Cumbre FAO: comenzó el debate sobre la crisis alimentaria


El líder de la ONU, el de la FAO y el Presidente brasileño tomaron la posta durante el primer día del cónclave en Roma. En particular, fueron abordados los siguientes temas: producción de alimentos, biocombustibles, subsidios agrícolas, políticas comerciales y proteccionismo.

El Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, llamó hoy a los países a "no dejarse tentar por políticas alimentarias que empobrecen a sus vecinos". De esta manera, resumió uno de los objetivos fundamentales de la cumbre de la FAO, que comenzó hoy en Roma y culminará el jueves: eliminar las barreras proteccionistas a la exportación de productos básicos, cuyos precios han registrado una dramática escalada, la mayor de los últimos 30 años, sembrando un panorama de crisis alimentaria que amenaza con poner al borde del hambre a millones de personas.

Para contener el avance inflacionario, el titular de la ONU propuso aumentar un 50% la producción de alimentos de aquí a 2030, para lo que se necesitan inversiones de entre 15.000 y 20.000 millones de dólares anuales.

Las causas del fenómeno que asusta incluso a los países más ricos del mundo están identificadas, aunque hay discrepancias sobre el nivel de injerencia que cada una de ellas tiene en el espiral de precios. Las alzas del petróleo y de la demanda mundial, junto con una reducción de la oferta debida a malas cosechas, con la ayuda de la especulación con productos agrícolas y el aumento de cultivos para biocombustibles, conforman un cóctel explosivo que impacta directamente en los mercados.

Ante este preocupante escenario, más de 50 jefes de Estado y Gobierno, 150 ministros de Agricultura y decenas de representantes organizaciones internacionales se reunieron en Roma, sede de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en la búsqueda de una solución del problema.

El Presidente italiano, Giorgio Napolitano, fue el encargado de inaugurar el cónclave. Terminada su presentación, fue el turno del líder de la ONU, que hizo un llamado para eliminar las barreras proteccionistas y tomar medidas a largo plazo, de forma que no se repitan crisis como la actual. De esta manera, instó a las naciones a "no dejarse tentar por políticas alimentarias que empobrecen a los vecinos" y a "actuar en el largo plazo para reforzar la seguridad alimentaria mundial". Además. solicitó "compromisos firmes para avanzar" y "apoyos financieros" para los países pobres, no meros préstamos.

Ban destacó que en el mundo existen 850 millones de personas hambrientas y que el Banco Mundial ha previsto que en los próximos años aumente en otros 100 millones si no se toman medidas para paliar la crisis alimentaria. "Nada es más degradante que el hambre, especialmente cuando es producido por el hombre", arremetió el funcionario, quien se dirigió a los presentes al afirmar que "todos ustedes conocen la severidad y la escala de la actual crisis mundial". Frente a ello, la cumbre es "una oportunidad para revisar las políticas", para el corto y el largo plazo.

En concreto, el titular del organismo propuso "aumentar la asistencia a través de la ayuda en comida, vales o dinero" y "ajustar el comercio y las políticas de fiscalización para minimizar las restricciones y las tarifas a la importación", así como las "limitaciones impuestas a la exportación" por algunos países, que pueden "distorsionar los mercados y subir los precios".

Duplicar la producción

Ban se refirió también a la falta de alimentos, otra de las causas del alza de precios. La población mundial aumenta y el desarrollo de países como India o China incrementa el número de personas con capacidad de consumir. Sin embargo, la producción agrícola global está en niveles bajos. Por ello, el líder de la ONU remarcó la necesidad de incrementar la producción de alimentos un 50% de aquí al año 2030, algo que, según calcula, costará entre 15.000 y 20.000 millones de dólares anuales a los países en desarrollo y donantes. "Tenemos una oportunidad histórica para revitalizar la agricultura", sentenció.

No obstante, no todos coincidieron en que la producción agrícola sea el problema. La Presidenta de Argentina, Cristina Férnandez de Kirchner, dijo que la causa de esta crisis es más bien de distribución, debido al oligopolio en el sector y al proteccionismo agrícola de los países ricos. Siguiendo esta tendencia, el Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, dijo que "la actual crisis mundial de alimentos es, antes que nada, una crisis de distribución y de proteccionismo”. “Uno de los factores decisivos es el intolerable proteccionismo con el que los países ricos circundan su agricultura, atrofiando y desorganizando la producción en otros países, especialmente los más pobres”, agregó el brasileño.

El Director General de la FAO, el senegalés Jacques Diouf, dijo que los países ricos gastan miles de millones de dólares en subsidios agrícolas, en derroche de comida y en armas. "El exceso de consumo por parte del mundo obeso cuesta anualmente 20.000 millones de dólares, a los que hay que agregar costes indirectos por valor de 100.000 millones resultantes de muertes prematuras y enfermedades relacionadas", estimó el africano, quien considera que “el problema de la inseguridad alimentaria es puramente político”. “Nadie entiende cómo subsidios anuales de entre 11.000 y 12.000 millones de dólares y políticas tarifarias restricitvas tienen el efecto de trasladar 100 millones de toneladas de cereales para consumo humano hacia un tercio de los combustibles para vehículos”, amplió. “Nadie entiende cómo los países ricos han creado una distorsión del mercado mundial mediante el gasto de 272.000 millones de dólares en concepto de subvenciones agrícolas”, concluyó.

El Primer Ministro japonés, Yasuo Fukuda, pidió que todos los países pongan a disposición del mercado internacional "sus reservas de alimentos" y aseguró que Japón está dispuesto a desbloquear "más de 300.000 toneladas de arroz importado".

Tampoco faltaron las palabras del Papa Benedicto XVI, quien indicó en un mensaje dirigido a la cumbre que el hambre y la malnutrición "son inaceptables" en un mundo que dispone de niveles de producción, recursos y conocimientos suficientes para poner final "a tal drama y a sus consecuencias".

Defensa y ataque a los biocombustibles

"Muchos de los que responsabilizan al etanol de los altos precios de los alimentos son los mismos que hace décadas mantienen políticas proteccionistas, en perjuicio de los agricultores de los países más pobres y de los consumidores de todo el mundo", dijo Lula.

En efecto, el etanol y el resto de los biocombustibles es una de las causas que algunos consideran clave en el alza de los precios en los alimentos. Entre ellos estuvo el Vicepresidente de Cuba, José Ramón Machado Ventura, que explicó que el "funesto consumismo" ha llevado a "la siniestra estrategia de convertir granos y cereales en combustibles".

El mandatario de Egipto, Hosni Mubarak, pidió por ese motivo la creación de un "código de conducta internacional", que "reconsidere la actual expansión de la producción de los biocombustibles" y "establezca las normas para el uso responsable de las cosechas, como alimento para los seres humanos, no como combustible para los motores".

Lula no estuvo de acuerdo con quienes ven en los biocombustibles una causa de la inflación en los precios de los alimentos y afirmó que "los biocombustibles no son el villano", algo en lo que coincidieron el Presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, y el Primer Ministro español, José Luis Rodríguez Zapatero. El mandatario galo dijo que la prioridad en los biocarburantes debe ser el desarrollo de los de "segunda generación", que en la misma hectárea puede producir cinco veces más. El español, por su parte, señaló que su efecto en el alza de los precios es "limitado" y apostó por "un debate abierto y permanente".

Con respecto a las soluciones a la crisis, Francia y España comprometieron importantes cantidades de dinero en ayuda al desarrollo agrícola. Sarkozy dijo que en los próximos cinco años dedicará 1.000 millones de euros al África subsahariana, mientras Zapatero comprometió 500 en cuatro años para luchar contra la crisis alimentaria mundial. "No queremos que se quede en una Cumbre de meras palabras", señaló Zapatero.