Italia: nuevas perspectivas para el “carbón limpio”

La cuestión energética constituye un importante problema para el sistema productivo italiano. En los últimos años, la polémica a cerca de la utilización del “carbón limpio” se ha hecho mucho más intensa. El “carbón limpio” se obtiene a través de una nueva forma de purificación de los combustibles y promete importantes ventajas (aunque también desventajas) para productores y consumidores.


La cuestión de la energía constituye desde siempre una espina clavada en el sistema productivo italiano, pues, al margen de las dinámicas vinculadas al uso de la energía nuclear, el aprovechamiento de los recursos ha condicionado siempre la política del país. Actualmente la producción energética italiana se compone de una mezcla de aceite y gas (cerca del 60%), fuentes renovables (15'2%, comprendido el sector hidroeléctrico), derivados del petróleo (14%) y carbón, cuya producción representa el 11% de las necesidades energéticas del país, con niveles que oscilan entre el 10% y el 25%. En cualquier caso, sobresalen claramente dos factores: en primer lugar, la dependencia respecto a las fuentes de aprovisionamento externas, sobre todo del gas natural, lo que tiene claras repercusiones tanto a nivel económico como geopolítico; en segundo lugar, la enorme incidencia de los hidrocarburos en todo el cuadro energético del país. Todo este panorama, que separa claramente a Italia del resto de los países europeos, se remonta a las políticas adoptadas durante los años 70 y 80, consecuencia, primero, de la crisis petrolífera de 1973 y, segundo, del referéndum sobre la cuestión nuclear de 1987. Estos acontecimientos determinaron un desplazamiento cada vez más marcado hacia el uso del metano y de los gases naturales, relegando a un segundo plano la utilización del carbón y eliminando completamente el suministro proporcionado por las centrales atómicas.
Carbón limpio: el caso italiano

Desde hace algunos años ha comenzado a abrirse paso una alternativa consistente en el aprovechamiento del carbón limpio. De forma general, se trata de una técnica que consiste en la “purificación” de los fósiles de los elementos químicos con el fin de obtener un material más homogéneo que pueda ser tratado posteriormente, a lo largo de sus sucesivos estadios de elaboración. Aunque la comunidad científica no se pone de acuerdo a la hora de valorar dicho proceso, desde el punto de vista económico el carbón parece contar con un respaldo general. Al menos eso es lo que ha quedado plasmado en el informe sobre Perspectivas Energéticas Mundiales (World Energy Outlook) presentado el pasado mes de noviembre en un Congreso celebrado en Roma, en el que se ha establecido como objetivo primordial llamar la atención de los países sobre la situación energética mundial. Es en este encuentro en el que Italia ha pasado oficialmente a formar parte de la Asociación Global de Energía Nuclear, iniciativa ideada por Washington para el desarrollo de avanzadas tecnologías nucleares de cuarta generación. Se trata de un acuerdo bilateral en materia de investigación y desarrollo que, en palabras de Bersani, Ministro de Desarrollo Económico, “implicará un intercambio recíproco de información sobre tecnologías energéticas del sector, especialmente sobre el uso de carbón limpio y energía nuclear, además de hidrógeno y bioenergía”. El énfasis en este caso recae sobre el carbón limpio más que sobre la energía nuclear, ya que se espera poder fomentar nuevos desarrollos, hasta el momento confinados exclusivamente al mundo de la investigación. Al margen del Congreso, Bersani afirmó que Italia necesita mayores niveles de carbón y que un incremento del 11 al 38% de la producción podría satisfacer las necesidades del país y disminuir la dependencia de los suministros externos.

El ingreso de Italia en la Asociación Global de Energía Nuclear, de la que forman parte también Rusia, China, Francia y Japón, refleja, por lo tanto, una tendencia general de revalorización de la combustión fósil, una revalorización mencionada también por George W. Bush en su último discurso ante el Congreso americano. A pesar de que el mínimo común denominador de la GNEP esté representado por la energía atómica, el carbón limpio es señalado por la misma organización como una fuente fundamental para las futuras estrategias energéticas. Como confirmación de esta tendencia pueden señalarse los dos siguientes factores. En primer lugar, durante el 2007 las estimaciones señalaban un incremento de la producción mundial de carbón de un 7%, con un total de aproximadamente 6.000 millones de toneladas producidas; dicho resultado ha sido corroborado por la relativa estabilidad de los precios, que han registrado en los últimos años variaciones mínimas, originadas casi exclusivamente por causas exógenas (aumento de los costes de transporte). Si se compara con las oscilaciones y con las incertidumbres del petróleo y del gas natural, esta tendencia no puede más que inclinar la balanza a favor del carbón. En segundo lugar, síntoma de esta evolución es el anuncio del Presidente Ruso Vladimir Putin del desarrollo de un plan de conversión de 16 centrales de gas en centrales productoras de carbón, que deberían conseguir, para el 2015, un incremento de la producción de energía fósil del actual 15% a un 35%, lo cual permitiría dirigir el superávit de gas hacia los mercados exteriores más rentables. Dicha lógica se encuentra vinculada más a la esfera económica que a la ecológica, y, por lo tanto, pone de relieve la existencia de motivaciones más profundas para apoyar la explotación del carbón limpio.
Los protagonistas del carbón limpio en Italia

¿Cuáles son, por lo tanto, en Italia, los principales protagonistas implicados a nivel económico en el sector del carbón limpio? Se puede hablar de una pluralidad de sujetos, con modalidades de participación y gestión diferentes. En primera linea se encuentra Enel, cuyo papel es de fundamental importancia, tal y como se verá con profundidad a continuación. Además, en materia de gestión y búsqueda, destacan por su activo esfuerzo algunos entes y sujetos con participación estatal como Enea (Ente para las Nuevas Tecnologías, la Energía y el Ambiente), Sogin (Sociedad de Gestión de Plantas Nucleares) y Cesi Ricerca. Tales sociedades han desarrollado y desarrollan todavía un rol fundamental en el estudio y promoción de la explotación del carbón limpio en Italia, a través de una actividad de lobby sobre la que algunas áreas del panorama político italiano han expresado sus reservas. De hecho, estos sujetos han desarrollado un papel activo en la promoción de la Asociación Global de Energía Nuclear, ya desde las primeras negociaciones para la adhesión en noviembre de 2006.

A nivel privado la competición parece concernir casi exclusivamente a Enel y Finmeccanica; esta última, de hecho, opera en el sector de la energía a través de la sociedad participativa Anslado, que tanto en Italia como en el resto del mundo se ocupa de la construcción y la gestión de plantas de gas, carbón y nucleares. La empresa recientemente ha invertido aproximadamente 45 millones de dólares en la construcción de una nueva central en Rusia, en colaboración con el coloso Gazprom, y ha realizado una diversificación de su estrategia productiva con el fin de liberar recursos para el desarrollo del carbón limpio.

Enel todavía representa la realidad punta del sector, gracias a una mezcla de inversiones y conocimientos. De hecho, la empresa está realizando una radical y discutida reestructuración de las principales plantas de producción, situadas en Civitavecchia y Brindisi, con el objetivo de incrementar la utilización de carbón limpio y el porcentaje de energía producida con éste. En palabras del Consejero Delegado del grupo, Fulvio Conti, las modificaciones estructurales aplicadas deberían conducir en los próximos años a una reducción unitaria de los costes de entre el 20 y el 30%, igualando los costes energéticos a los niveles medios europeos. Esta reducción, según la propia empresa, podría liberar recursos y permitir así la inversión en fuentes renovables como la energía solar o eólica.

El incremento de la utilización de carbón, sobre todo en la central de Civitaecchia, cuenta con una fuerte oposición por parte de la población, las sociedades locales y las organizaciones ambientales. Precisamente hace pocos días, activistas de Greenpeace realizaron una protesta simbólica delante de la central nuclear de Torre Valdaliga Norte, subrayando la peligrosidad de la estructura y recordando los objetivos del Protocolo de Kyoto. Esta protesta fue apoyada por gran parte de los habitantes e instituciones de la zona y ha sido avivada a través de Internet, donde han surgido numerosos portales que se han manifestado en contra del uso del coque.

La situación es diferente en Cerdeña, donde el presidente de la región, Renato Soru, ha dado luz verde a la construcción de una nueva central de carbón limpio, que sustituirá a las anteriores plantas de gas. La estructura utilizará el material de las minas de Sulcis y empleará una nueva tecnología denominada CoHyGen. Este procedimiento permite la separación del hidrógeno presente en el carbón y su utilización con fines productivos, optimizando los recursos y garantizando una disminución de los costes. El proyecto ha sido desarrollado por Sotacarbo, sociedad líder en tecnologías de extracción, en colaboración con Enea y Ansaldo Ricerche, y podría ser utilizado en el futuro también en plantas situadas fuera de Cerdeña.
Conclusiones

No parece existir un consenso, a nivel científico y social, acerca del carbón limpio. Las inversiones y los esfuerzos de las grandes empresas, como Enel y Ansaldo reflejan la voluntad de conseguir este objetivo, con el fin de optimizar la producción de energía en Italia y obtener significativos incrementos en la facturación. De hecho, la dimensión económica del proceso puesto en marcha es tangible, e inevitablemente condicionará tanto las dinámicas del mercado energético italiano como las políticas gubernamentales sobre dicha materia. Por otro lado, la atención a la evolución del sector, así como el respeto al protocolo de Kyoto, indican un interés hacia un retorno neto al carbón, que presenta menores costes de producción y menores riesgos geopolíticos. El continuo aumento del precio del petróleo y las tensiones en Asia Central y en Europa del Este podrían jugar un papel fundamental en la política energética del país durante los próximos años.