Países del Golfo: un nuevo dinamismo en las inversiones directas en el extranjero

El boom de los precios del petróleo garantiza un notable superávit económico en los Países del Golfo

En su informe del 2007, la consultoría estadounidense Merryl Lynch ha dedicado particular atención a las actividades financieras en el extranjero de los Estados del Golfo Pérsico, sobre todo las que tienen lugar en Europa y en Estados Unidos, como demostración de una vitalidad desconocida y prevista sólo en parte por Estos estados. Según los expertos, ese dinamismo se debería en particular a dos factores: por una parte el vertiginoso aumento de los precios del petróleo, de los casi 20 dólares del 2001 a los 100 dolares actuales; por otra, la mayor capacidad de las instituciones y de los inversores de Oriente Medio en la utilización de los instrumentos de las finanzas mundiales.Confirmando la validez del primer factor identificado, el Fondo Monetario Internacional, a comienzos del pasado año, había previsto para los Países del Golfo 400.000 millones de dólares provenientes de mayores ingresos por las exportaciones de hidrocarburos en 2007 y de aproximadamente 450.000 en 2008. En un articulo del pasado junio, además, el semanal “The Economist” estimó en un total de 1.500 millones de dólares los recursos económicos derivados del incremento de los precios de los hidrocarburos durante el quinquenio 2002-2006, un aumento superior al 200% respecto a los 5 años precedentes, que se calcula que haya proporcionado a los Países de la zona aproximadamente 542.000 millones de dólares para invertir en el extranjero. Las estimaciones para el futuro prevén un sucesivo incremento para el período 2005-2020 que podría llegar a los 3 billones de superávit, la mayor parte de los cuales permanecerán en la región, pero muchos llegarán claramente a Occidente.El segundo factor identificado en el desarrollo de las inversiones en el extranjero aparece, por el contrario, todavía muy vinculado a las especificidades nacionales, entre países más o menos conservadores, pero que en los últimos años, sin embargo, se ha asistido a estrategias más agresivas respecto al pasado de los mercado extranjeros.
Las inversiones en el extranjero por parte de los Estados de la región

Históricamente, el primero de los Países de la zona del Golfo que invirtió en el extranjero los ingresos provenientes del petróleo fue Kuwait en los años setenta, seguido de los Emiratos Árabes, que, actualmente son el mayor inversor de la zona en los países extranjeros. En casi 30 años de inversiones en el extranjero, se han desarrollado auténticos centros financieros internacionales con base regional, no exclusivamente centrados en el sector petrolífero y energético, si no también en los servicios financieros en general. El nacimiento de estos nuevos centros ha comportado también el crecimiento de una nueva clase de inversores árabes que saben moverse con competencia en los mercados internacionales.La disponibilidad económica de los primeros años del boom de los hidrocarburos ha sido generalmente empleada en el saneamiento de las deudas públicas de varios países y en inversiones internas, destinadas sobre todo a la realización de infraestructuras, pero con el paso de los años, después de haber mejorado la balanza de pagos, a las inversiones internas se han aunado las del extranjero, que, sin embargo, nunca han superado a las primeras en importancia económica. Las intervenciones económicas en los mercados occidentales en los últimos años se han hecho menos escrupulosas, ya sea por parte de los inversores públicos o por los privados, los cuales están abandonando rápidamente la costumbre de comprar simplemente estables Bonos del Tesoro estadounidenses y han iniciado a diversificar sus actividades.En los Emiratos Árabes las operaciones financieras directas en el extranjero son gestionadas por la “Abu Dhabi Investment Authority” (ADIA), que opera a través de la utilización de efectivo y, sobre todo, en los países emergentes, y, según los cálculos de los analistas, administra un patrimonio entre los 250.000 y los 875.000 millones de dólares, parte de los cuales son invertidos también en fondos especulativos; la ADIA representa, además, un órgano de control de capitales privados que son registrados y controlados. La aproximación más directa asumida por la Autoridad de Abu Dhabi le ha garantizado en los últimos años la adquisición, por ejemplo, del 8% de la sociedad árabe de inversiones financieras “EFG-Hermes” y del 10% de la estadounidense “Apollo Investment Corporation”, a la que ha seguido la compra, por parte del fondo de Mubadala controlado por la misma Autoridad, del 7,5% de acciones de la sociedad de capital privado “The Carlyle Group”. El Emirato de Dubai se caracteriza por la utilización de recursos económicos derivados de fondos inmobiliarios más que de los ingresos por el petróleo, los cuales son invertidos principalmente en la adquisición de participaciones en empresas occidentales, como la estadounidense “Barney’s” y la sociedad inmobiliaria “Kerzner International”, y las británicas “Standard Chartered Bank” y la compañía de cruceros “QEII”, por un total de 12.000 millones de dólares; unos 10.000 millones son invertidos en la compra de propiedades inmobiliarias en Europa y en Estados Unidos. Finalmente, África, y en particular el Norte del continente, parece ser el último descubrimiento de las sociedades inmobiliarias de Dubai, y los analistas ya han estimado que estas inversiones, en la próxima década, podrían representar hasta un tercio del producto interior bruto para algunos estados africanos.Sólo, durante el pasado verano, la kuwaití “International Authority” declaró la cuantía del fondo a su disposición para las inversiones en el extranjero, igual a 213.000 millones de dólares, si bien es ya conocida a nivel internacional desde hace algunos años por el control que ejercita sobre el 7% de participaciones accionariales de la Daimler Chrysler y sobre una cuota considerable de la BP, sin embargo, sin renunciar a su parte en los mercados regionales de Oriente Medio. Qatar es el último entre los países del Golfo en ser dotado con una Autoridad Central de coordinación de las actividades económicas en el extranjero, la “Qatar Investment Authority”, puesta en marcha en el 2005 pero ya responsable de la gestión de aproximadamente 40.000 millones de dólares en inversiones. Además de poseer aproximadamente el 20% de las acciones de la Bolsa de Londres y el 10% de la compañía financiera de Europa del Norte OMX, la Autoridad de Doha ha estado en el candelero de la crónicas en los meses pasados por haber apoyado el intento de adquisición, por parte de la compañía de bandera “Delta Two”, de la minorista anglosajona “Sainsbury’s”, de la que ya poseía el 25% de las acciones. Finalmente, la sociedad Delta Two ha retirado su oferta de adquisición, alegando un aumento de los costes del sistema de crédito que habría provocado el aumento excesivo de los precios para la adquisición, y el frustrado acuerdo sobre los Fondos de Pensiones de los empleados de Sainsbury’s. Comentando el hecho específico, algunos analistas han observado que precisamente las características de la mayor parte de los Fondos de Pensiones europeos, podrían representar también en un futuro el obstáculo más concreto para la penetración en los mercados occidentales por parte de los inversores de Oriente Medio.Arabia Saudí, también en el campo financiero, representa el Estado más conservador de la región del Golfo, si bien los observadores prevén el inicio de un fase más agresiva, en el caso de que el precio del crudo continúe aumentando al ritmo de los últimos años; sin embargo, hasta ahora, las participaciones extranjeras de la monarquía saudí, administradas por el Banco Central del País, la “Saudi Arabia Monetarian Economy”, ascienden aproximadamente a 248.000 millones de dólares, invertidos sobre todo en títulos “seguros” de compañías occidentales.
Los ingresos extra: luces y sombras

Más allá de las operaciones de mercado más evidentes, el dato global muestra que al menos un tercio de los principales ingresos derivados del aumento de los precios del petróleo en el período 2002-2006, aproximadamente igual a 260.000 millones de dólares, ha sido invertido por los Países del Golfo en “activos” adquiridos en dólares, según algunas tendencias evidentes: de hecho, por una parte se han reducido los depósitos bancarios favoreciendo los fondos de capital privado y las inversiones directas en el extranjero, por otra parte, se han aumentado las inversiones en títulos del Estado y las acciones de compañías estadounidenses, así como la compra de sociedad enteras, ya sean europeas o norteamericanas. El dólar es la principal divisa empleada en las transacciones, sobre todo, por la dimensión del mercado americano, aunque se registra un mayor empleo del euro, también porque en esta fase garantiza costes inferiores. Hasta aquí, los datos que el informe publicado el pasado mayo por el Institute of International Finance (IIF) ha sido capaz de reproducir oficialmente, con la intención de comprender el trayecto de las inversiones directas en el extranjero que parten de los Países del Golfo: según los valores proporcionados, aproximadamente un tercio de los 260.000 millones han sido invertidos en dólares y parece probable que ese porcentual haya crecido después del 11 de septiembre, si bien no es posible verificarlo con certeza.Respecto a los casi 280.000 millones restantes, el IIF ha podido avanzar solamente las hipótesis y presentar algunas observaciones. En 2006 parece haber crecido, aproximadamente un 46%, el recurso al “Sukuk”, los instrumentos de las finanzas islámicas, por un total de 21.000 millones de dólares; solamente en la Unión Europea, los Países del Golfo habrían invertido durante el mismo año aproximadamente 100.000 millones, es decir, el 18% del superávit total, por la adquisición de títulos, acciones y compañías privadas; finalmente, en Asia han sido adquiridas empresas y se han realizado infraestructuras por unos 60.000 millones.
Conclusiones

Respecto al pasado, los nuevos inversores árabes están adoptando estrategias de aproximación más agresivas en referencia a los mercados extranjeros, todavía basadas en inversiones a largo plazo, sin embargo, capaces de garantizar un crecimiento sustancial de año en año. Los operadores y gobernadores occidentales, conscientes ya de que no se trata de un acercamiento “suave”, muestran todas sus preocupaciones y critican de manera abierta la utilización de los instrumentos financieros para fines políticos y la escasa transparencia de las operaciones, que se reflejan aún menos comprensibles por la extraordinaria disponibilidad de liquidez de la que tradicionalmente gozan los Estados del Golfo.