Guerra en Gaza

Mientras el comandante en jefe del ejército se acerca paso a paso a un operativo terrestre en Gaza, y el premier Ehud Olmert grita su no interés en ello, la pregunta que queda es por la existencia de una política israelí en la cuestión.


El primer ministro puede seguir declarando que no tiene interés en un operativo terrestre amplio en la Franja de Gaza, pero en los hechos Israel se ve arrastrado hacia la Franja paso a paso. Las pesadas ráfagas de misiles Kassam, la oscuridad que cayó sobre Sderot por ellas, los lanzamientos contra Ashkelon cada vez más frecuentes, el disparo de francotiradores a lo largo de la cerca de seguridad y, por el otro lado, una larga lista de muertos. En el Estado de Sderot, a apenas 60 kilómetros de Tel Aviv, la guerra ya ha comenzado.


Quien se empecine, podrá hallar líneas de similitud entre la presente fase del enfrentamiento en Gaza y las últimas semanas de la Segunda Guerra del Líbano. También en el maldito verano de 2006, Tzahal intentó al principio enfrentar la amenaza de misiles, en especial por medio de la activación de la Fuerza Aérea a control remoto. Sólo luego de 32 días, cuando el alto el fuego ya era un hecho consumado, comenzó el operativo terrestre destinado a tomar amplias áreas de lanzamiento de misiles de modo simultáneo. En la guerra de Gaza todavía estamos lejos de una fase terrestre global, pero si la situación continúa escalando al ritmo de los últimos días, Tzahal se encontrará muy pronto bien adentro de Gaza, a pesar de que el primer ministro no está interesado en ello (ni tampoco oficiales del ejército).


En esta etapa, lo que realmente impide un amplio operativo terrestre en la Franja de Gaza, tal que requiera también la convocatoria de la reserva, es el miedo paralizante a una nueva Comisión Winograd, el grave temor de por lo menos decenas de bajas, y también el estado del tiempo. Tzahal, como cualquier otro ejército del mundo, prefiere sus grandes guerras en el verano o, como mínimo, en la primavera, para que las nubes no limiten a la Fuerza Aérea en sus misiones. Así, hasta que la Primera Guerra de Gaza se vuelva total, somos testigos de la continuación del proceso de escalada.


No hay política


La acción de la unidad "Egoz", con la ayuda de la Fuerza Aérea y otras unidades terrestres, que sacudió esta semana el terreno y mató a 17 palestinos, entre ellos el hijo de Mahmud A-Zahar, fue dirigida contra las zonas en el norte de la Franja de Gaza, desde donde eran lanzadas bombas de mortero.


Se trató de una de una serie de acciones cuya meta, ate todo, es cobrar un precio a la parte palestina por los disparos contra territorio israelí o, en otras palabras: matar cuantos más terroristas mejor. Es difícil entender por qué, a pesar del alto número de muertos en el lado palestino, Tzahal no emitió una orden que prohíba, al menos por un día, los trabajos agrícolas aledaños a la cerca de seguridad.


En Tzahal se rompían la cabeza sobre cómo parar la bola de nieve. El comandante del ejército, Gaby Ashkenazi, dijo: "Si hace falta, ampliaremos la actividad en Gaza". Es una insinuación transparente de los planes de Tzahal de un amplio operativo terrestre en la Franja de Gaza, que contradice los dichos de Ehud Olmert, según los cuales "mucho recomiendo no complicarnos en acciones y en precios que no guardan ninguna proporción con las limitaciones con las que nos enfrentamos". A la luz de la brecha entre las visiones, por lo menos según estos dichos, surge la pregunta de cuál es la política israelí. La respuesta, lamentablemente, es que no hay política. Mientras tanto, rodamos de operativo en operativo, y rezamos por que el número de víctimas en la retaguardia civil sea "soportable".