9 de mayo de este año (2007), un grupo de instituciones que comprende desde Harvard y el Smithsonian hasta The Atlas of Living Australia empezó a compilar "La enciclopedia de la vida", que un día brindará un acceso unificado a todo el conocimiento sobre los organismos vivos.

¿Por qué molestarse en semejante empresa? Porque cada especie, desde una bacteria hasta una ballena, es una obra maestra de evolución. Cada una de las mismas perduró entre miles y millones de años, durante los cuales su combinación de genes fue evolucionando lentamente. Cada una de ellas se adapta de forma exquisita a su medio y se relaciona con una legión de otras especies, formando los ecosistemas de los que en última instancia depende nuestra vida.

Los últimos avances de la ciencia y la tecnología hicieron posible compilar y aumentar "La enciclopedia de la vida". El ritmo cada vez más rápido de las secuencias de ácido nucleico permite a los científicos leer el código genético completo de cualquier organismo. Puede decodificarse una especie viral o bacteriana en cuestión de horas, lo que hace que el inmenso mundo de los microorganismos –"la materia oscura de la biosfera"– se abra por fin a la exploración veloz. "La enciclopedia de la vida" contendrá una página infinitamente expandible para cada especie –con los links necesarios- y ofrecerá todo lo que se sabe de las especies, desde su ADN hasta el lugar que ocupan en el medio y su importancia para la humanidad. Asegurará que todos tengan libre acceso, en todo lugar y momento, al conocimiento existente.

Eso tendrá ventajas prácticas inmediatas. El descubrimiento de especies vegetales silvestres adaptables a la agricultura, la medicina y otros usos, por ejemplo, se acelerará, mientras que podrán descubrirse y controlarse virus y bacterias que provocan enfermedades antes de que puedan causar muchos daños.

Es esencial que actuemos con rapidez, ya que desaparecen ecosistemas y especies como consecuencia de la destrucción del hábitat, la contaminación, la superpoblación y el abuso de la caza y la pesca, así como de especies invasivas como las hormigas coloradas, el mejillón cebra, bacterias y virus. Tan sólo el cambio climático producto de la actividad humana podría eliminar la cuarta parte de las especies en el transcurso de los próximos cincuenta años.

¿Qué perderemos nosotros y las generaciones futuras si gran parte del medio ambiente sigue desapareciendo? Nunca habrá un gran almacenamiento de información científica. Se desperdiciarán nuevas clases de plantas. Habrá menos servicios ecológicos como purificación del agua, renovación del suelo y polinización, que equivalen aproximadamente al producto bruto interno global y constituyen un aporte de los ecosistemas naturales. Será más difícil lograr una estabilidad ecológica.

"La enciclopedia de la vida" es ciencia con plazo. Nos fijamos el objetivo de organizar e incorporar toda la información básica sobre los casi dos millones de especies conocidas en el transcurso de diez años. Es un cronograma ambicioso, pero es importante que el proyecto se afirme como una gran empresa científica, a la par del proyecto del genoma humano, una prioridad de la biología que con financiamiento gubernamental y privado y con la participación de científicos del mundo entero.