Michael Rogers: de profesión futurólogo


Michael Rogers ostenta el cargo de "futurista residente"del New York Times, puesto desde el cual observa las tendencias de la innovación tecnológica y busca anticipar cambios culturales a fin de adaptar el diario a los nuevos escenarios del mercado de la información."La convergencia de las comunicaciones -dice- será el próximo gran paso"


NUEVA YORK.- El nombre oficial de su cargo, hay que reconocerlo, es muy llamativo. "Futurista residente de The New York Times ". Gran título. Y lo que hace su portador, Michael Rogers, lo honra: piensa de acá a cinco años, para adaptar al que es, para muchos, el mejor diario del planeta a los cambios tecnológicos y culturales que puedan avecinarse.

Dos celulares, laptops, relaciones con Microsoft y Google, viajes periódicos a Japón y China son parte de su menú laboral. Pero Rogers prefiere definirse como un "futurista práctico", alguien que se dedica a hacer una "investigación de mercado sobre el futuro". En otras palabras, "plantear la forma que tendrá el mercado en 2012. No creo que podamos avizorar más allá, pero intento pintar un cuadro de cómo será la tecnología y lo que puede esperar la audiencia, en particular la joven".

En las alturas de su oficina en el nuevo edificio del Times , en el corazón de Manhattan, Rogers deja claro que tampoco es un ilusionista. Insiste en lo "práctico" de su trabajo, cuando no lo estrictamente monetario.

"También pienso en cómo podría ser el modelo de negocios dentro de un lustro. O déjeme plantearlo de otro modo, cuando se habla del futuro, la mayoría piensa en ´predicciones . Algo de eso es cierto. Pero otras de mis ideas buscan más forzar a la gente a que piense sobre cómo podrían cambiar las cosas en el futuro. Por eso al principio no me agradaba mi título, pero ahora veo que es bueno. Cuando voy a una reunión en el Times , para el resto no hay duda de que hablaremos sobre el futuro y los libera. Ya no tienen que pensar en cómo hacer dinero con algo, eso viene después y es muy importante, pero primero deben soltarse y hablar".

-¿Y cómo se traduce su trabajo en la vida diaria del Times ?

-Para empezar, pienso que la edición papel y online de los diarios coexistirán durante un largo tiempo. Hay quienes piensan que la online reemplazará a la de papel, pero no creo que sea cierto. El papel es un medio de comunicación único. Tiene un formato grande, no requiere electricidad, es de alta resolución, a color y descartable, características algunas que jamás tendrán sus rivales electrónicos. Si alguien anunciara hoy que tiene un nuevo medio de comunicación y describiera esas características, todos dirían que es maravilloso y útil. Eso sí: ya no lo es para muchos de los fines que los diarios tienen ahora. Tenemos que redefinir lo que hacen hoy los periódicos. Movernos más hacia el análisis, los features , y fotos y gráficos más grandes que no funcionan tan bien en los nuevos medios. Tenga en cuenta que vamos hacia pantallas cada vez más pequeñas, a teléfonos que permiten leer las noticias. Acá estamos tratando de desentrañar cómo tener un buen despliegue en esas pantallas diminutas, pero nunca tendrá la calidad y el despliegue gráfico de la edición papel.

-¿Acaso un activo -sino el más relevante- de los diarios es plasmar el eslogan del propio Times : publicar "todas las noticias que merecen ser publicadas"?

-Sí, exacto. El lunes, por ejemplo, sería el repaso de las noticias del fin de semana para quien se desconectó durante esos días. Esa es una función importante. Y también hay otras impensadas. Por ejemplo, en Japón se lanzaron unas marcas o puntos agrupados que uno puede fotografiar con el teléfono celular, lo que envía una señal que abre una página específica de Internet en el teléfono en la que aparecen datos específicos. Lo tiene una hamburguesa de McDonald s y aparecen los datos nutricionales; también algunos edificios, y permite recibir los datos de los departamentos en alquiler. En suma, una cámara en el celular permite conectar el mundo real con el mundo de Internet. Así que ahora estamos experimentando con esos pequeños códigos en la tapa del Times para que, si se le saca una foto a una nota, ello permita ver en el celular un video del redactor de esa historia contando algo más. Imagine las posibilidades.

-¿Cree que los diarios, con el lanzamiento de plataformas de videos y audios, competirán por la torta publicitaria de la televisión?

-Sí, y creo también que los canales de televisión comenzarán a crear más textos porque saben que en Internet la gente busca videos, pero también textos para leer. Así que mi respuesta es sí: cuando se sube a Internet, aumenta la competencia por la publicidad. Un dato en este sentido: el Times crea más videos cada día, de 3 o 4 minutos de duración cada uno, y creemos que en algún momento saldrán de las laptops y llegarán al living de nuestras casas, a las pantallas de televisión, y ahí sí que competiremos a fondo con la televisión. Quizá un menú de productos de 30 minutos entre los cuales se pueda elegir: sobre deportes, moda.

-¿Cree que América latina o Africa se quedarán atrás en esta movida tecnológica? Y en ese caso, ¿qué ocurrirá con los medios de esos países en relación a los de países más desarrollados?

-Dependerá en parte de la fortaleza económica de cada país, de cada medio en particular y de si hay una clase media que abrace las nuevas tecnologías. Pero por lo que he visto en el mundo en desarrollo, como en Europa del Este, cuando comenzaron a instalar Internet de alta velocidad, instalaron directamente la wireless , saltándose la etapa intermedia por cable, con lo que están en una posición en la que Estados Unidos no estará por completo hasta dentro de cinco años. Así que también hay un efecto de "salto de rana" en este campo. Mire China o Hong Kong, donde no hay muchas tarjetas de crédito, pero se están moviendo directo al uso de los teléfonos celulares como tarjetas de crédito. Está pasando en China, pero no será posible en Estados Unidos hasta 2010.

-¿Qué piensa sobre el debate que rodea a Internet? Hay académicos que creen que tanta información (y desinformación) termina atontando, rebajando el debate de las ideas a un nivel muy primitivo?

-No sé si nos está estupidizando. Pienso que atravesamos un período en el que es más difícil saber qué es verdad y qué no lo es. Un período en que cuestionamos las fuentes de información. Desde el año 2000 se observa un declive en la confianza pública en las instituciones, gobiernos, grandes empresas, periódicos Pasamos por un período en que la gente busca a alguien en quien confiar y muchos optan por confiar en los más cercanos, un amigo o un vecino, porque "el gran medio de comunicación no puede decirnos la verdad". Así que optan por formas alternativas para informarse y en eso entró el blog, que encarna un millón de nuevas formas de información, y ahora estamos con el público en medio de su lucha por determinar a quién debe creerle y a quién no. Hay mucho ruido allí afuera, lo que hace que sea más difícil que nos escuchen. Creo que nosotros, los periodistas, debemos promovernos más, explicar por qué somos buenos. Asumimos que la gente piensa que lo somos, cuando todos los demás cuerpos profesionales tienen estrategias de marketing. ¡Hasta cada fruta que sale de California la tiene! ¡Te explican por qué tenés que comer damasco! Los periodistas, por el contrario, hasta nos criticamos más en público que otras profesiones. Y necesitamos alfabetizar a la gente sobre los medios, asegurarnos de que comprenda la diferencia entre un website que financia una farmacéutica y la sección Salud del Times .

-Eso me lleva al comentario suyo más llamativo que encontré. "En 2020, la lectura será un lujo, no una necesidad". ¿Puede explicarse?

-(Carcajadas). Intentaba hacer pensar a la gente y redacté un editorial de fantasía que publicaría un diario en 2020 sobre la realidad en ese momento, es decir, dentro de 20 años. No es lo que yo pienso o con lo que esté de acuerdo, sino lo que puede ocurrir en dos décadas si continúa un hecho que hoy es una realidad: el 31 por ciento de los estudiantes universitarios no comprende el libro que lee. Observo una caída en el nivel de lectura y no creo que sea porque la gente sea más estúpida, sino que leer es más arduo que otras formas de obtener información, como el audio y el video, en el momento que desees. Esa es la otra clave de Internet hoy en día: los textos breves funcionan mejor. Los e-mails son cortos, los mensajes de texto son aún más breves. Creo que estamos ante una movida hacia textos cada vez más cortos y eso sería una pérdida.

-¿Cómo pueden integrarse las redacciones online y tradicional, que por lo general rivalizan o, por lo menos, no son muy amigas?

-Primero hay que recordar cuánto ha cambiado desde que comenzó todo esto. Al principio, los diarios esperaban a que su edición papel estuviera en la calle para subirla a su website . Ahora casi ninguno hace eso. Quedó bastante claro que si tienes una historia, la subes de inmediato a Internet. Aún hay una edición impresa, que en el caso del Times se sube cerca de las 23, que incluye toda la edición gráfica, pero la coordinación entre online y la edición tradicional lleva a que se actualicen las notas. ¿Podemos lograr, por ejemplo, que nuestro corresponsal en Paquistán la actualice para las 2 de la mañana? Eso es parte de la negociación entre los editores de online y gráfica: cómo dividir el tiempo de los redactores. Así es como, si se trata de Paquistán, un redactor que sabe mucho sobre ese país, trabajará durante el día, pero no para la edición papel, sino para subir otra nota a Internet durante la tarde. Lo mismo ocurre con el Departamento de Gráfica. Los diseñadores de la edición online se sientan con los de la gráfica para armar productos interactivos que pueden usarse en el website y publicarse, simplificados, en la edición papel.

-Usted dice que piensa de acá a 5 años. ¿Qué pasó con sus ideas y proyecciones de hace cinco años? ¿Acertó? ¿O más o menos?

-(Ríe). Creo que lo más me sorprendió fueron las redes sociales en Internet ( MySpace y otros similares). Fue algo que no esperaba, aunque siempre he notado que Internet es un medio de comunicarse tanto como un mecanismo para la difusión de contenidos. Creo que la búsqueda de publicidad, el modelo de negocios de Google, fue algo que nadie avizoró que se venía, pero que, en cuanto ocurrió, resultó obvio que tenía sentido. Y también la velocidad con que se desarrolló el Internet móvil. En 2000 teníamos tecnologías y celulares muy primitivos. Pero hablando en términos más generales, estuve en lo cierto al denominar esta década como la "década de la aceleración" porque tenemos dos líneas de desarrollo integrándose: la del mundo de Internet, que nació a fines de los años 60, y la del mundo de las computadoras personales. Y creo que el próximo elemento que habrá que sumar a la ecuación son los medios tradicionales de comunicación, como los teléfonos y las videoconferencias. El sistema de telefonía se ha mantenido más o menos alejado del mundo de las computadoras y de Internet. Esto comenzó a cambiar y creo que con la convergencia de las comunicaciones no habrá diferencias entre enviar un e-mail y hablar por teléfono. Esa convergencia será el próximo gran paso que veremos.

Por Hugo Alconada Mon